
Bajo la promesa de ofrecerle todo el tiempo de desarrollo necesario para devolverle a la saga el nivel de calidad que verdaderamente le corresponde, ha llegado ya a nuestras manos Assassin’s Creed Origins. Y es que la franquicia no está pasando por sus mejores momentos precisamente, debido al descontento generalizado del público causado principalmente por recientes entregas que denotaban una clara precariedad en el momento de salir a la venta.
Para esta nueva ocasión los chicos de Ubisoft han deseado hacer caso a los fans, por lo que hemos tenido que esperarlo un año más sí, pero gracias a ello podemos decir que el título marca realmente un antes y un después en el devenir de la franquicia. Origins ha conseguido significar un verdadero cambio de rumbo para la saga a la que pertenece, aunque ¿se le habrá notado lo suficiente el año más de desarrollo para clasificar este nuevo lanzamiento como todo un éxito? y, lo más importante ¿Merece la pena volver a unirnos al credo de los asesinos para presenciar en esta nueva ocasión cómo fueron sus orígenes? A continuación, trataremos de ofreceros nuestra opinión al respecto de la forma más claramente posible.

Viajamos nada menos que al Egipto de Cleopatra para asistir a los orígenes de todo
Y para ello, por supuesto, debemos empezar por introduciros brevemente en la historia del título. Ésta, como todos ya sabréis a estas alturas, nos traslada a un Egipto que se encuentra inmerso en una época de cambios y conflictos: Cleopatra y su hermano pequeño el faraón Ptolomeo XIII están debatiéndose la posesión del trono de todo Egipto con, por supuesto, mucho más que palabras. Mientras tanto su pueblo se enfrenta a obligados cambios que son fruto de la invasión (no del todo consentida, pero tampoco forzosa completamente) de un pueblo griego que pretende instaurar su soberanía y sus creencias más que compartirlas con los egipcios.
Pero podéis pensar que toda esta pequeña clase de historia real no tiene nada que ver con la trama del título, no obstante es todo lo contrario. Los chicos de Ubisoft han logrado recrear la cultura egipcia a la perfección teniendo en cuenta todos los detalles anteriormente descritos (así como muchos otros que o desconocemos o que pasaremos por alto para no extendernos demasiado). A lo largo de nuestro viaje podremos ser testigos de las injusticias que ciertos ciudadanos griegos causan a los egipcios que consideran inferiores, así como de la intromisión (para bien y para mal) de un pueblo romano que tan solo desea echar el guante a todo lo que esté a su disposición.

Nuestro papel como jugadores dentro de todo este lío es el de ponernos en la piel de Bayek, un egipcio perteneciente a un antiguo grupo de élite del ejército egipcio (Medjay) pero que ahora ve cómo su cargo sigue el mismo camino que han tomado sus más arraigadas creencias hacia la cuerda floja contra el olvido. Su aventura da comienzo alentada tan solo por un sentimiento de la más cruda venganza, aunque también guarda la esperanza de que al culminarla podrá dar paz finalmente a su hijo asesinado por culpa de un misterioso grupo que se hace llamar “La Orden de los Antiguos”.
Por supuesto, poco más os hablaremos aquí sobre la historia que nos ofrece el título para no destriparla en absoluto. No obstante, cabe resaltar el gran trabajo realizado por el estudio francés a la hora de contextualizar todo el mundo del juego con el viaje de nuestro protagonista. Clara muestra de ello son las abundantes misiones secundarias que, en esta ocasión, cobran relevancia hasta el punto de convertirse en algo prácticamente obligatorio (aunque volveremos a hablar sobre ello y con más detalle más adelante), aduciendo a lo largo de las mismas constantemente al cargo de medjay que ostenta Bayek para que ninguna nos parezca en absoluto fuera de lugar.
La trama principal por su parte cuenta con algunos momentos que nos han parecido algo pesados, aunque por lo general será interesante y contará con los suficientes giros y momentos clave como para mantenernos pegados a la pantalla con gran interés. También debemos resaltar que la misma puede llegar a diluirse demasiado entre toda la variedad de misiones secundarias que, recordamos, nos veremos obligados a realizar para subir de nivel y poder enfrentarnos a otra nueva misión principal que antes nos hubiese resultado casi imposible de afrontar. Sin embargo, como ya hemos mencionado anteriormente, el mundo es muy consecuente consigo mismo y las historias de las misiones secundarias han recibido mucha más atención que en anteriores entregas, por lo que también llegan a reclamar lo suficiente nuestra atención como para no llegar a convertirse en algo demasiado monótono y repetitivo.

