Cualquier acción que aparente escuchar y que no manifieste ningún cambio perceptible en su línea argumental o su direccionalidad, no participa de la implatanción de Branding, por más hermosa que sea la apariencia o más extremado cuidado, se haya puesto, en la elaboración del discurso.
Cuando la Imagen Corporativa, intenta plantear una apariencia de cambio que invita a pensar que podría establecerse una Imagen de Marca y la estructura parte solo de un cambio de superficial, el síntoma más significativo y relevante que manifiesta su estado real, es que puedes percibir, sin la más mínima duda, que la relación interactiva o el feed back que se intenta establecer, parte única y exclusivamente, de la intención de mantener la ficción solo hasta el momento donde el impacto de venta es positivo, mientras, construye el diálogo, en base el convencimiento, donde cualquier observación del interesado, no es más que una objeción que ha de ser salvada, por el empleado que ha sido aleccionado convenientemente para repetir el discurso corporativo, en todos los lenguajes que percibe pueden ser empleados, sin salirse, ni un solo milímetro de la dirección marcada.
No hay Branding, si la intención no desarrolla una actitud y una partitura de acciones correcta que busca, establecer una relación óptima y enriquecedora para todas las partes interesadas.
La Imagen de Marca, construye Valor como LoveMark, solo en los espacios donde todos los grupos interesados perciben que la relación está siendo trabajada, desde la convicción de que el máximo respeto y el compromiso será regalado por el modelo de negocio, antes de ser exigido, como una solución a la fidelización que nunca conseguirá la Imagen Corporativa.
Establecer los parámetros adecuados para levantar un concepto coherente de relación, asume que no hay nada que genere más confianza que la coherencia, de principio a fin, entre lo que se dice que se hace y lo que realmente se está haciendo y solo, en ese caso de concreción de esta intención, cualquier modelo de negocio, siendo este de los que más problemas relacionales hayan mantenido a lo largo de los años o sea este, de nueva creación, pueden, sin lugar a dudas crear el espacio correcto para acumular un Valor de Reputación que solidifique la habilidad de levantarse como un miembro influyente de las comunidades donde habita y no como una molestia más, que desde el punto de vista de los proyectos aún establecidos en la Era Industrial, no es más que la consecuencia lógica con una propuesta empresarial.
Se engañan quienes consideren que, sea como sea, se pueden seguir manteniendo o construyendo proyectos en la tesitura donde los grupos interesados, son solo susceptibles de atención, si se relacionan directamente con las cúpulas directivas y se engañan quienes, aún están absolutamente seguros de que el movimiento de la Era de la Información, no les afectará más que como una vuelta, que tenderá a regresar al pasado.
No existe la Era Industrial, existió ayer pero no es presente, ni futuro y no hay forma para regresar a ese pasado glorioso del que tanto cuesta salir a los que antes podría llamarse "emprendedores" y ahora, manifiestan, el mismo comportamiento de aquellos a los que desbancó cuando lograron el éxito. La inflexibilidad, lejanía y solemnidad característica de la Imagen Corporativa, no tiene cabida en la época actuar porque las comunidades ya las conocen, conocen todos y cada uno de sus trucos, sus lenguajes y son capaces de reconocer, antes de iniciar una relación que no conseguirán ser satisfechas, al nivel que ahora es reclamable.