(Alcanadre, 1577- Calahorra, 1613)
Dámaso Zuazua, ocd,
Su nombre es para recordarlo y merece no olvidarlo más. Ana de Arellano y Navarra nació el año 1577 en la localidad riojana de Alcanadre. Joven muchacha ingresó en el Carmelo de Calahorra. Aquí profesó con el nombre religioso de Ana de la Trinidad. Aquí falleció a los 36 años el 2 de abril de 1613.
Debo confesar mi ignorancia. Nunca había oído su nombre. En 1992 llegó a mis manos un folleto preparado por nuestras Hermanas Carmelitas de Calahorra y prologado inteligentemente por el P. Tomás Álvarez. Fue para mí un gran toque de atención. Su título es: “Ana de la Trinidad. Poetisa, riojana y carmelita”. Copiados del original, aparecen aquí publicados por primera vez los 19 sonetos a nombre de su legítima autora. El mismo P. Tomás reivindica con acierto en dos estudios (revista “Monte Carmelo” 1991 y 1992) la autoría y el valor literario de los 19 sonetos de la Hª Ana de la Trinidad.
Aunque no tengamos mucha información sobre la formación humanitaria de la autora, la que fue priora suya y maestra de novicias en el Carmelo atestigua: “Tenía gran habilidad y la ejercitaba en la religión en latinidad, matemática y música en que fue aventajada y, sin habérselo nadie enseñado, pintaba bien y otras curiosas de mano”. De sus años jóvenes consigna todavía que “trató conmigo su vida y oración, fue muy inclinada a ella y a virtud aún estando en el siglo, e inducía a virtud a las personas con quien trataba”.
Anteriormente esos mencionados poemas se creían salidos de la pluma de la M. Cecilia del Nacimiento (1570-1646). El nombre de esta Carmelita insigne sí es conocido y altamente valorado como extraordinaria poetisa de la literatura castellana. Sus “Obras Completas” están publicadas. La última edición con notas críticas y estudio de su vida mística y de su obra poética es del P. José M. Díaz Cerón, SJ, (Edit. de Espiritualidad, Madrid 1971, 955 pp.). Todavía en este volumen (p. 587-596) se reitera el error de atribuir a la celebrada poetisa vallisoletana los poemas que en realidad, como ahora se sabe con absoluta certeza, son de la Hª Ana de la Trinidad.
Sabíamos que, al poco de fundar el monasterio de Calahorra en 1598, la M. Cecilia del Nacimiento había llegado de Valladolid como priora y como maestra a la ciudad del Cidacos. Su estancia en Calahorra se extendió hasta 1610, en que regresó a su Carmelo castellano. La ilustre poetisa y Carmelita vallisoletana encontró como súbdita y novicia en Calahorra a la joven riojana Hª Ana de la Trinidad. Priora y maestra la una, novicia y joven profesa la otra. Carmelitas las dos, poetisas las dos, vivieron juntas algunos años en el mismo Carmelo riojano.
De aquí nació la confusión. Los poemas de este tiempo en el Carmelo calagurritano se asignaron, automáticamente, a la priora, a la M. Cecilia del Nacimiento. No se prestó atención a que, en el mismo tiempo y en el mismo Carmelo, hubiera otra poetisa también de exquisita calidad. Por fortuna, tras tres siglos de despiste, alguien leyó la nota que la renombrada priora había enviado hacia 1627 al historiador de la Orden, P. Jerónimo de San José. Es la nota clave. La M. Cecilia mencionaba al historiador “unos sonetos que ella [Hª Ana de la Trinidad] me dio, que compuso en diferentes afectos de su alma, para que se vea su buen espíritu, que es lo que me ha quedado suyo, van con este papel. Son de su letra, que la hacía muy buena”. Apareció, además, el original en un archivo privado de Cantabria.
Aunque tardíamente, el equívoco se aclaró -¡por fin!- en el siglo XX. La autora de los 19 sonetos es la Hª Ana de la Trinidad. Como garantía de cuanto dejó escrito la M. Cecilia del Nacimiento tenemos el cuaderno autógrafo que reproduce los poemas de la Hº Ana de la Trinidad. Se ha conservado gracias a la diligencia de su M. Priora.
“El resto de su producción poética se perdió”, escribe el P. Tomás Álvarez. Y se basa en el testimonio de Isabel de Jesús María. Ésta Hermana recuerda que, llegada la Hª Ana a su última enfermedad, le suplicó que quemara todos sus papeles. Y la fiel enfermera ejecutó el deseo de la moribunda. Por eso el único botón de muestra, pero muy valioso, son los 19 sonetos, salvados providencialmente entre los papeles de la M. Cecilia. Por este cuaderno autógrafo podemos juzgar literariamente en su justo valor a la Carmelita de Alcanadre.
El poemario de los 19 sonetos es una joya literaria. “Todos ellos –puntualiza el P. Tomás Álvarez- [son] de alto tenor espiritual. Expresan o albergan los más íntimos sentimientos y anhelos místicos de la autora. Y se inscriben en la estela de la tradición poética y mística de la Madre Teresa y fray Juan de la Cruz. Requiebros “que a vida eterna saben”. Y añade todavía sin hipérbole: Son “versos que en altura y hondura emparejan con los mejores de Lope y Calderón”.
Un filólogo riojano, el profesor Jesús Fernando Cáseda Teresa, analizó “La poesía mística de Sor Ana de la Trinidad” en un artículo de la revista Kalakorikos, I, 1996, 85-93. En nuestros días el mismo autor ha publicado una obra con el título “Dolor humano – Pasión divina. Sor Ana de la Trinidad. Sonetos”. Edición, introducción y notas. Logroño, 2020, 160 pp.
El domingo, 13 de septiembre, tuvimos una feliz sorpresa. La prensa nacional, el periódico ABC de Madrid publicaba una página bonitamente ilustrada y con texto de Jesús García Calero: “Justicia poética para los sonetos de Sor Ana d la Trinidad, cumbre de la mística española” (p. 50). Finalmente, el nombre de nuestra poetisa Carmelita comienza a sonar en la literatura castellana.
Conviene que la historia del Carmelo recuerde y valorice el nombre de la Hª Ana de la Trinidad como una gran estrella literaria de nuestra Orden, asignándole su mérito justificado. Y que en nuestra Provincia sepamos todos quién fue esta Carmelita riojana, profesa de Calahorra, con los predicados poéticos que la encumbran.
Sus 19 sonetos de inspiración mística, como místicos eran los poemas de la Madre Teresa de Jesús y de fray Juan de la Cruz, los podemos leer y degustar en el esmeradísimo librito que acaban de publicar nuestras Hermanas Carmelitas de Calahorra: “Sonetos … y son de su letra. Ana de la Trinidad”. Se presenta con una acuarela del Carmelo calagurritano en la portada. Reproduce el testimonio de la M. Cecilia del Nacimiento sobre su ilustre novicia, nuestra poetisa riojana. Tras una nota sobre el “Itinerario de los sonetos de Ana de la Trinidad”, sigue la trascripción de los 19 poemas, precedidos de la fotografía de los originales. Termina el folleto con el acta del bautismo de la interesada (fotocopia y transcripción), igualmente de su profesión y de su muerte. Es una publicación que no debiera faltar en nuestras bibliotecas conventuales.
ó