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Amenazas de madre: “Prepárate”

Por Cartas A 1985 @AntonCruces

Amo a mi madre. Todas las semanas me acerco un par de veces a su casa y como con ella. Cada año se vuelve más ordenada, tanto que deja notas por toda la casa porque sabe que su hijo mayor es medio lelo:

Ejemplos de notas:

“Tonchi cierra bien la nevera”

“Antonciño tira de la cisterna y apunta bien”

“Hijo, estoy en el salón”.

Ese tipo de cosas de madre que todos conocemos. Deberíamos barrer a los políticos durante una temporada y poner a un ejército de madres al frente de la nación, seguro que otro gallo nos cantaría. A lo mejor se iba al carallo igual, pero iba a estar todo perfectamente ordenado y limpio.

Las estoy viendo, observando el mapa de España caña en mano, ceño fruncido y comentando entre ellas:

─Uy Mari…¿No crees que Asturias no queda bien ahí? Y si la movemos un poco a la derecha…

─¡Ay Tesy! ¡Estaba pensando lo mismo! Y de paso pon Sevilla al lado de Lugo y céntrame bien Madrid que no este bien del todo…

Siempre igual.

Y después están las venadas de madre. Esos cabreos que surgen de la nada y le pillan a uno con la guardia bajada. Pongamos un ejemplo:

Esta misma semana me acerque hasta su casa para hacer algo que me encanta: merendar, una costumbre que se pierde con la edad y que es muy nuestra.

¿A dónde vas? A merendar.

¿Qué haces? Estoy merendando.

Un verbo simpático lo mire usted por dónde lo mire.

Yo respeto mi dieta escrupulosamente y ahora tan solo meriendo un par de veces cada tarde. Subo a casa de mi madre, le doy un beso, me preparo un sabroso colacao y me meriendo un par de magdalenas mientras escucho las frases de madre de la semana…

─Antón tienes que ir a ver “8 apellidos vascos”

─Claro mamá, ahora voy. Acabo y voy.

─Te ríes más que con un película de Cantinflas.

Paro de masticar. Su crítica me llama la atención: ”Te ríes más que con una película de Cantinflas”. Manda cojones, pues ya es reírse, qué fiesta. Ahora sí que me ha convencido. Es un Fotogramas andante.

ocho apellidos vascos

Entonces sucede. Mi madre vuelve de la cocina más cabreada que el fantasma del metro de Ghost.

─!Oye deja recogido todo lo de la cocina ¿eh?! (Amenaza velada)

─Que sí madre, ahora acabo y ya voy…

─ Como no lo recojas…¡PREPÁRATE! (Amenaza directa)

PRÉPARATE

Ojo. Esto es una amenaza en toda regla. La miro con la boca abierta y el colacao me resbala por la comisura de los labios por la sorpresa. En sus ojos puedo ver la mítica mirada de castigo, rollo Motorista Fantasma. No salgo de mi asombro. PREPÁRATE.

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Vamos a ver…¿Que me prepare para qué exactamente?

¿Para el frío? ¿Para la vida? ¿Que aprenda alemán? ¿O me preparo así, en general, y me pongo unas rodilleras, coderas y casco? No lo pillo. El colacao sigue goteando en el vaso, la magdalena a medio comer en la mano y nos aguantamos la mirada como dos pújiles antes de que suene la campana.

Cuando una madre suelta PRÉPARATE uno no sabe bien a que atenerse. A ver, entendedme bien…con cinco o siete años sí que sabes que ese PREPÁRATE acarrea una buena hostia maternal a plazo fijo, pero a mis 37 años…me cuesta más leer entre líneas.

 

Ahora bien…¿Dónde reside el poder del PREPÁRATE? Pues precisamente en esa amenaza indefinida, no sabes qué puedes esperar al otro lado y por muchos años que pasen, no quieres descubrirlo…un buen PREPÁRATE es lo suficientemente potente como para que nos lo pensemos dos veces…

Evidentemente recogí todo sin rechistar, bueno puede que un poco, pero forma parte del circo. Y que dure.

Pronto hablaremos de otra gran frase de madre: “Tu verás”.

¡Salud hermanos!

 


Amenazas de madre: “Prepárate”

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