El mejor amigo
El hombre común y corriente cree saber todo sobre el amor, cree saber lo que es el cariño hacia su prójimo, pero en realidad, no tiene ni la más mínima idea. En general lo que el busca, es la comodidad, esperamos a que esa fuerza mayor venga a nosotros, sentados en algún sofá a que alguien se digne a preguntarnos cómo estamos, porque si no es así, pensamos directamente que si alguien no lo da todo por nosotros, nosotros tampoco lo haremos, y ese pensamiento es muy egoísta.
Si quieres saber lo que es el amor hacia otros, observa las reacciones de tu mascota, pero en este caso, las de tu perro. Este particular animal, pose al igual que nosotros, la oxitocina, la hormona del amor, que esta crece o aumenta en procesos de interacción con su amo. Comprobado científicamente al estudiar muestras de orinas de estos caninos.
La relación que une al amo y su perro, puede ser muy parecida a la de los padres y sus hijos, claro que el trato no es el mismo, pero el sentimiento y los lazos que se crean, son similares. Tanto así, que este animal puede liberar tanta oxitocina, al momento de ver que su amo llega a casa, mirándolo a los ojos, y viceversa, la hormona libera su toxina través de los poros del perro. Es un amor muy particular e incondicional.
Si tienes un perro cómo mascota, no dudes en entregarle el mayor afecto, incluirlo y formarlo parte de tu familia. Sácalo a pasear y los lazos se harán más fuerte, juega con él, y la hormona liberara amor, incrementando el 50%. Ama a este animal, porque el no duda de lo que siente por ti, lo dará todo por ti, a pesar de que aveces te enojes con él, o que en ocasiones quieras golpearlo, él seguirá amándote, no dudara en defenderte en momentos de tensión o agresividad con otros, mirándote siempre como alguien de su manada, estando siempre a tu lado. Si se orina cada vez que lo acaricias, no lo regañes, esa es una clara reacción de sus sentimientos.
Si te preguntas porque estos animales viven tan poco tiempo, la respuesta es fácil, a diferencia del hombre, este ser nace sabiendo amar, por lo que no le queda nada más por aprender.
Buda: “Cuando te gusta una flor, la arrancas. Cuando amas una flor, la riegas todos los días. Aquel que entiende esto, entiende la vida”