Revista Diario

Amor propofolizado

Por Drajomeini @DoctoraJomeini

Cada despertar es distinto porque cada persona es distinta. Hay gente que se despierta y, con la misma, se da la vuelta en la camilla para seguir durmiendo. Hay otros que se levantan, asustados, como si fuésemos ladrones de sueños. Recuerdo una señora que, antes de dormirse, dirigió una mirada circular a todo el equipo (cirujanos, anestesistas, enfermeras y auxiliares) y constató con sorpresa:- Son todas mujeres.Y despertó al grito de "Vivan las mujeres. Las mujeres son la hostia". Y hay otros (como éste) a los que el despertar levanta el ánimo. Sin embargo, el otro día viví un despertar para recordar. El paciente era familiar de una auxiliar de quirófano, así que, una vez retirado el tubo, la dejé pasar al quirófano para que lo viera.- ¿Cómo estás? - le preguntó al hombre que yacía en la camilla.Él la miró, con los ojos entrecerrados, y sonrió:- Enamorado de tí - fue su respuesta.Ella se puso como un tomate. Le cogió una mano y se la apretó. Días más tarde, me la encontré por un pasillo:- ¿Cómo está tu marido? - le pregunté.- No es mi marido.Señor - pensé - qué purista es la gente a veces.Bueno, hija, tu pareja o tu novio o como quieras decirlo.- No - dijo ella, del color de la grana - es que...verás...hasta el día de la cirugía, eramos sólo amigos. Ese día me enteré de que le gustaba...gracias a la anestesia.Todavía no he cerrado la boca del asombro. Nunca pensé que el propofol pudiera servir de Celestina.En fin, queridos Jomeinistas, Feliz san Valentín.
La foto es New Edition de la galería Flickr de Hisae Jeró.


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