La España que dejamos atrás
La número dos del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, ha concedido una entrevista para la revista Vanity Fair (edición española) que será publicada en su próximo número del mes de marzo. Como no podría ser de otra manera, Ana Botella nos sigue dejando boquiabiertos.
La primera de las sorpresas es que (al menos en la edición de internet) a Ana Botella no se le pregunta por los escándalos de chueca ni por la contaminación de Madrid, temas, ambos candentes que están al orden en todos los medios de comunicación.
La pregunta más curiosa (las otras ni nos interesan…) es sobre la comparación que se ha hecho de Ana Botella con Hillary Clinton (que falso es esto, quien puede haberla comparado con tan brillante señora) o con Sarah Palin (tampoco tiene su altura).
Ana Botella responde: ”Como Sarah Palin le aseguro que no. Y como Clinton tampoco. Comparar Estados Unidos con España no tiene sentido. (…) Creo que una cosa es la esencia del tea party, que para Estados Unidos se ha desfigurado. Creo que ni se dan las condiciones ni tengo ganas de ver nada a la derecha del Partido Popular”.
Faltaría más, para empezar esas dos damas están en lo más alto de la política NACIONAL estadounidense, cosa que ella sería incapaz de lograr (al menos por méritos propios) ni en el más afortunado de los pronósticos.
La mujer del ex-presidente Jose Maria Aznar,-uno de los personajes con menos popularidad en España- se ha ganado por sus propios méritos ser también una de las personas menos queridas por los españoles.Su soberbia y deshacer político, sus desastres en la gestión del área de medio ambiente y su ataque al colectivo de gays y lesbianas en Madrid la han relegado a ser uno de los políticos con menos éxitos en España. De Ana Botella no se dice nada bueno, no hay una sola gestión que haya sido considerada admirable ni si quiera en los medios afines, aquellos que a golpe de dedo colocó el PP en las sintonías de las señales de televisión digital autonómica.
Ana Botella (aunque lamentablemente no es la única a un lado y otro del hemiciclo) no dispone de la capacidad técnica, ni mucho menos de los conocimientos necesarios para gestionar un área de medio ambiente que ha llevado a la ciudad a agonizar y a apestarse de enfermedades relacionadas con la contaminación.
Su carencia de ética política la ha llevado a censurar unas fiestas que han sido declaradas como las más importantes en el mundo. El Orgullo Gay de Chueca, al que persigue genera una cantidad de ingresos a hoteleros y comerciantes de cientos de millones de euros, cantidad sin la cual se destruirían miles de puestos de trabajo.