Navecitas embrujadas kawaii
Cuando os hablo de juegos de naves, matamarcianos, o toda clase de sucedáneos que mezclan pequeños objetos voladores disparando todo tipo de proyectiles. No puedo dejar de nombraros la importancia que ha tenido la industria japonesa en ello. Y es que con todo tipo de locas ideas han ido llegando hasta hoy en día sagas, franquicias y conceptos que bien se saben que llevan en su genética a este país.
Y justamente el universo de Cotton es uno de esos que a base del boca a boca y su coqueta presentación, ha terminado por enamorarnos y trasladarnos a otros momentos donde este género estaba en su máximo apogeo.
Así que toca descubriros hasta dónde puede llegar un grupo de brujas de lo más kawaii montadas en su escobas esquivando proyectiles y regalando todo su humor. El el regreso de la franquicia esta vez con un nuevo y particular juego.
BRUJAS A TODO GASY es que entrar a Cotton Fantasy, es entrar a un cúmulo de buenas sensaciones en lo que a juego del termino cute' em Up se refiere. Donde el manejo de diferentes brujas en su fase de vuelo con escoba, bajo los esquemas clásicos de fases lineales donde termina en lo más alto, con un combate contra un gran jefe final, será la concepción que tendremos que tener clara en nuestra cabeza. Y que nos lleva a una experiencia frenética, divertida y bastante cuidada, pero sin perder esa esencia noventera coqueta que rezuma por todos sus pixeles.
Un juego que destaca en primer lugar por su ágil y sencillo control. Basándose en un sistema de disparo variable entre automático o por pulsación. A lo que se le une unos ataques especiales mediante carga de energía o recolección de ítems. Entre los que tengo que destacar un sistema de cristales de colores que viene directamente unidos a la potenciación de los diferentes tipos de proyectiles que nos aportan según el color de estos.
Proyectiles que por cierto llenan la pantalla tanto a nuestro favor cómo en nuestra contra. Y que lo vuelve un auténtico infierno de balas que nos obligan a no quedarnos quietos en ningún momento. Y donde tampoco puedo dejar de destacar un buen número de enemigos y grandes jefes, que nos hacen la vida más complicada, en unos escenarios muy interesantes a nivel conceptual que le dan variedad al universo.
Uno de los puntos más curiosos es el diferenciador entre las diferentes brujas. Y es que cada una de estas van a tener detalles y características, que la hacen únicas en su control y cualidades. Siendo una delicia gozar entre más de una decena de personajes, en los que las habilidades de ataque, las capacidades energéticas e, incluso la movilidad, harán una experiencia única con cada uno de estos.
Cómo es de esperar, no es un juego fácil. Requiriendo unas buenas cualidades de reflejos, agilidad y precisión. Sólo salvándonos unos posibles continúes, que a base de sacrificio de puntuación final, nos permiten continuar adelante. Cosa que nos acerca una baja duración, cómo es habitual en la época a la que homenajea, pero que vienen acompañada de esos retos por mejorar la puntuación o por hacernos con el recorrido de cada una de nuestras brujitas amigas, o el desbloqueo de ciertas fases extras, unos geniales bonus tridimensionales llenos de amor, y entrenamientos que nos motivan más aún.
La parte narrativa es realmente alocada. Sin demasiado sentido por momentos, y otras donde se les va un poco la cabeza con situaciones absurdas, momentos de mucho humor japonés, y una curiosa forma de llevar adelante una historia donde lo kawaii, lo violento, y el puro amor, se reúnen bajo el concepto de un juego de naves, con la mera escusa de ponernos a disparar a todo lo que se mueva delante nuestra.
Está claro que es un juego corto. Y que si no sabemos cómo sacar provecho a las fases y marcadores este se nos puede hacer demasiado corto.
Por otro lado, y pese a tener un correcto y ágil control, hay ciertos momentos que se echa en falta un mayor rango de movimiento, especialmente cuando necesitamos un amplio arco de este.
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