Y es que hay ciudades que desde que las pisas te enamoran. No pasa en todas, no...pero cuando pasa es realmente mágico. Ámsterdam sin duda ha sido una de ellas. Desde que salimos de Ámsterdam Central de madrugada, con esa fina lluvia tocándonos un poquito, pero respetando nuestro ir y venir de maletas, y vimos de frente la iglesia de San Nicolás, cruzamos por sus bonitos canales...desde ese mismo momento sabíamos que siempre la íbamos a llevar en nuestros corazones. Atrás quedaron mis prejuicios (ya se sabe porqué es conocida Ámsterdam) y me brindó la oportunidad de ver su lado bonito, romántico, respetuoso, moderno...una ciudad en la que no me importaría vivir y que sentí como mi casa desde el primer momento.

Nuestro día en Ámsterdam llevó la siguiente ruta:

ÁMSTERDAM CENTRAL - BASÍLICA DE SAN NICOLÁS- PLAZA DAM- MERCADO DE LAS FLORES- CASA DE ANA FRANK- BARRIO ROJO- BARRIO DE LOS MUSEOS.
Comenzamos nuestra visita en la ya para nosotros conocida estación Amsterdam Central, con su imponente fachada:

Justo enfrente se encuentra una de las basílicas más bonitas de la ciudad, la de San Nicolás:

Después caminamos hasta la cercana Plaza Dam, corazón de Ámsterdam, rodeada de numerosos edificios, comercios y restaurantes. En la Plaza podemos ver el Palacio Real, la Iglesia Nueva y el famosísimo museo de cera Madame Taussauds.


Ya veréis, si os coge alguna hora en punto, el curioso sonido del reloj en esa plaza.

Tras nuestra visita al corazón de Ámsterdam, nos encaminamos hacia el maravilloso mercado flotante de las flores:

Podéis hacer todo el recorrido a pie. No hay grandes distancias y el camino merece realmente la pena:

El mercado de las flores o Bloemenmarkt fue fundado en 1862 y es el único mercado de flores flotante del mundo. Vale la pena darse un paseo, "pisar" la parte flotante de los distintos puestos y traer alguna que otra semilla a casa (venden todo tipo de plantas y también los recuerdos típicos de la ciudad).


Al otro lado del mercado de las flores existen unas pequeñas tiendas normalmente situadas en sótanos y se dedican a vender quesos:

Salimos del mercado de las flores y encontramos un Albert Heijn , compramos unos bocatas y nos sentamos al lado de uno de los canales a comerlos. Es increíble cómo en ese momento ya estábamos enamoradísimos de la ciudad y de su gente. Estando comiendo vimos pasar un barco que iba lleno de gente celebrando una fiesta y no dudaron en mandarnos un saludo:

Después de comer fuimos a visitar la casa de Ana Frank pero la cola era demasiado grande y todavía nos quedaban muchas cosas que ver en la ciudad:

Lo que sí vimos fue la pequeña estatua conmemorativa que allí había dedicada a esta niña judía:

Hasta el momento, la ciudad nos había tratado muy bien pero de repente se formó una tormenta bastante grande que hizo que tuviéramos que resguardarnos y retrasar nuestra visita al Barrio Rojo. Cuando escampó y pudimos dar una vuelta por allí, vimos lo que todo el mundo se puede imaginar y por la razón que es famosa esta ciudad. No os puedo dejar fotos porque allí está prohibido hacerlas. Y con ello acabamos nuestra visita ese día porque aunque queríamos ver la plaza de los museos, lo dejamos para la siguiente mañana ya que teníamos algo de tiempo libre antes de coger el barco. Os voy a enseñar en esta entrada esa visita porque considero que se puede hacer en el mismo día siempre y cuando no entréis a los museos. En esta zona es donde se puede encontrar el famoso letrero de la ciudad I amsterdam que se ha convertido en su lema y visita obligatoria para todas las personas que por allí pasan:

Y tras la fotito en el emblemático letrero, nos fuimos a por nuestras maletas para coger el barco, con muchas ganas pero a la vez con pena porque Ámsterdam nos había calado hondo. Sus casas, sus canales, su gente y sus sabores siempre nos acompañarán al igual que el deseo de volver porque como nos pasa en muchos lugares, nos ha sabido a poco. La Venecia del Norte nos ha conquistado con su amabilidad, su tolerancia y esa mezcla de cultura y libertad real que destilan sus poros...
verdes, rojas, azules, rapidísimas
luces extrañas por los ojos.
¿Son luces de tu alma si te miro? [...]
¿HABÉIS ESTADO EN ÁMSTERDAM ALGUNA VEZ? ¿OS GUSTÓ?¿OS SORPRENDIÓ TANTO COMO A MÍ?
Un besote y mil gracias por pasaros y comentar.