Si lo que buscamos para nuestro próximo viaje a Marruecos es un destino turístico de solvencia reconocida, lleno de tipismo y colorido, de esos que ocupan las portadas de los folletos de las agencias, y con una amplia oferta hotelera, Amtoudi no es el lugar.- Por contra, si con lo que soñamos es con un sitio anónimo y exiliado de las rutas tradicionales, de belleza serena y reconfortante, donde la tranquilidad se respira, donde la historia se escribe sobre piedra y se transforma en arte, y donde el paisaje combina la rudeza de la roca desnuda con la calidez y frondosidad de los palmerales, un lugar donde encontar un hospedaje sencillo y acogedor integrado en el entorno que nos rodea, Amtoudi id Aissa es -sin duda- el destino que buscamos.
Aunque hace unos años había estado varias veces por la región - el reborde sur del Anti Atlas occidental-, siempre lo había hecho de paso, bien en dirección hacia Tan Tan y el Sahara, bien hacia el Lago Iriki y el valle del Draa, y aunque había realizado varias incursiones a lugares cercanos, como Ifrane del Anti Atlas, reseñados en algunas publicaciones, no fué hasta hace poco tiempo cuando empecé a encontrar algunas reseñas -escasas y dispersas- sobre los graneros del Anti Atlas, y más concretamente sobre los de Amtoudi.- Pero fué la publicación de este artículo (http://www.saharayatlas.com/amtoudiidaissa.htm) en la magnífica pagina web de nuestro amigo Jordi, y sobre todo sus fantánticas fotos, lo que hizo que fijara a Amtoudi como objetivo prioritario, a pesar de saber que hay que atravesar el pais entero para llegar allí.- Pero, sin duda alguna, el esfuerzo de más dos días seguidos de conducción continua para alcanzar el destino, queda difuminado y absolutamente recompensado.- Amtoudi es uno de esos lugares en los que, aún sin haberte ido, ya estás deseando volver.
Amtoudi está situado justo en la salida de un estrecho cañón, en una pequeña llanura donde las abruptas y erosionadas mesetas calcáreas que componen esta región del anti Atlas, se van desplomando entre estratos desnudos para convertirse, a partir de aquí, en pequeñas colinas.-
Lo primero que se divisa del pueblo conforme nos acercamos a él es la imponente silueta del granero -Ighrem- de Id Aissa coronando la cumbre achatada de un montículo rocoso, con una característica forma de cono truncado, que se eleva un par de centenares de metros por encima de la aldea (foto superior).- Su concepción y estructura son radicalmente distintas a la de los graneros que estamos acostumbrados a ver en otras zonas del Atlas, principalmente en el alto Atlas.- En realidad es una pequeña ciudad amurallada, concebida con una clara vocación de inexpugnabilidad, formando un conjunto impresionante y de una belleza abrumadora, que recuerda a las fortalezas nacidas de la imaginación y creatividad de Tolkein y Jackson. (foto drcha.)- Su orígen se pierde en las nebulosas del tiempo y las leyendas, pero no son pocas las fuentes que apuntan a los primeros siglos del segundo milenio para fechar la construcción de la fortaleza original, que posteriormente fué objeto de múltiples añadidos y extensiones con el paso del tiempo.- Durante siglos ha servido de refugio de los aldeanos y sus bienes en caso de ataque de otras tribus, estando dotada de múltiples estancias para alojar a las familias.- Inutilizado desde hace años, al quedarse sin función al acabar -hace apenas unas décadas- la época de las razzias y las guerras tribales, el ighrem de Id Aissa, como tantos otros -y como su vecino el granero de Aguelluy-, estaba abocado a una ruina lenta e inexorable.- Afortunadamente, la iniciativa de los habitantes de restaurar su patrimonio artístico y cultural encontró el respaldo de las autoridades, tanto regionales como del Ministerio de Cultura, y bajo la dirección de la joven arquitecta marroquí Salima Naji (http://www.salimanaji.org/) -enamorada y defensora militante de la arquitectura popular del sur marroquí-, en este último lustro se ha procedido a la restauración, tanto del granero de Id Aissa como de su vecino de Aguelluy, aprovechando los conocimientos de los artesanos locales, utilizando los mismos materiales originales y siguiendo las técnicas tradicionales.- El resultado es muy esperanzador y digno de todos los elogios.- Se accede al granero de Id Aissa a través de un camino mulero perfectamente identificable que asciende en empinada subida por el flanco izquierdo de la montaña, formando una perfecta línea quebrada.
