Revista Coaching
Mis días de comienzo en la Universidad, lejos de ti y del resto de mi familia,he querido escribirte para contarte lo que me ha sucedido, y como no han podido llegarte mis líneas, te las leeré.Aunque sea irónico que no seas tú abuelo, quien me cuente una historia romántica de tu pasado, hoy invierto los papeles y te contaré mi vivencia.Una mañana de estudio mi primo me presentó a sus compañeros de clase y desde allí surgió un encantamiento con uno de ellos, noté mirada distinta a las demás, miradas iluminada, como niño pequeño cuando recibe un regalo lleno de felicidad, eso me confundía y hasta imaginé cosas, pero sin preguntar nada seguí normal.El andaba con una chica, una compañera de clase, que hasta ese entonces yo imaginé que era su novia, me desentendí del asunto y dejé de ilusionarme. Mientras él y la chica almorzaban, yo le decía a mi primo para irnos y en ese instante él se ofreció a llevarnos, pues mi primo no dudó en aceptar y yo no dije nada. Al acabo de un tiempo nos dirigimos al estacionamiento y mientras tanto él nos decía que no era un último modelo el carro, pero que era una buena nave, y muy orgulloso dijo que ese carro era de su abuelo, un LTD era el modelo, sin duda algo antiguo.Durante el camino, se produjo una discusión por la música, porque sin duda ella, la que hasta entonces yo creía que era su novia iba en el carro, además un amigo del chico, que decían ser mejores amigos, se conocían desde la época de colegio y estudiaban la misma carrera. Ellos continuaban con su escándalo y confieso abuelo, no soportaba aquella muchacha a pesar de haberla conocido ese día, chillaba mucho al momento de hablar, y ni contarte cómo gritaba. Yo estuve todo el camino en silencio, sin pronunciar una palabra y mirando a través de la ventana. Al cabo de un rato, finalmente llegamos a casa, pues no habían dejado a mi primo y a mi, primero.Al estar en casa después de ducharme y comer, acostada para descansar un rato antes de hacer los trabajos, me había quedado pensando en aquel chico y en sus miradas hacía mí, pero por segunda vez volví hacer lo mismo y me desconecte de todo pensamiento sobre aquella situación.Los días continuaban pasando y algunas veces nos encontrábamos en el cafetín o en las caminerías de la universidad, los saludos, la mayoría eran de lejos, otros eran de cerca, y en esos encuentros de momentitos yo suspiraba a veces al mirarlo y aunque me da pena contarte abuelito, sentía esos sustos en el estómago, era muy evidente que me gustaba y aunque quise cegarme ante eso, no pude, hasta las manos me lo decían en mi temblar.Pasaban los días, y en uno de ellos me encontraba en el cafetín esperando que estuviera listo mi almuerzo y en esa espera me llega un mensaje, no tenía el número registrado y no sabía quién era, el mensaje decía: "Hola, ¿Como estás? soy Sebastián, respondí preguntando: "¿Que Sebastián? Conozco varios, ¿Erees de Puerto La Cruz?", pues si recuerdas abuelo, mi antiguo novio se llamaba Sebastián también y era de ese lugar, tocó separarnos por los estudios, él se fue a Cumaná a estudiar y yo me había ido a Margarita. A todas estas abuelo, no me acordaba del nombre de aquel chico, y para mi desesperación, el mensaje que esperaba tardó un poco y mi comida ya estaba lista.Luego de almorzar respondí el mensaje que había llegado y para mi gran emoción me dijo que era Sebastián, el de la Universidad, amigo de mi primo. Pues abuelo en ese momento volvieron las cosquillas a mi estómago y con sonrisa de oreja a oreja contesté el mensaje y desde ese momento, todos los días hablábamos.Un jueves en la noche entre tanto hablar, aquel chico que nunca pensé que me buscaría, me invitó a salir y de inmediato acepté. Al día siguiente yo no tenía clase y me puse a limpiar y arreglar la habitación, para ese entonces yo vivía en una residencia cerca de la casa donde vivía mi tía, él tenía una sola clase ese viernes por la tarde y antes de ir, me escribió recordándome nuestra ida al cine, y que él me llamaba al salir de clase para irme a buscar.Pero abuelito debo decirte que me he quedado dormida, y aunque debes estar riéndote, yo no entendí como la emoción de mi salida me traicionó con Morfeo. No solo eso abuelo, lo que me despertó fueron las ganas de ir al baño, el chico me ha llamado diciéndome que iba en camino a buscarme. Tuve que apresurarme a bañarme, no sabía que ponerme, el tiempo estaba encima y sabía que él llegaría rápido, ya que le encanta la velocidad, prácticamente me puse lo primero que encontré, me había puesto un jeans y una camisa negra escotada, recuerdo. Volvió a llamarme y aún no estaba lista, estaba terminando de maquillarme, y en lo que bajé, él