Revista En Femenino

Amigas...hadas

Por Clau707

Para Ángela, que hace honor a su nombreY a Adela, Fran, Ibone, Susana, Candy, María, Eva María, María Dolores, Estela, Cósima, mis amigas las ocho grandesy todas aquellas hadas que me cuidanCuando creé Entre Mamás, lo hice porque después del nacimiento de Piojilla me sentí abandonada. No hubo hadas detrás de mí. Sólo yo y la soledad del que está rodeado de gente que no te comprende. Un parto al uso, una lactancia difícil, un puerperio triste. Pensaba, sentía, que un sitio como éste era necesario. Y fui dándole forma muy lentamente... ni en el más remoto sueño imaginaba entonces que algún día se haría de verdad.  No podía imaginar que aquel nacimiento serviría para descubrir gente maravillosa, que marcaría mi vida y mi historia. 
Y ahora otro bebé. Y ya no estoy sola.
Durante estos meses de embarazo vertiginoso, en el que casi no he tenido tiempo de pensar en el cambio que va a suponer un nuevo bebé en la familia, he estado rodeada de hadas revoleteando. Hadas que se han ocupado de "surtirme" de todo aquello que podrá necesitar mi hijito, por lo que no he tenido que comprar ni un solo calcetín. Será un niño afortunado que se pondrá las ropitas que con amor otras madres eligieron y que con inmenso cariño y agradecimiento usará el mío. Cada detalle ha sido cubierto, por la una y por la otra. Tengo casi todo listo y prácticamente no he movido un dedo. Han sido mis hadas quienes, como en el cuento de la Cenicienta, han ido poniendo cada detalle en su lugar. 
Cada hada-amiga ha buscado entre sus tesoros para ofrecérmelos.... y me siento tan feliz de ello! Me las imagino buscando, doblando, acomodando cada cosita en una bolsa... recordando el momento en que fue usada por su pequeño; pensando en el mío. La emoción me desborda.  
En estos meses he recibido regalos preciosos y maravillosos que me han hecho sentir acompañada. No sólo en lo material, sino sus sabidurías... aquellas cosas que ellas saben hacer tan bien. Una llamada, un abrazo, una charla, un masaje, una visita, un vale "para parir como una reina", un hombro para llorar y una tarde de risas. En un momento de crisis económica como el que vive el país, y lo austero que se ve el futuro venir, se agradecen enormemente estos gestos de amor. Os tengo a cada una en el corazón. 
Lo sabéis: Ha sido un año duro. Perseguir mi sueño de Entre Mamás me ha hecho renunciar a cientos de cosas, una a una. He sacrificado a mi familia más de una vez para levantar cada detalle que me rodea y que le da vida a este espacio. He tenido momentos de bajón importantes y me he sentido impotente por no poder hacer más. Por no tener más horas en el día, por no tener más fuerza física... por no poder invertir más energía en todo esto y en cuidar a mi propia familia. Termino el año agotada.
Y además, el bebé. La llegada de un nuevo bebé fue difícil de asimilar al principio, pero tengo el convencimiento de que nada ocurre porque sí y que este hijito viene a enseñarme algo nuevo. Todavía no sé el parto que me espera... queda tan poquito ya y sigo en la incertidumbre, pero ayer, leyendo el de mi amiga Nuria -con quien comparto miedos y expectativas- sentí que seguramente aquello que suceda, será lo que tenga que suceder. Y también sé que nada le faltará; nada nos faltará: que estará -estaremos- rodeado (s) de otras madres y sus brazos amorosos. 
He recibido muchos regalos, os decía... pero escribo este post pensando en uno especial. Anoche, un hada rubia y con acento me dejó una caja sospechosa. "Una cesta de Navidad" me dijo. Para abrir antes del parto... Pedí permiso para abrirla cuando llegase a casa (imposible aguantar más tiempo la curiosidad) y no fue hasta pasada la media noche que pude ponerme a ello. 
Amigas...hadas
Me maravilló. Son muchas cositas, cada una envuelta y pensada con intensidad. Cada una con un valor especial, por lo que simbolizan y para lo que sirven. Nunca he recibido un regalo tan hermoso: Un "kit para parir" como yo quiero... como ella sabe que sueño a pesar de tenerlo tan lejos de mi alcance.Tener esta caja cerca, abrir cada cosita y entender su uso, oler la vela, encontrar el fuego, descubrir unas pinzas para el pelo e imaginarme con ellas... sonreír con los manjares que en otras circunstancias no me dejarían comer, un espejo para ver la vida que se abre paso, una pelota de parto.... minúsculos pañalitos para él y otros detalles necesarios para el gran día, me han hecho sentir que estaba todo listo. Y que saldrá como imagino... que no hay nada que temer. 
Desenvolviendo cada paquetito me sentí cerca de mi sueño. Lloré de emoción por lo poco que queda y porque mis miedos no son los típicos de mujer embarazada, pero no dejan de estar y de ser. Esta caja, llena de ilusiones, me hizo imaginarme poderosa, pariendo "como una reina" como dice Adela... sin lecciones de humildad, como me dice Ángela.
Como anuncian los de las tarjetas: Hay cosas que el dinero no puede comprar. Gracias de todo corazón por ofrecérmelas.

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