Las guerras han sido trasladadas al arte de todas las maneras posibles. En el cine, en la pintura y como no, en los videojuegos. De todas, la más recurrida es la Segunda Guerra Mundial, llevada a las consolas de muy diferentes formas. Una de las menos aprovechadas es la referida a las batallas aéreas, tan importantes y decisivas en el devenir de dicha guerra. Air Conflicts es un especialista en ello, trayéndonos por allá por el 2012 a PC, Playstation 3 y Xbox 360, las famosas batallas que se fraguaron en el océano Pacífico entre Estados Unidos y Japón a través de Air Conflicts: Pacific Carriers. Unos años después y para una posterior generación, Games Farm coge el relevo a BitComposer Games, y nos presenta para Playstation 4 una adaptación de dicho título, con una escasas novedades pero con toda la acción de siempre.
ANÁLISIS
VERSIÓN DISPONIBLE
PS4
VERSIÓN ANALIZADA
PS4
DESARROLLADOR
GAMES FARM
DISTRIBUIDOR
MERIDIEM GAMES
VALORACIÓN
6’2
NUESTRA FORMA DE VALORAR LOS JUEGOS
La historia se narra, a través de personajes ficticios, desde dos bandos, el estadounidense y el japonés. Cada bando cuenta cómo vivió y como se enfrentó a cada una de las épicas batallas que en el Pacífico se vivieron, entre las que están, los ataques a Pearl Harbor, Midway o Wake Island, o la incursiones a Doolittle. La narración, acompañada de videos e imágenes (algunas reales) en blanco y negro y con efectos de sonido clásico, sirve para crear una ambientación que permita meterte de lleno en el papel y sentir lo que cada batalla supuso. Es verdad que pasa de pies puntilla por cada evento, pudiendo hacer un poco más extensa la preparación y narración de cada batalla, ya que pocas veces se puede recrear este tipo de encuentros bélicos desde la perspectiva de los ejércitos del aire, pero aun así, se agradece esas escenas preparatorias de cada misión.
Los limitados modos de juego que se incluyen a día de hoy, por culpa en gran parte del acaparador multijugador, hace que se gratifique cuando encontramos títulos que aun apuestan por la inclusión de la variedad en sus modos. Si es verdad, que esta edición no incluye nada nuevo en este aspecto respecto a la versión de la generación anterior, pero sigue poseyendo todos los que en su momento se pudieron jugar, dándole algo de vida post campaña.
La campaña es el modo de juego clásico en el que podemos vivir la guerra del Pacífico desde los dos bandos. Tenemos dos subcamapañas por cada Armada, dividida cada una de ellas en 5 capítulos. Normalmente, dentro de cada capítulo encontramos las batallas, que son los eventos principales que debemos de realizar para poder avanzar en la historia, y las misiones secundarias, que con distinto nombre solo sirven para incluir pilotos a nuestro escuadrón y para adornar un poco más cada capítulo.
El entrenamiento, como su propio nombre indica, son una serie de objetivos a cumplir que se indicaran junto a su forma de realización, debiendo aprender las distintas habilidades y técnicas que posteriormente se exigirán en las misiones. Este entrenamiento lo podemos realizar cuantas veces queramos desde el menú, siendo obligatorio realizarlo al menos una vez al comienzo de la campaña.
En batalla instantánea podremos crear batallas a nuestro antojo. Pudiendo elegir la ubicación, el clima, el tipo de batalla, las aeronaves que participaran y el número de ellas.
El modo ¡sobrevive!, a diferencia de los demás, no deberemos de pilotar un avión, sino que estaremos a los mandos de las torretas de defensa de un portaviones, debiendo sobrevivir a los bombardeos aéreos del enemigo el máximo de tiempo posible.
Por último el modo multijugador, desaprovechado donde los haya. Como es típico en esta clase de juegos, no existen partidas, encontrándose un cúmulo de interesantes modos de juego desiertos, pudiendo esperar con una partida creada a que aparezca alguien durante minutos sin existo. Una pena, pues los cuatro modos de juego, la casi veintena de aeronaves y las distintas opciones de personalización de cada partida, hacen de este, un multijugador muy interesante, y que debido a la jugabilidad del título podría dar horas y horas de entretenimiento.
Hablando de la jugabilidad de Air Conflicts: Pacific Carriers, para quien todavía no lo sepa, estamos ante un simulador aéreo de acción bélica, con una accesibilidad para todos los públicos digna de alabar. Con esto nos referimos a los dos modos de control que el título posee; podemos elegir un modo simulación, cuya pericia que se exige es bastante alta; por lo que si escogemos jugar con este tipo de control, deberemos de tener paciencia y tiempo, pero la sensación de control real de un avión es francamente realista. Por otra parte, podemos elegir el modo arcade, con el que el control se vuelve asequible y sencillo.
