ArgumentoBeatrix Hathaway es la menor de la familia y la única que queda soltera. Con 23 años, no obstante, ya ha tenido bastante de las temporadas de bailes y fiestas de Londres. No ha conseguido atraer la atención de ningún hombre que mereciese la pena y es más feliz en el campo de Hampshire, cuidando de animales heridos y disfrutando de la naturaleza. Pero no deja de ser una joven pasional que querría el mismo amor que han alcanzado las parejas que la rodean en su familia.
Un día, su amiga Prudence Mercer recurre a ella con una extraña petición. Christopher Phelan, capitán del ejército, ha sido destinado a la sangrienta guerra de Crimea en 1854. Desde allí le ha mandado una carta en la que, aparte de las terribles situaciones que enfrenta, le habla de Albert, un perro de un compañero caído al que no sabe cómo tratar por su irascibilidad. Prudence, sabiendo la mano de Beatrix con los animales, le pide que le responda ella a la carta pues no sólo no tiene ni idea de qué responderle respecto a lo del perro, sino a todo lo demás. Además, Christopher es para ella sólo un pretendiente más, uno de los hombres más apuestos en los bailes que se daban, pero esta versión tan amargada y seria no le interesa. Incluso le daría igual no responder a su aburrida carta. Sin embargo, Beatrix, leyendo el dolor por el que está pasando y queriendo ayudar aunque sea un poco, se decide a intercambiar cartas con él bajo el nombre de su amiga. La cuñada de éste, Audrey, también buena amiga de Beatrix, será quien se las haga llegar mientras cuida a John, su marido y hermano mayor de Christopher, enfermo de tuberculosis.
Cuando la guerra termina y Christopher vuelve convertido en héroe nacional pero con profundas heridas mentales, trastornado por lo que ha vivido, sólo confía en que la Prudence de las cartas le haga volver a la vida real.
Reseña
Me da pena decirlo, pero me despido de la saga con un sabor agridulce. Como incluso la tercera, Tentación al anochecer, que fue la más floja de todas, me ha gustado, pero esperaba mucho más de lo que ha dado. Vayamos por partes.Para empezar, la novela tiene una primera parte realmente buena. Toda la parte de las cartas es preciosa y, al regreso de él, está el punto de interés de ver cómo se acabará dando cuenta de la verdad, que Prudence no es la autora de las misivas y que quien realmente puso su corazón en ellas fue Beatrix.Otro punto muy positivo es que Beatrix es la más desinhibida de las mujeres que han pasado por la saga, salvo quizás por Win, con quien está a la par en lo que respecta a saber lo que quiere y a quién quiere. Beatrix tiene el punto extra de ser ella la que se lanza.También hay que decir que, en general, la situación de Christopher tras la guerra está muy bien tratada. Tiene, claramente, Trastorno de Estrés Postraumático, cuando por entonces esto ni tenía nombre, sólo era "locura". No estoy nada versada en cuestiones mentales pero el retrato de sus síntomas parecer coherente y seguro que la autora se informó en condiciones para escribir de ello. No es algo que se supere de un día para otro y seguramente, aunque mejore, durante toda su vida sufrirá las secuelas, lo que queda bien reflejado.Como veis, son bastantes puntos positivos, pero toca empezar con lo malo a partir de aquí. Por ejemplo, el hecho de que lo que siente Beatrix por él parece más un intento por curar a uno de sus animales heridos que amor. Da la sensación de que la mueve la compasión, el deseo de ayudar y ya, luego, la pasión. Me extraña que este enfoque no se haya tratado en la novela, que el mismo protagonista no se plantease que es como Albert, el perro al que ella acaba amaestrando.Tampoco olvidar que, traumas aparte, Christopher se comporta como un imbécil con Beatrix, antes de irse a la guerra, que dijo de ella que mejor estaría en un establo, y al volver. Además, amenaza un par de veces con violarla, así, tal cual. Esto es cuando está enfadado porque se empieza a oler la verdad tras las cartas. Y no es que a ella le importe porque está deseando acostarse con él, pero... ugh. Encima, cuando se descubre todo, pasa de la furia del engaño al amor incondicional. Con lo bonito que habría sido que fuese todo algo más lento...Beatrix, por otro lado, tenía un problema de cleptomanía que empezó a la muerte de sus padres y hacía acto de presencia de manera irregular dando problemas a su familia para poder devolver los objetos que sustraía. Esto, que se menciona en un par de momentos en este libro, acaba siendo ignorado de mala manera cuando podría haber dado más juego, por ejemplo, haciendo que aquí fuese él quien la ayudase a ella a superar uno de sus episodios.No obstante, lo que para mí mata la novela es la recta final. A partir de que Christopher descubre que es Beatrix la autora de las cartas, la cosa se vuelve un tanto aburrida y se van sumando páginas sin saber muy bien para qué. Prudence, a pesar de su importancia inicial, desaparece de una forma muy olvidable, sin sacarle todo el partido que podía a su carácter retorcido. Pero lo peor es que entran en escena un par de compañeros de armas de él que ponían la cosa tensa, todo para resolverse su aparición en un visto y no visto, todos felices y amigos y fin de la historia, de sopetón. Encima, dejando caer que se forma una pareja entre secundarios, así, sin más.Habría preferido que la recta final sirviese para dar un cierre a la saga, dar una despedida a la familia al completo. Me parece bastante triste que no haya unos momentos finales con el conjunto de personajes por más que hayan ido apareciendo durante la novela dando muy buenos momentos. Leo y Cam, siempre geniales.En definitiva, no puedo negarlo, me he sentido decepcionada, tanto porque Beatrix era un personaje que tenía potencial para haber tenido una gran historia como por el inicio, que era muy prometedor. Lástima que lo bueno se concentre al principio y, a partir de que el protagonista descubre la verdad, todo el interés se disuelve en páginas que ya aportan poco. La he disfrutado y me ha dado un buen rato, pero me parece una mala despedida de una saga con personajes tan fantásticos.