Un presupuesto bajo puede influir en la calidad de la fotografía, en los decorados, el vestuario, las localizaciones e incluso en contratar un buen reparto, y pese haber costado solo tres mil euros, este largometraje irlandés, rodado totalmente en gaélico, goza de unos acabados técnicos, una puesta en escena y unas actuaciones muy meritorias y sorprendentes dados los medios disponibles. Donde sí flaquea, y mucho, es en algo para lo que no hace falta dinero, en buenas ideas y un guion mínimamente original, ya que nada más empezar, ya sabes cómo acabará, y por el camino todo se desarrolla de un modo mil veces visto en películas casi idénticas, y tirando de un recurso tan fácil como las subidas extremadamente altas y frecuentes de volumen para asustar. Se intuye potencial, ahora solo falta contenido fresco para encauzarlo.
Mi puntuación: 4/10