Se filtra entre las rocas de musgo
vadeando sus curvas, retorciéndose
mana y mana sin parar
en un infinito devenir que nunca cesa
y en su fluir acaricia el suelo, las flores, el aire
el mismo sol se rinde a su belleza
cristalina que atrapa sus rayos
y los refleja
el agua de Amsterdam.
Foto: Parque natural. Amsterdam ©A.Andrés