Revista Educación

Amor ficción

Por Siempreenmedio @Siempreblog

Recién había terminado de escuchar el discurso de Rajoy. Aún no creía, o no podía o quería, entender como el presidente del Gobierno terminaba su intervención en el Congreso sobre el estado de la Nación con una mentira tan rotunda como la de negar que en este país hubiera corrupción. Que era una insidia dijo. Me quedé un poco pensativo… la gente no dice insidia. Por ejemplo: cuando a uno lo llama el jefe a capítulo porque la has cagado no lo miras a los ojos y le dices: “cuidado: estás incurriendo en una insidia”.

Foto: Dèsirée Martín

Foto: Dèsirée Martín

Una vez vi una foto de Rajoy, de este mismo Rajoy, con agujeros en los calcetines. Una cosa normal. Así que si es normal él tampoco dice de gratis “insidia“. Seguro que su asesor/a buscó en un diccionario y eligió esa palabra porque como es tan difícil igual mucha gente no la entendía y así pasaba desapercibida la mentira. Y pensé también que mentir es un acto despiadado contra los demás.

La cosa es que acabé de oírlo, al presidente. Y fue en ese momento cuando empecé a leer todo lo que había pasado en Los Gladiolos, lo del energúmeno ese que le dio ocho puñaladas a la madre de sus hijos delante mismo de ellos, antes de ir al cole. Lo leí por twitter. Me costó recuperarme, primero de la indignación del mentiroso, y luego del pánico y el dolor producido por el bárbaro y su crimen brutal, inhumano, o más que humano, desgarrador y cruel.

Vaya, que miércoles de mierda. Y encima unas niñas violadas en la India, otra vez… Se me estaba acabando el aire.

Entonces las redes sociales: llegó un mensaje de chat, de una amiga que no conozco (¿se puede tener amigos desconocidos?), que nunca he visto, responsable de una editorial, de un sitio lejano, me pedía un relato… de amor para publicarlo en su sello.

Coño, por un momento pensé que en estos tiempos ya el amor sólo podía ser posible en la ficción.

Foto: Dèsirée Martín

Foto: Dèsirée Martín

PD.: Este post lo firmo yo, pero es un trabajo conjunto entre la fotógrafa Dèsirée Martín y yo. En algunas ocasiones ya lo hemos hecho. Ella me envía dos o tres fotos, escogidas al azar entre las de su trabajo y yo escribo sobre lo que me sugieren. Si están interesados en ver más fotos suyas pueden pulsar sobre las dos que he colocado aquí o en este enlace.


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