A finales de mayo el suplemento de El Mundo La Otra Crónica, que ofrece información así, ligerita, de cotillear y eso, publicó una información titulada La fortuna profesional de las amigas de la Reina Letizia, que leí con gran interés y que me llevó a pensar con qué facilidad juzgamos el éxito o el fracaso de los demás, sin saber ni de lejos lo que les habrá costado.
Ese texto está firmado por una mujer, no sé si periodista, de la que admito que no tengo ninguna referencia y, por tanto, no puedo decir que ni bien ni mal. Lo que sí puedo es opinar sobre una información que se publica en un periódico con muchos lectores y que además de desprender resentimiento y ser tendenciosa, me parece muy machista.
Como podrán intuir por el título, el texto trata sobre la exitosa carrera profesional de algunas periodistas que son amigas de Letizia, mujeres con años de trabajo y formación en sus currículum que vemos resumidos en tres palabras: fortuna, amiga, reina.
La autora se pasa por el forro de la falda los 25 años de trabajo en la televisión pública de María Oña y sus corresponsalías en varios países de todo el mundo para deslizar que su nombramiento el año pasado como directora de Comunicación de una fundación del BBVA tiene que ver con la amistad que mantiene con la reina.
Así lo afirma también de otras compañeras, al señalar que “el caso de María Oña no es una excepción, ya que son varias las integrantes del círculo íntimo de Letizia, periodistas y amigas de su etapa televisiva, que a raíz de su salto a consorte de Don Felipe, han acabado accediendo a puestos de responsabilidad en el mundo empresarial, político o de la comunicación”.
Resulta indignante, vergonzoso leer estas palabras que menosprecian de tal manera el trabajo de mujeres profesionales a las que les habrá costado lo suyo llegar a ocupar los puestos de responsabilidad en los que hoy trabajan. En su resentido saco mete la firmante a Sonsoles Ónega, periodista parlamentaria de los informativos de Tele5, Cristina Palacios premiada por el Instituto para la Excelencia Profesional. Inmaculada Nácher, consultora política, o Ana Prieto, también consultora. Todas ellas tienen una larga trayectoria laboral pero lo que importa aquí es que son amigas de tal o que le guardaron un secreto a cual.
No dudo que la autora del texto escriba algún día, si no lo ha hecho ya, sobre las dificultades que tienen las mujeres para acceder a puestos de responsabilidad, el techo de cristal y todo eso que te hace parecer justa y reivindicativa porque visto el patrón, ya me puedo imaginar el traje.
Anuncios