Hay compañeros (cada vez menos) que no quieren saber nada de redes sociales, web, blogs y todo lo que supone el nuevo mundo digital. Hace unos días mantuve una conversación con algunos de ellos. Seguían opinando que constituyen una vulgar pérdida de tiempo para un médico.
Les planteé si opinaban lo mismo del fonendoscopio, si saber auscultar de manera experta es también una pérdida de tiempo. Me miraron con cara de asombro, y por supuesto negaron cualquier tipo de similitud entre ambos temas.
Profundizando un poco, alguno tenía una cuenta e-mail con poco uso, usaban google de forma limitada, y leían algún diario digital.
En resumen, eran prácticamente “analfabetos digitales”. Y médicos.
¿Es comprensible que en la actualidad un médico pueda estar bien formado, con un reciclaje contínuo y al día sin las herramientas que internet nos ofrece? ¿Puede un profesional altamente cualificado como médico ignorar los cambios que ineludiblemente supone internet en el ámbito de la salud? ¿Cómo podrá afrontar a los pacientes que acuden a su consulta tras bucear en la red sobe su patología, si no se encuentra plenamente actualizado en su mismo terreno? ¿Es posible hoy en día una correcta puesta al día sólo a base de congresos, literatura médica en papel y sesiones clínicas?
Las preguntas se multiplican. Pero mi respuesta es NO.
Un médico actual no puede obviar las nuevas tecnologías ni las nuevas herramientas online, de la misma forma que no puede olvidar el fonendo o dejar de dominar la tecnología puramente sanitaria. Son herramientas insustituibles en la actualidad, y cada vez más.
Lo demanda la sociedad, y también los pacientes. La expresión “estar al día”, casi es hoy sustituida por “estar al segundo”. Y aun más en Medicina, donde el conocimiento se halla en constante evolución. La red, nos ofrece además, multitud de posibilidades para estar “conectados” a compañeros del mismo campo médico en cualquier parte del mundo a tiempo real, poder asistir a cursos y congresos “online” que serian inaccesibles de otra forma… etc.
Por tanto, rechazar las posibilidades que la sociedad digital nos aporta a los profesionales de la medicina, es condenarnos a vivir en el pasado, de espaldas a la innovación y transformándonos en mamuts en extinción.
Conectar, compartir, explorar, interactuar, innovar, descubrir… conceptos ligados a internet, que deben ser exprimidos por cada uno de nosotros.
Animo, pues a mis compañeros menos alfabetizados digitalmente a dejarse enamorar por la red, a aprovechar sus amplias posibilidades… a perder poco a poco el miedo y a pedir ayuda si es necesario a aquellos que por una u otra razón, accedimos hace tiempo a sus pequeños “milagros”.
No olvidemos el fonendo… y tampoco la red. (y viceversa)