Ilustración Wes Hempel.-George Herbert-El Amor me saludó, bienvenido – pero mi alma retrocedió;era culpable, de polvo y pecado.Pero el Amor, de una vista aguda– observándome creciendo vago, de mi primera entrada –se avecinó a mí, y me preguntó si carecí alguna cosa.Y contesté: Un invitado, merecedor de estar aquí.El Amor dijo: Tú serás él.Yo, antipático e ingrato, hablé: Ah, querido, no puedo contemplarte.El Amor, sonriendo, agarró mi mano y respondió:¿Quién creó los ojos? Fui yo, claro.Verdad, mi Señor, pero los arruiné;pues deja mi vergüenza, que vaya donde merece.¿Y no sabes quién soportó la culpa? dice el Amor.Entonces, querido, yo cumpliré.Tienes que sentarte – ¡saborea la carne! dice el Amor.Y me senté – y comí.