Aunque es posible llegar en vehículo hasta la cercana aldea de Aguelluy, unos centenares de metros más adelante, lo mejor es dejarlo en Amtoudi y recorrer el palmeral a través de los huertos junto al lecho del rio.- Tras el pueblo penetramos en un estrecho cañón donde un frondoso palmeral tapizado de huertos salpicados de frutales ocupa la estracha franja que , a ambos márgenes, permite el pedregoso y seco lecho del río, encajonado entre paredes verticales, a cuyos pies se establecen algunas casas de piedra, el material de construcción tradicional en la zona (foto izda.).- Los huertos se riegan por una red de azequias que, pegadas a los muros rocosos, trasladan el agua desde las fuentes situadas cañón arriba, y la distribuyen por todo el oasis.-
Pero la espectacularidad de la construcción de Id Aissa no es la única sorpresa agradable que nos depara Amtoudi.- Dominando todo el cañón desde una atalaya rocosa, ante nosotros se alza orgulloso y soberbio el fantástico ighrem de Aguelluy, de aspecto macizo e inabordable, parece una escultura de piedra, una continuación natural modelada en la propia roca en la que se asienta, como si fuera el conjunto una unidad.- Su estampa alzándose sobre la aldea y el palmeral es de una belleza sobrecogedora, de esas que te dejan boquiabierto y con la imagen grabada en la retina para siempre (foto de inicio).
Para acceder a el tenemos que atravesar primero la aldea de Aguelluy, cuyo núcleo conserva prácticamente intacto su sabor tradicional, a pesar de que las construcciones modernas comienzan a ser frecuentes en la región.- Las casas están edificadas en piedra, con una construcción y una estética muy parecida a las existentes en la vertiente norte de la cadena: muros sobrios y recios a los que se asoman, como únicas notas de color, pequeños ventanucos generalmente rematados con rejas metálicas y contraventanas de madera pintadas de azul. Abundan también los pequeños pasadizos abiertos bajo algunas estancias que permite acceder de un callejón a otro sin romper la continuidad de las construcciones (fotos superiores). -A mí me recordó mucho a las construcciones de Tissergane.-
A la salida del pueblo tomamos un camino que circula entre altos muros de piedra y eras perfectamente enlosadas, que en unos 20 minutos de subida continuada nos lleva hasta la entrada del ighrem.- Se trata de una senda mulera empedrada y muy bien trazada -de esas que se diseñan siguiendo los pasos dictados por un borrico- , que nos permite ir ganado altura con rapidez a través de los lanchares de roca, dosificando el esfuerzo.- Sólamente por la vista que se nos regala desde arriba, merece la pena subir, pero el verdadero lujo es poder acceder al interior del ighrem y visitarlo (foto superior: la aldea de Aguelluy vista desde el granero).- Al igual que el de Id Aissa, el ighrem de Aguelluy también ha sido restaurado en el último lustro, bajo la dirección de Salima Naji, con unos resultados extraordinarios.- Sus diversas estancias se superponen unas a otras en un laberinto de pasajes, escaleras y habitaciones, que se adaptan a la estructura y vericuetos de la roca en la que se asientan y que conforman un conjunto de una curiosa armonía caótica.- Desde sus terrazas cimeras se domina todo el palmeral casi a vista de pájaro y una amplia extensión del cañón (foto drcha), corroborando "in situ" la inexpugnabilidad de esta tremenda fortaleza y el hecho de que -tal y como cuentan los ancianos- una exigua dotación de tres hombres fuera suficiente para defender el granero, muy cercano estéticamente a nuestra concepción de "castillo" (foto inferior).- No voy a extenderme aquí, ya que considero que el lugar tiene entidad suficiente para tener entrada propia, que será la siguiente.- Si bajamos por una pequeña vereda , más escarpada que la anterior, existente en la vertiente contraria a la de subida, el granero nos brinda una perspectiva nueva, una silueta esbelta y puntiaguda que, a modo de navio de piedra que quisiera navegar por un mar aéreo, se recorta hacia el cielo como una aguja pétrea.- Para visitar el granero, es necesario contactar con el guarda, con quien nos pondrán en contacto desde el albergue en el que estemos hospedado si así lo pedimos. En todo caso, cualquier aldeano o cualquier chaval nos indicará como localizarlo.-
