Revista Opinión
Este país chusco, de mantilla y pandereta, está llegando a unos extremos impensables. Con este gobierno pepero, el mismo que anunció que nos salvaría no hace tanto, en la campaña electoral, y que nos ha terminado de hundir, se están consiguiendo cuotas alarmantes de desvergüenza e ineficacia. No voy a repetir todo lo que ha destrozado esta tropa durante los seis meses que llevan, sería largo, penoso y ya conocido. Pero sí que les voy a contar, una de las últimas –seguro que cuando cuelgue este post, habrán cometido alguna otra pifia, van de récord mundial. ¿Recuerdan ustedes la amnistía fiscal que promulgaron? Una amnistía que tenemos presente, ahora más que nunca, cuando tenemos que hacer la Declaración de la Renta, y nos dan ganas de delinquir –si tuviera algo—, para que luego fuera perdonado y pagara menos. Pues bien, ahora están preparando una amnistía para las viviendas ilegales. O sea todas esas viviendas que se han construido sin permiso –decenas de miles de viviendas--, sobre todo en la costa mediterránea, y que hoy tienen incluso orden de demolición que no se cumple, no sólo no se derribarán sino que se legalizarán. ¡Olé! Aquí ha funcionado siempre lo del hecho consumado. Así es que en este país, los delincuentes de cuello blanco han sabido bien como hay que operar. Los constructores conchabados con políticos locales, sabían de sobre que una vez que colocaban el techo de la vivienda, nadie se atrevería a tirarla. Y así, miles de viviendas han conseguido estar en playas, en parques naturales, o en zonas de interés turístico de forma ilegal, tan campantes. En este país no se ha demolido prácticamente ninguna vivienda ilegal. En el mejor de los casos lo que ocurre es que se denuncia, y hasta puede llegar una orden judicial de derribo que nunca se lleva a cabo. O sea, ahora se trata de premiar a los constructores que se han forrado con viviendas ilegales. Al no ser capaces, o simplemente no querer, acometer el derribo, con esta nueva ley se les va a legalizar. Total, premiamos a todos aquellos que se han lucrado con la burbuja inmobiliaria, justo la razón de nuestros mayores desajustes, la que hace que la crisis en España haya sido más fuerte que en otros países. Pero no importa. ellos a lo suyo. Otra vez a beneficiar a los infractores. ¿En qué cabeza cabe que, en vez de mandar a la cárcel a los responsables, se les autorice la ilegalidad? Así, no es de extrañar que haya listillos que pretendan volver a la época del ladrillazo, sin importarles nada de lo demás. Ni medio ambiente, ni leyes promulgadas, ni leches. Ellos, a lo suyo, a llenarse el bolsillo. Y si no, fíjense como vuelven a atacar. Los casos de Valdevaqueros y Marinas de Aguamargas son sólo una muestra de lo que algunos quieren hacer. A sabiendas que la clave está en construir deprisa, antes de que les pillen, porque una vez terminada la promoción, nadie se atreve a tirar las vividendas. Lo más, lo más, te las legalizan. Así es que: ¡Adelante!, a enladrillar España. Salud y República