Revista Educación

Ana y las 3.000

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Ana y las 3.000

Llegados a este punto en el que nos encontramos (de sociedad adulta me refiero [já] ) me pregunto qué habrá pasado por la cabeza de Ana Oramas para llamar a capítulo a la ministra de Hacienda de una manera tan clasista como lo hizo el pasado martes. Yo no sé de dónde es la ministra, si les soy sincero antes de que le dieran la cartera ministerial no había oído nunca hablar de ella, y si les soy más sincero aún: no me interesa mucho. Y tampoco la escuché hablar sobre los presupuestos. Así que no puedo saber cuál es el tono que se usa en las 3.000 viviendas de Sevilla. Lo que sí me pregunto es por qué piensa la diputada lagunera que ese tono que la socialista usó debe ser diferente si habla en un mitin a si habla en la cámara. Yo creo que en uno o en otro sitio el emisor del mensaje debe ser respetuoso con el receptor, independientemente de dónde esté, lo mismo en un barrio o en un hemiciclo. Más allá de eso poco hay que apuntar.

Lo que pasa es que se evidencia algunas veces que "cree el ladrón que todos son de su condición" y por lo que se ve los políticos actúan de manera selectiva según donde largan sus discursos. La señora Oramas, seguramente, cuando iba a la Verdellada, a la Cuesta, al Bronco, o a San Lázaro hablaba de una forma, y cuando habla en el congreso lo hace de otra manera.

Y ¿por qué hará esto? ¿todas las personas que habitan en un barrio son menos inteligentes, menos capaces de entenderla, tienen menos adaptabilidad a su discurso?

Ana y las 3.000

El otro día, en una reunión alguien dijo que Ana Oramas que era una gran oradora y sabía bien manejar los recursos de la política. Oí ese comentario y lo dejé macerar entre mis recuerdos cercanos de opiniones de las personas que me rodean. Y hoy, después de haber visto miles de veces ese corte del pleno de los presupuestos, puedo asegurar que quien afirmó eso, definitivamente, no es capaz de diferenciar entre una actriz (que interpreta papeles) y una representante pública, y me temo que como este, en este país, hay bastantes miles. Y tristemente me reafirmo en una cita que una vez leí del cineasta Gonzalo Suárez en la que afirmaba que "no seré yo quien facilite la digestión a esas mentes bien pensantes que, en un afán reductor y clasificatorio, pretenden que la etiqueta predomine sobre el contenido de la botella".

Y yo añado: en ese Congreso hay muchas botellas que dentro solo tienen vinagre.


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