Creo que ya he terminado la selección de las 29 poesías que significarán mi tercer libro. Esta tarde he ido a la papelería de Lola, la que está junto a mi colegio en Primaria, y me han impreso la primera versión en DINA4. Después de leerla, releerla, corregirla, hacer algunos cambios y releerla, ya está enviada a la espera de su prólogo.
Pensaba publicar el índice, pero como todavía no es definitivo (y con el título aún tengo algunas dudas), adelanto una pequeña introducción:
No era muy alto cuando enfrenté por primera vez el amor a un papel. Sentir se hacía más despacio y la timidez más llevadera. Pensé entonces que ese amor debía leer todo lo que había escrito para conocerme, para que supiera cuánto la quise más allá de mi oralidad.
Pasado el tiempo, pasados los amores, no he dejado de escribir. Ahora no tiene sentido que cualquier amor me diga tras incontables páginas quién soy, ni cuánto las quise. Ahora pienso un amor que me narre como soy antes de escribirnos.
No ha sido fácil. Tenía claro que tenía que ser de amor y una historia. Al principio hice una preselección de la que se han caído la inmensa mayoría. De hecho, hay bastantes poesías escritas en los últimos meses. Como el anterior, algunas están disponibles en el blog (con algunos cambios), otras no.
Al final he tenido suficientes imágenes para ilustrar Los ojos del que mira y este libro, por lo que ambos tendrán una estética similar siendo complementarios sin ser opuestos, lo que yo quería. En realidad quería tres, pero el tercero se quedaba un poco en el aire, no sé si por falta de poesías (meridianamente decentes) o por una ausencia de temática común.
Después de hacer las primeras pruebas en Bubok, con 50 páginas sale a 6,6 la unidad (costes de producción). Me parece un poco estafa que valga lo mismo independientemente del tamaño del papel (15x21 ó 10,8x17,5). Aún no sé cuál escoger, si dos libritos pequeñitos y aumentar un poco el número de páginas o dejarlo con el tamaño del libro anterior, el primero, aunque puede quedar demasiado finito para mi gusto y menos de bolsillo, que es de lo que se trata, hacer la poesía un poco más llevadera.
Con los prólogos ya sólo faltaría registrarlos, el ISBN y diseñar las cubiertas. La parte más pesada para mi gusto. Ya falta menos.
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