Queridos Reyes Magos:
Vosotros, que guiados por una estrella llevasteis vuestros corazones y regalos a Jesús, por favor, dedicadme un momento.
Os escribo esta carta para pediros algunas cosas, y espero que el día seis (vuestro día), al llegar a ese “mi zapato” que os espera, encuentre muchos deseos que voy a contaros, convertidos en realidad.
Queridos Reyes magos, quiero dejar claro que esta petición no os la hago solo para mí, sino para todos aquellos que aún creen en las sorpresas, en la magia en la generosidad, en la imaginación y por ende , en la BELLEZA.
Porque la belleza es eso, la capacidad de crear, de emocionarnos, de reír a carcajadas, de sonreír, de coquetear, de llorar, de amar e incluso de olvidar.
La belleza es el día a día, con sus luces y sus sombras, con sus buenos y malos ratos, con sus inviernos y primaveras.
Queridos reyes magos, necesitamos fuerza, y esperanza para vivir, para disfrutar de cada momento como si fuera el último y para comprender que la mala energía solo atrae otra peor.
En la filosofía budista, cuando alguien nos hiere o hace daño, no se le considera un enemigo sino “UN MAESTRO” porque nos enseña a soportar lo que a primera vista podría considerase
inaguantable.
Por eso os pido, majestades, que seamos capaces de poner buena cara a la adversidad, de entenderla como un tránsito que nos ayudara a ser más fuertes y mejores.
Os pido también que encontremos nuestro camino y que queramos a quien se lo merece, que nos quieran quienes nos merecemos, y que no nos equivoquemos al elegirlos.
Gracias por adelantado, un beso muy fuerte para los tres, Melchor, Gaspar y Baltasar…
… y por supuesto, que podéis venir a mi casa tranquilos.
Os dejare agua para los camellos y plátanos de Canarias.