Mercedes Chacín
La primera vez que vi a Chávez en persona fue en una reunión con periodistas a inicios del año 1998 en un apartamento de la avenida Urdaneta, en Caracas. Era candidato a la presidencia. No me convenció mucho, la verdad. Desconfiaba yo, periodista y ex estudiante, del militar. Ganó Chávez y un par de años después me zambullí a trabajar en un diario privado, hoy convertido en “gacetilla” de delincuentes, y me mantuve a la expectativa, viendo transcurrir lo que hemos llamado “el proceso”.
Ese receso duró cuatro años, hasta el golpe abril de 2002, cuando los acontecimientos me trajeron de nuevo y de un solo “taparazo” a la militancia activa de la solidaridad y la justicia, en momentos en que la barbarie y el fascismo se apoderaron de Venezuela. Viví intensamente el regreso de Chávez el 13 de abril de 2002 y desde esa noche supe que más nunca me alejaría de los ideales que me arropan desde adolescente y que, al contrario de lo que alguna vez imaginé, un militar me hizo “volver la cara”. El prurito de aquel primer encuentro se había desvanecido.
Supe que nunca más estaría expectante, pero sobre todo supe y comprobé que ya en ese momento estaba sembrada en el pueblo venezolano la determinación del cambio de rumbo. Me tocó ver aquella noche una marcha lenta y segura desde la entrada de la Cota Mil en Altamira hasta el centro, de miles de personas que se dirigían a Miraflores a apoyar el regreso de Chávez. Aun hay gente por ahí que dice que eso no pasó, que Chávez vació de poder a Venezuela y que fue una orden de un vacío militar que lo rescató de La Orchila. Sí, claro, probablemente ese día aluciné.
En esta oportunidad, en la que no es la ultraderecha, sino una enfermedad la que pone en peligro a Chávez, se demuestra una vez más que ya este país cruzó hacia la izquierda. Una mayoría silente se conmovió y tragó grueso el 30 de junio cuando la palabra cáncer dejó de ser un rumor y se convirtió en realidad. Como en 2002 nos toca enjugar las lágrimas y seguir. Como en 2002 nos toca creer en lo que somos, un país construyendo el socialismo. Como en 2002 nos toca confiar.
Y es que ahora cuando sabemos un poco más del estado físico del comandante Chávez y que anunció su retorno, reiteramos que el “caos”, el “desastre” que supuestamente es este gobierno, son palabras que sólo describen los deseos de una caterva de politiqueros apátridas que quieren ver a Chávez muerto. Ni caos ni desastre. Hay un equipo de gobierno leal y trabajando, el país está en paz y Chávez gobernando con pleno uso de sus facultades. Que nadie se deprima que nadie se equivoque. Eso es hoy Venezuela, amor, control y plena solidaridad con el Presidente.
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@mercedeschacín