Uno de los casos más mediáticos ha sido el de Hachiko, un perro de raza Akita Inu que nació en 1923 en Odate, Japón. Al año de vida se traslada a la enorme ciudad de Tokio junto a Hidesamuro Ueno, un profesor de agricultura. Al igual que Fido, Hachiko esperaba a su compañero fielmente en la estación de trenes Shibuya de la ciudad de Tokio. Lamentablemente Ueno muere en 1925 y Hachiko queda abandonado en las calles, sin embargo, se mantuvo yendo 11 años a la estación de trenes a la misma hora de siempre. Al pasar unos años un estudiante de Ueno, que hacía un censo de Akitas, escribe una nota acerca del fiel perro de su maestro, y una de esas notas apareció en el periódico más importante de Tokio.Gracias a esto, Hachiko ganaría fama a nivel nacional y varias historias y poemas se escribirían alrededor de él. Sin embargo, más importante aún, Hachiko salvaría a su raza ya que a la fecha de publicada su historia sólo quedaban 30 Akita Inu puros en todo el Japón, y a partir de ese momento la demanda hizo que se preservaran cuidadosamente. Hachiko al igual que Fido posee una estatua en la estación de trenes a la cual asistía.
De esta manera vivió mucho tiempo, haciéndose querer por la gente y los niños. Al momento de su muerte las personas conmovidas por la historia de Gaucho elevan un monumento frente al cementerio de su compañero.