El mismo día que publiqué el último post sobre los peligros del amianto o asbesto, Amianto: la parálisis por el análisis en la retirada de dicho tóxico, conocimos la muerte de un trabajador vasco destacado en la denuncia de esta “epidemia silenciosa”. La incidencia del mesotelioma maligno, una de las enfermedades más graves que provoca la contaminación por amianto está aumentando. Así lo refleja un estudio reciente hecho en el Reino Unido titulado Malignant Mesothelioma, Hypoalbuminaemia and the Effect of Carboplatin/Pemetrexed on Survival.
Como me dice mi interlocutor en este tema de salud ambiental, Francisco Báez Baquet: “Cuando veas las barbas de tu vecino pelar…”. El amianto ha ido abandonándose como producto de consumo aunque quedan incontables toneladas del mismo en numerosos servicios y objetos cotidianos. Y, sin embargo tantas veces se ha repetido en sede judicial que el mesotelioma no ha sido relacionado con la exposición al amianto. La razón que se esgrime es que aquí en España no fue conocida esa etiología hasta los años 70 del siglo pasado.
Pero aunque ciertos jueces españoles se empeñen en afirmarlo, ese supuesto desconocimiento no ha tenido esa cronología, tan acomodaticia para los intereses de las empresas demandadas. Así lo documenta hasta la casi extenuación Báez en un libro próximo a publicarse que ha escrito.
En el afirma que
alguna responsabilidad subsidiaria habría que asignarle al Estado, por un retraso de más de una década, en la asunción de una etiología, que el consenso científico generalizado ya identificó en 1960.
Ya en septiembre 16-21 del año 1963, W. D. Buchanan presentaba una ponencia en Madrid, en el XIV Congreso Internacional de Salud Ocupacional, en la que su autor, además de presentar datos de afectación en una cohorte de 555 trabajadores británicos, fallecidos entre los años 1947 y 1954, referidos tanto a la asbestosis como al cáncer bronquial, confirmados por necropsia, también aludió a la incidencia de mesoteliomas y de cánceres de ovario“.
Desde 1960 hasta 1971, se han publicado en todo el mundo, como mínimo, del orden de unos 110 artículos científicos y diversos libros sobre la relación entre mesotelioma y asbesto, según se desprende de la pertinente consulta a la base de datos PubMed. La Conferencia Internacional de Nueva York, del año 1964, que supuso el definitivo consenso mundial sobre el hallazgo etiológico
Si todo esto es así, ¿por qué se hacen afirmaciones como las antedichas, en no pocas sentencias españolas del amianto? La clave explicativa nos la suministra el magistrado de la Sala de lo Social, del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, don Rafael López Parada, cuando, en su intervención en un curso titulado Impactos del amianto en la salud y el medio ambiente, manifiesta lo siguiente:
En el contexto español hay un problema social de base. Los intereses económicos priman, hasta que la situación es insostenible”.
Los juicios pese a quien le pese no paran de celebrarse. El próximo en Valladolid por el estado de abandono de la antigua fábrica de Uralita. Ya véis, 53 años después de que se relacionase el amianto con inmunerables enfermedades graves (muchas con resultado mortal) el tema sigue candente y el pico de daños aún no se ha alcanzado. Qué importante es el enfoque ecológico de toda actividad humana.