He abierto un libro y me he sobresaltado en un eco metafórico, atmósfera surreal, inefable, amorfa, cuestionadora de racionalismos en su palabreo sonoro hipercrómico cotidiano y metafórico, ensueños cavilantes, tan familiar algún paciente, fantasía y locura confusa; mirándome y diciéndome:
A mourir debout
Il est dit qu’on gagne
Ce coin d’herbes folles
Où commemce la solitude
“muriendo de pie
Es seguro que ganaremos
Aquel paraje de hierbas locas
Donde empieza la soledad”
Antes del primer pájaro luchador
(…)
Naître à mourir pour le feu
Rire à feuilleter les êtres les morts et les autres les lions
Eteindre pour barrer
Si le paysage devient poule canon pied ou poil
“Nacer a morir para el fuego
Reir hasta hojear los seres los muertos y los otros los leones
Apagar para tachar
Si el paisaje se hace gallina cañón pie o pelo”
Primer ave de Rapiña
Nacer a morir por el fuego
Allende derramado aquende henchido de tormenta
Leído el acantilado hereditario
Retirado el animal
Que rasgueaba la risa
Mientes Rey sin huesos
Mano en marcha
Custodia en cama
Gota imitada en acoso
Estación como agrupada
Asiática
En franja arruinada
Amo de todos por tan poco
Señor de locos
Criado en sol edad del aire
Más que una silla menos que un asiento
Más que un hombre en cama menos que un hombre en ruinas
El corazón amado para en el árbol del unicornio
En el día rural el fruto
(...)
La reina coronada y rematada
Del narciso ardiente
luchando río abajo llanto y fuego
atónito en medio de este pueblo sin grandeza
como de ruinas coronado
cuando no de andrajos el humo
Crepúsculo de pensamiento
harapos el destino de sed
aparcado un mundo de fango
había que decidirse
si vivir es efecto del valor
o verse ahí débil abandono
si la realidad bifurca
donde-sudario que forra las aristas-
despunta
(...)
Techar lo plano
Nada ni la ausencia de color de herrumbre
luminosa en verano
alta mar azul en invierno
soñada a tientas en la noche semejante a fichas de amianto
a los polos de un abanico humeante
a las encrucijadas de una ciudad lacustre
sobre pilotes de cuerno
al tren que descarrila tarde en la noche en las marismas
al litoral bajo el alaud
(...)
Cabeza loca
Dióscuros talla dulce
Vaticinadores
De urna funeraria
Relapsos
En carne y hueso
Llamando ahí ¡ay! tan diurnos
La noche
Con escamas con garras
Con plumas
Por qué ese lenguaje
Prodigioso en altura
Ess puertas que golpean
en vacío
Oh ternura la melancolía
Vuelve grupas
ocupada en los cultivos
del primer alimento
De Amor a muerte. Cesar Moro
Traducción de Américo Ferrari.
Cesar Moro(1903-1956). Seudónimo de Alfredo Quíspez Asín, poeta y pintor peruano nacido en Lima. En 1925 viajó a París donde se adhirió al movimiento de André Breton, participando activamente en la publicación Surréalisme au Service de la Révolution. Su actitud vanguardista, tanto en el arte como en la literatura, lo convirtió en uno de los voceros más relevantes del surrealismo hispanoamericano. En 1936 edita clandestinamente unos boletines en defensa de la República Española los cuales son confiscados por la policía el año siguiente. Radicó en México donde vivió la etapa más productiva de su carrera. Con Emilio A. Westphalen editó la revista literaria El uso de la palabra. En 1944, se apartó públicamente del surrealismo ortodoxo y volvió a Lima en 1948, haciendo amistad con el francés André Coyné, quien se convirtió en su albacea, publicando sus obras después de la muerte del poeta ocurrida en 1956.
Entre sus libros se destacan «Le château de grisou» 1943, «Lettre d'amour» 1944, «Trafalgar Square» 1954, «Amour á mort» 1957, «La tortuga ecuestre» y «Los anteojos de azufre» en 1958. Fue un hombre apasionado, disconforme con los convencionalismos, su vida no estuvo libre de escándalos, siempre siguiendo su propia ética, la búsqueda de una verdad lejos de la que le presentaba el mundo que le rodeaba. César Moro mezcla, fusiona, desmitifica. Nos muestra la forma en la que se diluyen las antinomias y se reconoce a lo otro como una parte de lo mismo.