WASHINGTON (AP) – Después de inflar una burbuja de expectativas para una histórica cumbre con Corea del Norte, el presidente Donald Trump la lanzó.
Su retirada de una cumbre organizada apresuradamente con Kim Jong Un generó fuertes críticas y algunos elogios en Washington.
Los opositores de Trump dijeron que había fracasado en un baile delicado y diplomático con Corea del Norte, a riesgo de alimentar las tensiones, de aliados fríos como Corea del Sur y de hacer que China esté menos dispuesta a presionar económicamente a Pyongyang.
Pero algunos observadores de Corea del Norte dijeron que era lo correcto. Trump no estaba convencido de que Pyongyang hablara en serio de renunciar a sus capacidades de armas nucleares, dijeron, por lo que el presidente tenía razón al desechar la cumbre por el momento y seguir probando el interés de Kim en las negociaciones sustantivas.
“No creo que esto cierre la puerta”, dijo Olli Heinonen, un ex subdirector general de la agencia nuclear de la ONU. “Está probando qué tan dispuesto está Kim. Tenemos que recordar por qué Kim asiste a la reunión. Las sanciones son mordaces. Tienen problemas económicos allí. No creo que este sea el final del camino”.
La gran pregunta ahora es cómo Kim reacciona.
Fue rechazado el mismo día en que Corea del Norte demolió su sitio de pruebas nucleares frente a periodistas internacionales que tenían acceso sin precedentes al sitio remoto, un gesto concreto, si no irreversible, hacia la desnuclearización.
“Se sentirán traicionados”, dijo Mark Fitzpatrick en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, un grupo de expertos británico. “Hay buenas posibilidades de que Corea del Norte reanude las pruebas de misiles que han detenido durante seis meses”, comenzando con los sistemas de corto alcance.
La carta de Trump a Kim mantuvo la puerta abierta al diálogo, pero también conllevó una amenaza evocadora del año pasado cuando Corea del Norte afinaba su capacidad de atacar a los Estados Unidos continentales con un misil de punta nuclear. Durante esos meses tensos, el presidente, molesto por el lenguaje belicoso de Pyongyang, estaba molestando a Kim por el tamaño de su botón nuclear.
En esta ocasión, Trump escribió que estaba rezando a Dios porque Estados Unidos no necesitaría usar sus armas nucleares “masivas y poderosas”.
“Creo que, en general, el mensaje del presidente fue cortés, aunque su referencia al arsenal nuclear de Estados Unidos me pareció un poco amenazante”, dijo Christopher Hill, el principal negociador de Estados Unidos con Corea del Norte bajo la administración de George W. Bush.
Hill dijo que las perspectivas de una cumbre probablemente hayan terminado por el momento.
Una ráfaga de declaraciones característicamente combativas de Corea del Norte, calificando al vicepresidente Mike Pence como un “maniático político” y amenazando la confrontación nuclear con Estados Unidos, dejó en claro que el Norte no estaba dispuesto a renunciar a sus armas nucleares en breve como asesores clave de Trump como el consejero de seguridad John Bolton era exigente.
Hill dijo que Trump probablemente necesitó esquivar la cumbre porque “de repente se le ocurrió que Corea del Norte no estaba lista para abandonar sus armas nucleares por nada”.
Eso no es realmente una sorpresa. En marzo, Trump conmocionó al mundo al aceptar repentinamente una reunión sin precedentes con el líder norcoreano, que debía celebrarse en Singapur el 12 de junio. Aunque las posibilidades de éxito eran inciertas, la Casa Blanca incluso había presentado una moneda conmemorativa. con los perfiles de Trump y Kim para anunciar las “conversaciones de paz”.
El presidente claramente disfrutó la perspectiva de ejercer su supuesta destreza como negociador para traer a casa al padre de todos los tratos que aliviarían la amenaza nuclear de Corea del Norte y terminarían formalmente con la Guerra de Corea de 1950-53.
Eso siempre iba a ser una posibilidad remota.
Puede señalar algunos progresos realizados, incluido el lanzamiento este mes de tres detenidos estadounidenses por parte de Corea del Norte como gesto de buena voluntad. El Secretario de Estado, Mike Pompeo, ha tenido contactos raros y directos con Kim, abriendo la puerta al compromiso de alto nivel.
Pero Trump ahora está abierto a la crítica de que su administración no había logrado sentar las bases para una reunión tan importante con un amargo adversario estadounidense.
“Al acordar apresuradamente una cumbre y luego ser él quien se vaya, el presidente Trump debe comprender que ahora se ha debilitado y aísla aún más a Estados Unidos”, dijo el senador Robert Menéndez, demócrata de alto rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
James Acton, codirector del Programa de Política Nuclear en Carnegie Endowment for International Peace, dijo que Trump ahora tiene un difícil camino diplomático para sostener la campaña de “máxima presión” liderada por Estados Unidos para lograr que Corea del Norte renuncie a sus armas nucleares.
China, el principal socio comercial de Corea del Norte, va a elogiar la demolición del sitio de pruebas nucleares y podría inclinarse a facilitar la aplicación de sanciones económicas, dijo Acton, señalando informes de que el comercio de Corea del Norte con China ya se había reanudado.
“Corea del Norte ha hecho lo suficiente por ahora para aplacar a China y China lo va a convertir en un salvavidas económico”, dijo.
También podría dañar las relaciones de Estados Unidos con el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, que estuvo en la Oficina Oval esta semana. Moon ha invertido mucho capital político para mejorar las relaciones con Corea del Norte, aunque Pyongyang acaba de interrumpir una reunión de alto nivel con Seúl sobre simulacros militares estadounidenses-surcoreanos.
Moon jugó un papel decisivo en la génesis de la cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte, pero su gobierno parecía sorprendido por la repentina decisión de Trump de cancelar, una señal preocupante de desconexión diplomática entre aliados cercanos.
“Estamos tratando de descubrir cuál es la intención del presidente Trump”, dijo el portavoz presidencial Kim Eui-kyeom, según la agencia de noticias Yonhap.
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