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Análisis Carmageddon: Max Damage

Publicado el 25 julio 2016 por Jorge Farinós Ibáñez @Living_PS

logo Carmageddon Max Damage

Tras un año de haber sido lanzado Carmageddon Reincarnation, Stainless Games ha vuelto a poner la franquicia de conducción en el punto de mira. En esta ocasión el juego nos llega con el nombre de Carmageddon: Max Damage, sin la necesidad de una campaña de Kickstarter tal y como lo hizo su antecesor y con la firme promesa de ofrecernos todo por lo que conlleva el simple nombre de Carmageddon adaptado a las expectativas de los jugadores actuales.

Por todos es conocida la saga de la que forma parte el nuevo lanzamiento del estudio inglés, ya sea por habernos ofrecido horas y horas de desenfadado entretenimiento desde el pasado año 1997 o por ser uno de los orígenes de la supuesta y ancestral relación entre los videojuegos y la violencia, algo que tal vez tiene que ver con el hecho de ser uno de los primeros videojuegos (y probablemente el más reconocido) que nos recompensa directamente por atropellar a personas inocentes.

Carmageddon Max Damage 2

Todo esto cambió cuando el título llegó a diferentes países que obligaron a sus creadores a parchearlo y que así encontrásemos en lugar de peatones humanos a zombis o robots, cuyos asesinatos son más aptos para un público influenciable (supongo). Sin embargo, todo eso ya pasó y el nuevo Carmageddon: Max Damage ha llegado a nuestras manos con toda la violencia gratuita con la que fue ideado desde el principio y el humor negro que ya se ha convertido en característica fundamental para la franquicia. Pero adentrémonos algo más en los entresijos del título para descubrir así si se ha convertido en el digno sucesor de un nombre tan controversial o, por el contrario, la nueva propuesta de Stainless Games se ha quedado por el camino.

Histori… bueno, Modo Campaña

Como ya hemos comentado anteriormente, el mayor atractivo del título reside en su temática tan radical como desenfadada, el juego nos invita a adentrarnos en su “lore” de destrucción sin sentido, ponernos a los mandos de las máquinas de matar que se llaman a sí mismas coches y divertirnos arrollando a todo lo que encontremos a nuestro paso, aunque también podemos optar por competir como si de una carrera normal y corriente se tratase (a menos que nuestros rivales no estén muy de acuerdo con eso y decidan embestirnos una y otra vez).

El modo campaña (por llamarlo de alguna manera) nos ofrece una serie de 16 competiciones diferentes que deberemos ir desbloqueando sistemáticamente consiguiendo puntos. Encontraremos diferentes opciones de competición que se diferenciarán entre sí dependiendo del método de conseguir la victoria: en unas tendremos que llegar los primeros a la meta, en otras destrozar a nuestros rivales…

El modo más reconocible y que más describe a la perfección el espíritu del juego es el denominado “Carma Clásico”. Este nos permitirá hacernos con la victoria utilizando el método que prefiramos, haciendo un estupendo uso de las pistas abiertas que conforman por ellas mismas un pequeño sandbox en el que liberar nuestros más oscuros sentimientos.

Carmageddon Max Damage 1

Sin embargo, el método que tiene el juego para avanzar en la “trama” es la primera incongruencia que encontramos con el universo de la franquicia anteriormente mencionado, ya que pronto descubriremos que la forma más sencilla de desbloquear un nuevo capítulo es la de conducir de forma ortodoxa (por no mencionar que si lo hacemos al más puro estilo Carmageddon es muy probable que debamos repetir una y otra vez las pistas que ya tenemos desbloqueadas), dejando claramente de lado el alma caótica que tanto nos llama la atención.

Para poder disfrutar de todo ello tendremos a nuestra disposición más de 30 vehículos, que iremos consiguiendo a medida que los destrocemos durante el modo carrera. Podremos elegir cualquiera que nos guste contando cada uno de ellos con diferentes características que también tendremos oportunidad de mejorar. Algo que, sin embargo, hemos encontrado muy mejorable es la personalización de los mismos, ya que solamente podremos elegir entre unas contadas skins para cada uno de ellos.

Carmageddon Max Damage 3

El volante como una extensión de… nuestra ira

Desgraciadamente es mi obligado deber afirmar lo más directamente posible que la jugabilidad que encontramos en Carmageddon: Max Damage no cumple con las expectativas que promete un título de tal calado. El control de los vehículos es demencial, lo que se convierte en una verdadera pesadilla y en un absoluto desastre, ya que hablamos de un título de conducción en el que tendremos que pasar todas y cada una de las horas que le dediquemos controlando un vehículo que no girará cuando así lo deseemos o que lo hará sin el menor control cuando menos conveniente sea.