Pero no todo es piedra e historia en Amtoudi. El agua también es un elemento determinante, y el factor primordial del que emana la riqueza del valle. Cañón arriba, diversas surgencias crean un panorama idílico de estrechas y profundas pozas de aguas cristalinas, comunicadas entre si por pequeñas cascadas y toboganes angostos de apenas un par de metros, y el susurro del agua es constante en el fondo del estrecho cañón.- El lugar invita a dejar pasar las horas sin más preocupación que encontrar nuevos rincones y buscar una lancha plana y soleada donde tumbarse a secarse después del baño.- Para acceder a esta zona, únicamente tenemos que seguir, palmeral adelante, por los caminos que surcan los huertos o por el propio rio durante una hora aproximadamente, y tras pasar un cerrado recodo del cañón, llegaremos poco después a las primeras pozas, en algo más de una hora desde Amtoudi.- Durante gran parte del camino nos acompañarán los olivos, los almendros, los granados, algunos arganes esporádicos y -sobre todo- las palmeras y las paredes de piedra en las que -si nos fijamos bien- veremos varios senderos inverosímiles que, trepando por los riscos aprovechando los estratos del terreno, utilizan los pastorcillos para subir a los rebaños de cabras a las mesetas que dominan el cañón.- Por cierto, estas paredes jamás han visto un empotrador o una "chapa", y la verdad es que encierran bastantes posibilidades de trazar itinerarios.-
Otro de los atractivos que nos ofrece el lugar, son los yacimientos de grabados rupestres que se esparcen por diversos puntos en las inmediaciones de Amtoudi.- Se trata principalmente de representaciones de animales propios de la sabana, utilizando en la mayoría de los casos la técnica del punteo, muy similar a la de los grabados que podemos encontrar en Taouz, al sur de Merzouga.- Estos grabados nos retrotraen a otras condiciones climáticas y a otros ecosistemas muy distintos de los actuales.- Podemos encontrar representaciones muy realistas de elefantes, antílopes, búfalos, y alguna figura humana, más esquemática, de cazadores en plena faena.- Como casi todos los yacimientos de este tipo existentes en Marruecos, la protección brilla por su ausencia, por lo que estos lugares están expuestos al expolio o a recibir cualquier gamberrada de visitantes sin escrúpulos.- Existen varios núcleos, pero el más accesible y al mismo tiempo el que contiene más grabados, está situado aproximadamente 1 km. antes de llegar a Amtoudi, en la llanura previa a la entrada del cañón.- Debemos de dejar el vehículo y andar unos centenares de metros hacia un pequeño otero que se eleva apenas una treintena de metros sobre el llano, al oeste de la carretera.- En los albergues nos indicarán su situación exacta, o, en todo caso, cualquier lugareño nos informará al respecto.
COMER Y DORMIR.-
Existen un par de alojamientos en Amtoudi, pero sin duda alguna, recomiendo el alburgue "On Dirait le Sud" (http://ondiraitlesud.ma.free.fr/odls-auberge.htm), situado al final pueblo, ya en el interior del cañón, en el camino hacia la vecina Aguelluy.- Se trata de un proyecto que trata de fomentar el turismo ecológico y cultural en la zona.- Es un establecimiento sencillo y acogedor, situado en un lugar increible, rodeado de acantilados de piedra, higueras y palmeras, y todo el recinto respira tranquilidad y sosiego (foto dcha.). Nos ofrece diversas posibilidades de alojamiento, ya sea en salon comunitario con tarbas, en jaima o en habitaciones sencillas y limpias, algunas de ellas con baño.- Dispone también de una biblioteca, que comparte espacio con el salón comunitario, donde encontramos numerosos libros y publicaciones, incluso algunas aventuras Tintin, aunque en Francés.-Los sanitarios y duchas comunes están impecables. La cena es abundante (es el único sitio donde en el tagine te ponen tanta carne como verdura) y muy bien cocinada, y las bebidas -cerveza incluída- te las sirven frias de verdad, no "fresquitas".- El albergue está regentado por Georges Roy, persona afable y cordial, verdadero conocedor de la región, sus gentes y sus costumbres, que te informará sobre todo lo que te interese saber de la zona. Tambien organiza trks por la región.- El precio de la media pensión oscila entre 150 y 180 Dh., según el tipo de alojamiento elegido.
A mi modo de ver, este albergue y el propio Georges, son uno más de los atractivos que atesora Amtoudi.
COMO LLEGAR.-
Debemos tomar la N12, en el tramo comprendido entre Bou Izakarne y Foum el Hasan.- A 38 km. de Bou Izakarne, en Taghjicht, debemos tomar una carretera que en unos 30 km. nos llevará hasta Amtoudi.- Si venimos desde Tata o Foum el Hassan, a 50 km. de esta última, debemos tomar una carretera a la derecha que, en 36 km. nos conducirá hasta Amtoudi.- Otra posibilidad, si nos encontramos por la zona de Tafraoute, es bajar por la ruta descrita en la entrada de Igmir y el valle del rio Tamanart.
Luna llena sobre el Ighrem de Aguelluy.