Las antologías están de moda en televisión. Los asesinatos, también. Y las violaciones, que nunca falte una violación. Todos estos elementos los contiene American Crime, la nueva serie con la que la cadena ABC (que en España emite Movistar Series, a cuyo preestreno acudimos esta semana) pretende ganarse el corazón de los críticos y de los espectadores. Creada por John Ridley, ganador del Oscar al Mejor Guión Adaptado por 12 años de esclavitud, mantiene algunos de los temas favoritos del autor, como el del racismo, tema siempre candente en la sociedad estadounidense.
La historia sigue la investigación y posterior juicio por el asesinato de un hombre blanco, a través de la perspectiva de sus padres y de los sospechosos. La mujer de la víctima también ha sido atacada y violada, quedando en estado comatoso. Los bajos fondos de Modesto, California, son el escenario en el que se desarrolla esta historia de asesinato, tráfico de drogas y dramas familiares en la que los conflictos raciales parecen jugar un papel determinante. La pregunta es, ¿no hemos visto esto antes?
Pocos pilotos de televisión parecen tan poco interesados en dejar a sus espectadores con ganas de ver un segundo capítulo. Ni hay grandes giros de trama, ni cliffhangers, ni elementos distintivos que hagan destacar a American Crime por encima de otras series del mismo género, como tampoco hay personajes memorables cuya personalidad haga al espectador interesarse realmente por sus peripecias. Se trata de un producto plano y carente de vida propia, que no excita ni atrapa.
La serie juega sus cartas, legítimamente, sobre su discurso social, desde la perspectiva del sujeto y el objeto de los prejuicios. Se agradece que el personaje de la madre, pese a sus claros prejuicios hacia todo lo que no sea la “América blanca”, especialmente los latinos, posea un trasfondo que evite caer en maniqueísmos varios, centrando el relato más en las dinámicas de interacción entre personas de distinta raza que en la moralina pura y dura. Si Ridley es capaz de construir un relato que se aleje de los lugares comunes y profundice en la temática de una forma seria y adulta, puede que ese sea el único motivo para ver esta serie.
El desigual reparto tampoco consigue destacar por encima de otras series de éxito, capitaneado por una Felicity Huffman siempre a la altura de cualquier reto. En este primer capítulo, no hay quien se le ponga por delante a esta actriz gracias a la humanidad que imprime a su personaje. Por su parte, Timothy Hutton oscila entre un estado inexpresivo y otro desatado, sin llegar a acertar nunca con la emoción que quiere transmitir. Entre los secundarios, sólo brilla Benito Martínez, recientemente visto en House of Cards, muy natural y creíble en todas sus escenas.
Por último, si hubiera que desterrar a lo más profundo del infierno algún elemento de esta serie, sería su absurdo montaje, siempre presto a añadir cortes sin variar la posición de la cámara para añadir tensión de manera artificial a escenas que carecen de ella, debido a su poco lúcido guion. American Crime se ha ganado el aplauso de la crítica americana, y ya veremos si el del público. Por mi parte, sólo me queda advertir a los incautos: aquí no hay nada que ver. Disuélvanse.
‘
WRITTEN BY
Hernán Vallés