Tampoco deseamos pasar por alto otro aspecto de la historia que suele causar discusiones a lo largo de las entregas que recibe la saga en mayor o menor grado: la historia del presente. Assassin’s Creed Origins nos relatará una breve trama que continúa con todo lo que pudimos ver en anteriores entregas. Sin embargo, tal y como viene ocurriendo en las entregas más recientes, ésta no nos aporta nada en absoluto más allá de demostrarnos una vez más el hecho ya innegable de que los chicos de Ubisoft no saben qué hacer con ella tras pasados acontecimientos clave que no detallaremos para evitar posibles spoilers.
Un cambio de rumbo para la franquicia que también se ve reflejado en la jugabilidad
Cabe destacar lo irónico que resulta que con Origins se haya quebrantado la regla de no volver a un pasado más lejano en una entrega principal de la franquicia, pues evidentemente sí que se ha hecho marcando así un cambio de rumbo a nivel jugable de lo más significativo. Las mecánicas de mundo abierto son una de la más clara muestra de ello. Esta nueva entrega toma muchas ideas de otros títulos tales como The Witcher 3 (que es el más reconocible, pero no el único) para integrarlas en su mundo añadiéndole al juego muchas más mecánicas afines al RPG.
Y aunque en anteriores entregas de la franquicia ya hemos podido ver algunos acercamientos al género del rol, no ha sido hasta ahora cuando estas nos parecen lo suficientemente significativas y llegan a estar integradas de forma correcta y satisfactoria. De esta forma tendremos que estar mucho más pendientes de nuestro nivel así como del de nuestros enemigos o, incluso, del de las misiones para no convertirnos en un blanco sumamente fácil de batir.
La más clásica mecánica de la saga que es el sigilo no nos permitirá pasar por alto el obstáculo en el que se convierte el nivel, pues tampoco podremos hacer uso de ella para eliminar de un solo plumazo a enemigos superiores a nosotros. No podemos no incidir en el excelente trabajo que se ha llevado a cabo para mejorar esta importantísima mecánica para la saga. Los de Ubisoft han mirado atrás y vuelven a ofrecernos posibilidades que habíamos visto perderse a lo largo de las más recientes entregas (como escondernos entre la maleza u ocultar cadáveres). De igual forma se ha realizado un excelente trabajo a la hora de crear las rutinas de la IA: los enemigos interactuarán entre ellos, dormirán y limpiarán de cadáveres las fortalezas (entre otras muchas cosas) y no se limitarán a seguir un camino que les lleve a pasar justo al lado de un posible escondite de una forma demasiado obvia.

Su comportamiento durante el combate también denota un gran trabajo llevado a cabo por los franceses, y brillará con luz propia gracias a uno de los mayores cambios sufrido por la jugabilidad de Assassin’s Creed Origins: las mecánicas de combate. De nuevo debemos llamar a colación a la obra de CD Projekt Red, pues también ha servido de inspiración invitando así a optar por un sistema mucho más estratégico para Origins que el que podemos ver en anteriores entregas. Gracias a ello encontraremos un combate mucho más realista y exigente, que nos obligará a pensarnos dos veces el enfrentarnos a un grupo moderadamente grande de enemigos, aunque ello pueda reportarnos mayores recompensas tanto en experiencia como en armamento u oro (o, simplemente, para finalizar más rápidamente cierta misión). También deberemos prestar mucha más atención al tipo de arma que utilizamos para enfrentarnos a un enemigo de determinada clase, pues estos se diferenciarán mucho entre sí y condicionarán enormemente nuestra forma de luchar (y la de nuestros oponentes, por supuesto).
Las armas que podemos obtener de nuestros enemigos cobran también una mayor importancia al poder superar en nivel y en daño causado a las que portamos (lo que llamamos loot). Éste se nos ha antojado algo sobreexplotado, haciendo que desaparezca prácticamente la necesidad de hacer uso de las herrerías más allá de mejorar nuestras armas favoritas (aunque al hacerlo no dejamos de pensar que muy pronto encontraremos otra que será aún mejor), así como también de la tienda que nos permite comprar equipamiento a cambio de dinero real. Y es que sí, se ha convertido ya en algo casi imposible encontrar un lanzamiento que no posea micropagos, y Assassin’s Creed Origins no es ninguna excepción a esta regla. De igual forma, como ya hemos mencionado anteriormente, el loot que encontraremos durante nuestros combates será suficiente como para mantenernos bien equipados durante toda la aventura, lo que convierte a la tienda en algo muy fácil de ignorar (a menos que deseemos obtener ventajas u objetos de personalización, claro está).

