Revista Diario

Amor,..., ¿romántico?

Por Belen
Amor,..., ¿romántico?
Qué mi hijo es cariñoso, es indudable. Que necesita amor por sus cuatro costados, impepinable. A lo largo del día necesita decir y oir "te quiero" muchas veces, necesita contacto físico, caricias, abrazos, besos. El amor, el cariño y el contacto piel con piel para él es necesario y vital. Si alguna que otra persona leyera esto se quedaría patidifusa, porque mi niño es así con las personas a las que ama, pero según con quién, ya sabéis cómo se las gasta. Puede resultar arisco y comprometedor.
Cuando empezó el colegio su profesora me decía que era un niño amable, dócil, educado, obediente, pero en clase incluso tímido. Poco a poco fue haciendo sus amiguitos, no le costó mucho, ya que su timidez va más orientada a adultos. Con el paso de los meses la "pandilla" se ha ido consolidando y a día de hoy tiene un grupo de amigos a los que adora y con los que comparte clase, risas, diversión, incluso juegos extraescolares.
Como toda persona, independientemente de su edad ha ido mostrando sus preferencias y ha ido formando su cadena de mejores amigos. Curiosamente sus mejores amigas son niñas. Y digo curiosamente porque hasta este momento compartir juegos con niñas era casi inviable, no le gustaba, no se sentía cómodo o simplemente se aburría con ellas. El motivo exacto no lo sé. Pero cuando empezó a compartir juegos en el parque, en la calle, siempre prefirió la compañía de amiguitos del mismo sexo. Ahora, sus mejores amigas son niñas, ellas ¡¡le adoran!!, le buscan, le abrazan, le siguen. Bien es cierto que las niñas son brutas de aupa. Y conste que digo brutas en el mejor sentido de la palabra, en el sentido más cariñoso y jovial. Corren, saltan, hacen carreras de coches con él, vamos que mi peque está en su salsa.
Pero a pesar de toda esa amistad y cariño con todas esas nenas, hay una, solo una, que es absolutamente especial para él. E. es una niña de la que empezó a hablarme por noviembre del año pasado. Es una niña que desayuna en el cole, por tanto a la hora normal de entrada, las 9:00, nunca coincidimos. Y como se queda a comedor, tampoco la veía a las 12:30, hora de recogida del turno de mañana. Me hablaba de ella, de sus juegos, le encantaba estar con ellas, y poco a poco me di cuenta de lo especial que era para él. Fue en víspera de las fiestas de Navidad, cuando Sus Majestades de Oriente y Papá Noel visitaron el cole, los papás pudimos estar junto con los niños en el patio para recibirlos, cuando vi por primera vez a E. Mi hijo iba con ella de la manita. Los dos juntitos.
Y ya en febrero, cuando ha empezado a ir por la tarde, ha sido cuando la hemos conocido en condiciones. E. es una niña muy similar al mío, inquieta, juguetona, imparable, le sigue todos los juegos, adora los coches, le encanta hacer el payaso con el peque, y es cariñosa a más no poder. Es una niña encantadora, esa es la verdad. Cuando E. hace acto de presencia, mi hijo no tiene ojos para nadie más, solo quiere jugar con ella, pero no solamente eso, la da abrazos efusivos, besos y la mira con ojitos embelesados. Curioso, ¿no?.
Se lleva fenomenal con las otras niñas de la pandilla, las quiere mucho, se divierte horrores con ellas, pero E. es especial.
¿Amor romántico?, ¿tan pequeños?. El amor inunda la vida de mi hijo, todos los niños deberían estar inundados de este sentimiento. Pero confieso que me he sorprendido viendo en mi hijo nacer un sentimiento tan profundo por una amiguita. E. quiere mucho a mi peque, se la nota contenta con él, hay una conexión especial entre ellos. Me asombra que a una edad tan temprana se pueda desarrollar esa afinidad especial, ese "algo más", ese cariño, ese amor. Tan pronto están jugando a lo bruto tirándose por el tobogán, echando carreras, pegándose patadas entre risas, como se están abrazando y dándose un besito. Conste que mi peque solo la abraza a ella, ¡¡increíble!!.
Pero esto me hace pensar de nuevo en lo sensible que es este niño, en lo intenso que vive todo. Desde luego él sabe disfrutar de los buenos momentos, pero por desgracia vivirá con la misma intensidad los malos.
Espero que E. continúe siendo tan amiga de mi niño, que se lleven bien y disfruten de su amistad. Y por si acaso mamá estará con la red preparada por si nos pegamos el primer batacazo amoroso.

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