Ana Bernal-Triviño es una periodista de pacotilla con pinta de ser una de las Pilladas de Torbe que se sacó la tesis doctoral de Pinta y Colorea.
Sus investigaciones como doctora siempre se han centrado en el uso de las redes sociales y del periodismo y cosas que no sirven para nada
Además, tiene un Máster en Historia del Arte, que sirve como mucho para limpiarte el culo con él.
Fue redactora en eldiario.es y en el Washington Post, USA Today y otros, pero no duró nada en estos medios.
Acabó escribiendo columnas en revistas femeninas mierder como Yo Dona, Diva, Chic, Tú eres Única, o You y en los descansos, miraba el doctorado colgado en la pared llorando y comiendo helado de chocolate.
Lo único más o menos conocido en televisión fue participar de colaboradora en Las mañanas de La 1. Qué papel hacía allí solo lo sabrán charos y marujas.
Un día despertó y decidió que era experta en violencia de género por sus ovarios morenos y se apuntó al circo progre del feminazismo, incluso se ha rebajado a defender la gilipollez esa del lenguaje inclusivo. Y a favor de Juana La Loca Rivas, faltaría más.
Se hizo conocida por participar en ese vomitivo espectáculo vomitivo del documental de Rociíto. Se ganó una silla en ese programa infecto y por lo que se ve, también le envían balas por correo como a Pablo Iglesias. Bueno, por Twitter, que según ella da más miedo.
Pronto desaparecerá, ya que el chicle ese poco lo va a poder estirar y feminazis hay hasta debajo de las piedras.