Revista Expatriados

Amistades volcánicas

Por Maletas@sinrumbo

Johann y Byarki se ponían colorados como un tomate cuando les dábamos dos besos a la española. Les daba corte. Su piel nívea reflejaba ipso facto cualquier vergüenza. Eran delicados. Sobre todo Johann. Cuando pringábamos pan en aceite de oliva le entraban arcadas. El único aceite con el que están familiarizados los islandeses es el del motor del coche, por eso.

Islandia es otro planeta. Me encantaría visitarla. Y entenderles mejor. Para ellos hoy comienza el verano. Y en éste sumardagurinn fyrsti o primer día de verano en Reykiavik están a menos de un grado. ¿Os imagináis a Marc Redondo dando la bienvenida al verano con esa temperatura?

Conocer las antípodas de nuestra meteorología tiene su aquel. Así que he anotado en mi lista mental de "cosas por hacer en la vida" una escapadita a la isla de Johann y Byarki. Quiero ver volcanes y glaciares. Y me han recomendado estos sitios:

Vík: Un pueblecito en la costa sur islandesa, con playas de arena negra y arrecifes de basalto. Según una leyenda, los arrecifes no son restos de un volcán, no, son Trolls petrificados por seguir despiertos después de la aurora...

Círculo dorado: Una zona de gran actividad geotermal cercana a Reykiavik. Si os alojáis en la capital islandesa osd podéis escapar fácilmente allí y visitar su Parque Nacional Pingvellir, el cráter volcánico Kerio, la cascada de Gullfoss, y por supuesto el géiser de Stokkur.

La península de Snafellsnes: Snafellsnes, en el fiordo de Borg, es una especie de Islandia en miniatura. En esta península se encuentra el volcán Snafellsjökull de 1446 metros de altitud. Es el símbolo de Islandia y en su cima hay un glaciar que inspiró a Julio Verne su novela Viaje al centro de la tierra. Quiero ir ya.

Laguna azul: Es estupenda para curar la psoriasis y otras enfermedades de la piel por su alto contenido en silicato y algas. La laguna azul está en medio de la nada, rodeada de montañas y campos de lava. Debe ser increíble meterse dentro en pleno invierno y disfrutar de un baño a 40 grados. Se trata de un lago artificial alimentado por la central geotérmica de Svartsengi. Los islandeses aprovechan el calor de su tierra para cultivar verduras, producir energía, y construir piscinas termales como la laguna azul.

Lago Mývath: El lago de las moscas enanas está rodeado de cráteres. Su paisaje lunar es de ciencia ficción, me recuerda a Lanzarote. En este vídeo de Mývath podéis verlo con vuestros propios ojos.


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