allí estaba junto al carro que le había dado su abuelo. Nos saludamos normal, yo escondía mis manos con un suéter para que no se notarán mis nervios, para mi sorpresa en estos tiempos todavía existen caballeros, pues él me abrió la puerta del carro y me la cerró también, confieso que con eso ya había ganado punto.Nos fuimos y en el camino no hubo mucho que decir, se notaban los nervios de él y los míos sin dudas, cuando llegamos al cine teníamos un dilema para escoger la película, al final escogimos Una noche en el museo, pero la primera. Durante la película estaba más nerviosa aún, con miedo de que me robara un beso, confieso que mientras veía la película pensaba en muchas cosas y pendiente de cada movimiento de él, si pasaba su mano hacia mi asiento, pero ¡no os preocupéis!abuelo, yo tampoco me recosté en su hombro, siempre estuve firme. Al salir del cine yo tragaba grueso cuando me tomó de la mano mientras caminábamos, y e sentía caliente, la temperatura me cambió y disimuladamente respiré para tratar de calmar los nervios.Cuando me llevó a casa, la despedida fue de amigos con un besito en el cachete, aunque moría por uno de sus labios, como cuando siento ansias locas de comer un buen chocolate. Me escribió en cuanto llegó a su casa y comentamos sobre el día que habíamos pasado, y no solo eso, pues me confesó sus sentimientos por mí.A la semana nos hicimos novios, por medio de un beso robado, un 8 de Febrero recuerdo. Ese mimo mes conocí a sus padres, y debo decirte que todo comienzo es muy bonito y a medida que pasaba el tiempo todo era más fuerte que una rosca, la lejanía en las vacaciones hacía extrañarnos, pues yo estaría en Puerto La Cruz.De regreso de mis vacaciones, él fue a buscarme al aeropuerto y fue el recibimiento más bello de su parte, volví a tener ese cosquilleo en el estómago, las sonrisas de él y la mía era más grande que nosotros, y los besos tan calientes como el sol y calurosos como el calor de Maracaibo, los abrazos fuertes y las miradas fijas nos devolvieron nuestros cuerpos.Fuimos almorzar, luego a su casa, me decía tener una sorpresa para mí, y en efecto, en su cuarto había pétalos de flores por todos lados, un ramo esperando por mí y la adrenalina del encuentro que llevó amarnos.El cuarto estaba oscuro, los besos fueron floreciendo, sus manos deslizaban por mi cuerpo, al mismo tiempo que caía la ropa, nos abrazamos con fuerza, apretándonos por el deseo, sus labios acariciaban todo mi cuerpo, en compañía de una canción y en múltiples posiciones sonaban los gemidos, que la excitación nos regalaba.En el sauna de nuestra pasión, pasamos a refrescarnos, el agua fría cayendo como lluvia, yo arrinconada por él y entre velas encendidas él seguía besándome, nos amamos con todo después de meses de un no, y en esa entrega le regale un pasaje a la virginidad.Días juntos en situaciones y circunstancias diferentes, donde todo iba cambiando, sus oídos se hacían sordos a mí y sus ojos desafiante, un orgullo que no le permitió conocer mi alma, mi generosidad. Abuelo sabes, estuve cansada y aún así buscaba la manera de mejorar todo entre nosotros, su familia no me dejó, era aún más grande el rechazo e ellos por mí, sus amigos comenzaron a opinar y a entrometerse, él solo escucho a otros y sin darme la cara terminó conmigo.No entendí sus motivos, no entendí nada, solo sabía que todo había acabado y que yo estaba destruida, mis letras no eran las mismas, se volvieron oscuras, llanto, rabia, dudad, era lo que había en mí, el amor lo apago el odio, como cual interruptor para encender y apagar la luz.Esta ha sido una de mis letras:" No tengo culpa de haberme enamorado,pero tienes la culpa de haberme engañado,solo he estado necesitando de la razón,de un último adiós con explicación,que me mires a los ojosy me digas que pasó.Buscabas no mirarmepara no entender tu fragilidadpero te traicionó la cobardía,un por qué era lo que quería,pues ya sabía que me olvidarías."Todo me cambió, pues a dos semanas del rompimiento él ya estaba con otra. Es por eso abuelito que me encuentro aquí, contándote mi historia bajo este cielo gris, con estas lágrimas, que caen al mismo tiempo que la lluvia llega a nosotros con sonido triste, como el latido de mi corazón, pues mi emoción y cosquilleos se han ido.Que mejor que este cementerio mojado, rodeado de flores marchitas, aquí, al lado de tu tumba me siento segura y refugiada. Hoy lo perdono por todas sus faltas para buscar mi paz, así como cuando abuela te perdonó el mismo día de tu partida y tu alma se fue tranquila, pero a pesar de perdonarlo mi corazón encuentra relación en ese espacio hueco, vacío a tu lado, porqué lo que un día fue, hoy está muerto.