La Inteligencia Artificial sigue la línea del control convirtiendo en ridículas y totalmente ilógicas las acciones de nuestros rivales, llegando a convertirse realmente en el peor enemigo que encontraremos durante nuestras horas al volante. En cuanto a los peatones que encontraremos en el juego, repiten la tónica que le inspiran los demás conductores, convirtiéndose en simples trozos de carne que deambulan por el escenario sin ningún sentido y cuya única finalidad será la de permitirnos atropellarlos sin mucho esfuerzo (a menos que queramos hacerlo con todos los que hay en el mapa, que será cuando el simple hecho de encontrarlos se convertirá en un auténtico suplicio).

El diseño de niveles, sin embargo, es uno de los puntos fuertes que encontraremos en el juego. Pese a tener que reconocer que los mapas no están muy inspirados (sus temáticas son demasiado simples y su arquitectura torpe), están muy bien diferenciados entre sí y llegan a convertirse en muy entretenidas zonas de juego para el modo sandbox (aunque el modo carrera vuelve a lastrar todo ello debido a sus circuitos poco intuitivos y no muy bien trazados).

Carmageddon Max Damage 6

Chúpame mis partes

Sin embargo, desandemos todo el camino hasta casi el principio del análisis. Como ya hemos comentado, el juego hace gala del humor irreverente y de la violencia extrema que ha hecho famosa a la franquicia. Y lo hace estupendamente bien. Desde el humor negro que encontraremos en hitos (como el que da título a este apartado, no penséis mal) y trofeos, hasta los power ups que encontraremos desperdigados por el mapa nos recordarán fácilmente por qué continuamos jugando y, aunque no queramos reconocerlo, nos arrancarán alguna que otra sonrisita culpable.

Carmageddon: Max Damage alcanza su plenitud cuando dejamos todo de lado, olvidamos su insoportable control y nos dejamos llevar por sus características desenfadadas sandbox, ya sea destrozando a nuestros rivales, masacrando a los pobres incautos que se encuentren en nuestro camino o (¿por qué no?) disfrutando de una simple carrera que llene nuestro limpiacristales con restos de viejecitas o minusválidos (hemos mencionado ya su humor negro, ¿no?).

Carmageddon Max Damage 4

Como reza el trofeo: 50 tonos de rojo

En cuanto a su aspecto multijugador online no podemos hablar de forma muy extendida, ya que aunque cuenta con una buena cantidad de modalidades diferentes de juego, los servidores se encuentran peligrosamente vacíos, haciendo que el solo hecho de encontrar una partida se convierta en un verdadero reto.

Desgraciadamente el aspecto técnico es el mayor clavo que encontraremos en la carretera de Carmageddon: Max Damage. Su aspecto no luce muy bien debido a unas texturas muy pobres (más propias de un juego de los inicios de PlayStation 3 que de un lanzamiento actual), por no mencionar que podemos encontrar cargas lentas en algunas ocasiones muy aisladas. Algo que no dista mucho de lo que encontramos en su aspecto sonoro, el juego cuenta con una banda sonora olvidable y sonido ambiental más nulo que inmersivo.

Conclusión

Carmageddon: Max Damage vuelve a revivir estupendamente los aspectos que ya convirtieron en el pasado la franquicia en un aspecto inolvidable del mundo de los videojuegos. Su humor negro, violencia extrema y gratuita y su diversión desenfadada nos ofrecerán una gran distracción a la hora de evadirnos de la manera más sangrienta que se nos ocurra. Sin embargo, todo ello queda muy ensombrecido debido al poco cuidado que encontramos en la parte técnica del juego, a la falta de novedades y a la clara disonancia ludonarrativa que deriva de su estilo frente a sus largos tiempos de carga y la estructura de su modo campaña.

Tras un año de haber sido lanzado Carmageddon Reincarnation, Stainless Games ha vuelto a poner la franquicia de conducción en el punto de mira. En esta ocasión el juego nos llega con el nombre de Carmageddon: Max Damage, sin la necesidad de una campaña de Kickstarter tal y como lo hizo su antecesor y con la firme promesa de ofrecernos todo por lo que conlleva el simple nombre de Carmageddon adaptado a las expectativas de los jugadores actuales. Por todos es conocida la saga de la que forma parte el nuevo lanzamiento del estudio inglés, ya sea por habernos ofrecido horas y… Análisis Carmageddon: Max Damage Análisis Carmageddon: Max Damage 2016-07-25 GabiStark

Puntuación

Jugabilidad - 43%
Gráficos - 32%
Sonido - 52%
42

42%

Carmageddon: Max Damage vuelve a revivir estupendamente los aspectos que ya convirtieron en el pasado la franquicia en un aspecto inolvidable del mundo de los videojuegos. Su humor negro, violencia extrema y gratuita y su diversión desenfadada nos ofrecerán una gran distracción a la hora de evadirnos de la manera más sangrienta que se nos ocurra. Sin embargo, todo ello queda muy ensombrecido debido al poco cuidado técnico que encontramos, a la falta de novedades y a la clara disonancia ludonarrativa que deriva de su estilo frente a sus largos tiempos de carga y a la estructura de su modo campaña.

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