Revista Cine

Amour

Publicado el 14 febrero 2013 por Fernandoramos

Amour
Al ser humano se le puede definir como alguien que nace vacío. Las distintas edades, a lo largo de la vida, le permiten llenar los espacios, de diferente forma para cada quien. Cuando se es niño vivir es juego y, de manera inconsciente, la máxima aspiración es utilizar el tiempo solo para divertirse, para descubrir.
Con los años viene la toma de consciencia, a distinta edad. La realidad destruye ese mundo de juegos y de nuevo viene el vacío.
Estudiar, trabajar, ganar dinero, viajar, tener amigos; tener pareja, alguien con quien compartir la vida, para muchos el fin último de la existencia; todo se hace para llenar los vacíos.
La felicidad, permanente o pasajera, se produce cuando se tiene la menor cantidad de vacíos.
Cuando la convivencia en pareja se prolonga, produce la sensación de estar lleno, de no necesitar nada más; de ahí la eterna búsqueda.
En la película “Amour”, Michael Haneke cuenta la historia de una pareja que ha llegado a los últimos años de la vida, en la que ambos parecen haber encontrado la fórmula de la felicidad; pero la vejez es demoledora y sobreviene la tragedia.
Haneke es un cineasta cuya obra explora las diversas facetas de la condición humana. Sus películas no hacen concesiones al espectador. En ellas expone los sentimientos más oscuros, o los más puros.
“Amour” es un tratado sobre la vida, resumido en los últimos años de sus protagonistas. 
Económica en recursos, el peso de la cinta lo llevan los dos personajes principales, quienes actúan en la mayor parte del metraje en una sola locación.
Jean-Louis Trintignant, interpreta a Georges y Emmanuelle Riva a Anne. Ambos realizan actuaciones conmovedoras. Sin filigranas, ni caracterizaciones apoyadas en maquillaje o modificaciones físicas, los veteranos actores construyen personajes entrañables, capaces de generar distintos sentimientos en el público.
El ritmo del filme es pausado, pero certero. En la medida que la trama y el deterioro físico de los personajes avanzan, se llega a percibir la vida como una herida imposible de cerrar y que a cada momento se hace más profunda. Es el dolor que provoca saber que la persona amada ya no estará. El vacío más temido, el de enfrentar la soledad después de haber disfrutado la compañía.
Michael Haneke hace un trabajo extraordinario en la dirección de “Amour”. Con una historia sencilla realiza una producción cuyo argumento se queda dando vueltas en la mente de quien la ve.
Es imposible no pensar en la tragedia de vivir, en lo utópico y efímero de la felicidad. Tarde o temprano la muerte truncará cualquier historia de amor.
“Amour” puede ser calificada como una obra de arte, y como la mejor película de 2012.
Calificación 10/10

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