Volvemos a poner sobre la mesa el tema de las misiones secundarias para exponeros todo lo que éstas nos ofrecerán por todo Egipto, pues aunque no lo hemos mencionado antes el mapa es simplemente impresionante no solamente en tamaño sino también en realismo y ambientación (además de extremadamente bello). A lo largo del mismo tendremos la oportunidad de realizar, ya sea por interés propio o por adquirir nivel para continuar avanzando en la trama principal, una gran variedad de misiones secundarias que irán desde el más simple asesinato o rescate hasta llevar a cabo una investigación (aunque este último tipo de misión será demasiado lineal y simple, sin dejarnos investigar por nuestra cuenta más allá de buscar otro icono más). Como ya hemos señalado anteriormente, el guion de estas actividades es lo suficientemente interesante como para invitarnos a realizar más y más misiones que, además, contarán por primera vez en la saga con pequeñas ramificaciones de lo más interesantes (aunque no demasiado complejas, desgraciadamente).
Ante tantas mejoras a nivel jugable debemos resaltar uno de los pequeños peros que encontramos en esta nueva entrega con respecto a sus predecesoras, que nos invita a mirar fijamente al movimiento de los personajes. Las cuidadas animaciones de los mismos han sido siempre una de las cualidades que sobresalían en todo lo que llevase en el título Assassin’s Creed, aunque en Origins comprobamos cómo este aspecto ha recibido menos interés por parte de los desarrolladores.
Es agradable parar un poco para observar la belleza del mundo
En cuanto al apartado artístico se refiere ya habréis podido descubrir algunas breves pinceladas que os han anticipado nuestra opinión al respecto, sin embargo, no deseamos finalizar el análisis sin mencionar el excelente trabajo que se ha conseguido al representar el antiguo Egipto. La belleza del entorno toma protagonismo propio en cada una de las atalayas que sincronizaremos (si, aunque no lo hayamos mencionado hay atalayas, pues esto continúa siendo un Assassin’s Creed al fin y al cabo), regalándonos verdaderas obras de arte prácticamente a cada paso. La inmensidad del desierto se entremezcla con las pequeñas aldeas desperdigadas a lo largo del Nilo, donde también encontraremos, por supuesto, grandes metrópolis como Alejandría.

Los artistas de Ubisoft han conseguido otorgarle una gran personalidad a cada uno de estos entornos, dotándolos de un apartado gráfico sobresaliente que tan solo se ve empañado por una tasa de frames demasiado inestable en el modelo estándar de PlayStation 4, donde nosotros hemos tenido oportunidad de probar el juego. No obstante, la versión Pro de la consola suaviza mucho este varapalo, acercando la tasa mucho más al 30, aunque tampoco llega a ser constante.
El espectáculo en el que se convierte Assassin’s Creed Origins queda culminado gracias al gran sonido ambiental que ya se ha convertido en marca indiscutible de la saga, además de una banda sonora a la altura de las circunstancias que también nos regala algunos temas que sobresalen y que se quedarán grabados para bien en nuestros oídos. No obstante, al igual que el apartado artístico, el sonoro también nos ha dejado un pequeño bache que debemos resaltar, y que es todo lo referente al doblaje en español que, por cierto, no viene incluido en el disco y hay que descargarlo forzosamente ocupando en nuestro sufrido disco duro más de 600mb.
Mucho se ha hablado ya sobre el cuestionable doblaje de Clara Lago para ponerle voz a Cleopatra, aunque también debemos remarcar que deja mucho que desear para la potencia requerida por un personaje tan emblemático y poderoso como lo es la reina. Sin embargo, el resto de profesionales que han prestado su voz tampoco llegan a ofrecernos un doblaje a la altura muy posiblemente por culpa de las restricciones a su trabajo ofrecidas por todas las compañías desarrolladoras, y en este caso concreto por Ubisoft. Deseamos hacer un pequeño inciso para destacar el doblaje del protagonista Bayek llevado a cabo por Jordi Boixaderas (al cual reconoceréis por dar voz a personajes como Russell Crowe) y al de Ana Alborg que da vida a Aya, quienes sí que cumplen por encima del resto (junto con otros muchos personajes más o menos principales aunque en menor medida al ser escuchados mucho menos durante el juego).
Conclusión
Assassin’s Creed Origins ha significado el verdadero lavado de cara que necesitaba desesperadamente la franquicia. El título no es perfecto, continúa presentando algunos de los errores que ya existían en sus predecesores y ha generado alguno nuevo del que éstos carecían. Sin embargo, el resultado final ha sido del todo positivo, ofreciéndonos una nueva y magnífica aventura que estará acompañada por una jugabilidad a la altura de las circunstancias. El antiguo Egipto se convierte de esta forma en el marco idóneo para que la saga renazca de sus cenizas, permitiéndonos presenciar nada menos que el origen de todo y lo hace de una forma renovada y espectacular.
Historia - 89%
Jugabilidad - 87%
Gráficos - 78%
Sonido - 81%
84%
Assassin’s Creed Origins ha significado el verdadero lavado de cara que necesitaba desesperadamente la franquicia. El título no es perfecto, continúa presentando algunos de los errores que ya existían en sus predecesores y ha generado alguno nuevo del que éstos carecían. Sin embargo, el resultado final ha sido del todo positivo, ofreciéndonos una nueva y magnífica aventura que estará acompañada por una jugabilidad a la altura de las circunstancias. El antiguo Egipto se convierte de esta forma en el marco idóneo para que la saga renazca de sus cenizas, permitiéndonos presenciar nada menos que el origen de todo y lo hace de una forma renovada y espectacular.
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