La mecánica de juego es como os podéis imaginar. Tanto en la campaña, como en los diferentes modos de juegos offline y online debemos de cumplir los mismos objetivos, diferenciando entre ataques entre aviones, bombardeos en picado y bombardeos de torpedos. En el modo campaña, las distintas misiones se compondrán de diferentes objetivos en los que deberemos de hacer siempre alguna o varias de estas acciones, por lo que con el paso de las misiones puede tornarse un poco repetitivo. Los aviones a poder elegir en el modo campaña están restringidos a tres por facción, pudiendo pilotar alguno que otro diferente en alguna misión extra. Por lo que si queremos disfrutar de toda la gama de aviones deberemos de hacerlo en los demás modos. Los aviones de caza y velocidad serán los que usemos para derribar a los pájaros enemigos, mientras que para los bombardeos de barcos y de localizaciones terrestres, necesitaremos a los escuadrones de bombardeo en picado y bombardeo con torpedos.
La elección de cada uno antes de cada misión y el equipamiento de su armamento será vital para el triunfo de la misión, al igual que la dirección táctica que hagamos de nuestro escuadrón. Y es que, la faceta táctica en este título viene bien implementada, debiendo pensar nuestras decisiones y acciones sabiendo las consecuencias que pueden tener. Así, además de la elección de los aviones y de su equipamiento, tendremos a nuestra disposición un escuadrón compuesto por diferentes números de aviones de cada tipo según la misión. Podremos cambiar de uno a otro pulsando un botón, debiendo de hacerse esto con cuidado, ya que al cambiarlos, estos se volverán al portaviones a repostar y recargar munición o a ser reparados en caso de que sufran un determinado daño, estando por tanto indisponibles durante un determinado tiempo. La necesidad de cambiar entre los diferentes aviones del escuadrón se hará necesaria por dos grandes motivos: por la lluvia de balas que puede hacer pedazos el avión en un momento, o por la munición limitada que posee cada uno, por lo que debemos de elegir con cuidado donde atacamos, como atacamos y con qué atacamos.
Toda esta necesidad de un planteamiento táctico para afrontar las batallas se diluye por la inoperancia del enemigo. Pudiendo elegir entre cuatro niveles de dificultad, los aviones enemigos no terminan de ser un rival competente. Su inteligencia brilla por su ausencia y la presencia de maniobras cuanto menos dudosas (como buscar el choque entre aviones) son habituales. El consejo que aquí un servidor os puede dar, es el de aprender a jugar con el modo simulación, y disfrutar cazando pájaros enemigos con la sensación de pilotar un avión, sin preocuparos por la ausencia de la dificultad enemiga.
Si hablamos del apartado gráfico, debemos de estar enfadados con el no trabajo realizado. Hablamos de trabajo no realizado porque si ya de por sí en la generación anterior el juego lucia de forma simple y sin alardes, después de esta tímida adaptación a nivel gráfico, el juego queda visualmente desfasado. Una pequeña mejora en texturas e iluminación que no son suficientes para llegar a un mínimo exigible en esta nueva generación.
El modelado de los aviones si está bastante logrado, siendo fieles reproducciones. Pero fuera de ahí, lo demás no alcanza un estándar que cualquier jugador pediría. Los portaaviones, tan importantes y decisivos en la historia, así como el resto del escenario, puertos, selvas, montañas, casetas, edificios o vehículos quedan en un segundo plano, teniendo algunos texturas realmente horribles. Las explosiones, destrucción de los aviones o bombardeos también son deficientes, más cuando lo observamos bien de cerca, siendo solamente salvable el humo junto al fuego.
Otro palo que debemos de dar es respecto a la famosa cámara de cabina. Creo que como aficionado de los aviones no hay nada más bonito que la cabina del piloto y poder jugar desde la misma. El título presenta la posibilidad de elegir esta cámara, pero la recreación de la misma es muy pobre. Texturas planas, indicadores inmutables y falta de manos en los mandos de vuelo, restan credibilidad, obligando a usar la cámara exterior.
Diferente es el apartado sonoro, con una gran bso, que invita a lo épico durante las batallas y al rezo cuando repasamos la lista de los caídos en combate. La ambientación sonora ayuda a introducirnos en las batallas; todos los efectos de sonido, los disparos, los motores de los aviones o las explosiones de los bombardeos, aunque estas pecan de genéricos y llegan a pasar desapercibidos con el tiempo.
Para terminar, aclarar que el título viene con menús y subtítulos en castellano, pudiendo elegir la narración de la historia de la armada nipona en ingles o japonés.
NUESTRA OPINIÓN FINAL
-
El vacío que existe en el mercado de las consolas de los simuladores de vuelo hace que apreciemos cualquier producción que aparezca. Este vacío lo ha aprovechado Games Farm para traernos una adaptación, que si bien no viene acompañada de notorias novedades, si que sirve como metadona para calmar un poco esa necesidad. El título evoca una de las guerras más conocidas dentro de la Segunda Guerra Mundial, contada de forma light pero rememorando todos los momentos épicos que allí sucedieron. Incluye la acertada posibilidad de elección entre un modo de control arcade y otro simulación y un elenco de casi veinte aviones elegibles para 4 modos de juego. La contrapartida la pone el escaso empeño puesto en su apartado gráfico, paupérrimo para la generación actual. Solo nos queda saciarnos con él, mientras esperamos la salida de un auténtico Air Conflicts de nueva generación.
-