9 Como el Padre me ama a mí, así los amo yo a ustedes. Permanezcan en mi amor. 10 Pero sólo permanecerán en mi amor, si ponen en práctica mis mandamientos, lo mismo que yo he puesto en práctica los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho todo esto para que participen de mi alegría, y su alegría sea completa. 12 Mi mandamiento es éste: Amense los unos a los otros, como yo los he amado.
Había una vez una familia joven que tenía dos pequeñitos un niño y una niña, era el día de los enamorados y el hombre de la casa al salir de trabajar se desvió para comprarle un obsequio a su querida esposa, llega el hombre a la casa con un regalo enorme. Todos en la casa muy contentos y ansiosos por ver lo que había en aquella caja. Gran sorpresa y asombro se sintió al ver que el regalo era un grandísimo televisor de esos plasma. -Y como has podido comprar este televisor- le pregunta la Señora y el hombre le dice -Pues la iremos pagando poco a poco, porque la compre a crédito-. En fin, colocan el aparato sostenido por una base muy pequeñita sobre una mesa en sala. Al siguiente día los niños al llegar del colegio encendieron el televisor y pusieron en seguida el canal de música bailaban, saltaban y se giraban, en eso los ve la mamá y preocupada les dice -No salten cerca del televisor porque lo pueden tumbar, tengan mucho cuidado porque no saben todo lo que le va a costar a su Papá pagarlo-, y bueno el niño atendiendo al mandato de su madre se queda quietecito, mientras que la niña continuaba bailando, cantando y dando vueltas, vueltas hasta que golpea el televisor con el brazo y el aparato se cae con gran fuerza rompiendose todo. La Señora preparaba la comida y al oír tremendo estruendo se deja venir corriendo, imagínate la música de la película de tiburón "chan, chan, chan, chan" por un momento entro en shoc al ver el televisor en el suelo hecho trizas, con calma agarra a la niña, se quita la chancla, la levanta cuando de pronto se oye una voz que dice: -Mami fui Yo- la Señora -¿Qué? muy bien, te encierras en tu cuarto y no salgas hoy no cenaras de la comida que he preparado a tu Padre-. Llega el Papá recibe la endeudable noticia, pero este a su vez tranquiliza a su esposa diciéndole que su jefe le ha entregado un bono de 20,000 pesos por productividad. Y ya tranquilizados todos se sientan a cenar, limpian se van a dormir, cuando de pronto en la noche la niña se levanta y se mete al cuarto de su hermanito que todavía estaba despierto y le dice -Vine a darte las gracias por evitar que mamá me pegara- y le da un beso mientras que el le responde -Quedo algo de cenar- -No, mamá le dio las sobras al perro- dijo la niña. Ellos seguían conversando mientras que detrás de la puerta estaba pegada la Mamá que vió entrar a la niña al cuarto de su hermanito, ella estaba escuchando la conversación, y te dice a ti -Creíste que no me dí cuenta que fue ella. Yo vi que fue ella pero no hice nada, porque prefiero que en mi casa haya amor en vez de justicia-.
Cuando permanecemos en el amor de Dios, alcanzamos la felicidad, que no es fácil, claro que cuesta, pero para ello es fundamental mantener una actitud positiva, generosa y honesta en la casa, con los amigos, en el trabajo, hacia los demás. Hay que creer en el poder de la benevolencia más que en la agresividad, en la cooperación más que en la competitividad, amarnos los unos a los otros como Jesús nos ha amado.
Autor: Daniel Espinoza
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