La distribuidora británica Ghostlight nos trae a Europa la última entrega de la infame saga Runabout de Climax Entertainment, en esta ocasión desarrollada por Rocket Company para Nintendo 3DS. Abrochaos los cinturones y coged un montón de cervezas bien frías. Es hora de conducir en plan extremo!
Nos encontramos ante el primer juego de la saga con gráficos en 3 dimensiones, y aunque de corte sencillo son muy cumplidores. No se perciben carencias importantes como el popping, y si tenemos que buscarles una pega sería que el framerate se resiente en ocasiones. La banda sonora es muy cañera y refuerza el espíritu anarquista del juego, que nos anima a ser unos auténticos salvajes tras el volante. Utilizaremos el botón B para acelerar y el X para meter la reversa. R para derrapar. La dificultad está bien ajustada, pero es inevitable que fracasemos en alguna misión que otra, y es entonces cuando el juego nos mostrará una pantalla de continuar con la opción No preseleccionada. Pero no podremos desplazarnos al Sí con el stick analógico, no. Tendremos que utilizar el pad digital. Por qué complicarlo tanto? No seas tan modesto, juego. Claro que queremos seguir jugando contigo!
Todo esto sin embargo es completamente secundario ante el hecho de que el título que nos ocupa es tremendamente divertido. (Excepto cuando se nos cala el motor. Eso no es divertido, eso sólo es frustrante.) Tendremos a nuestra disposición una amplia gama de singulares vehículos, claramente diferenciados entre sí. Desde un todoterreno tan amarillo como un submarino a varios automóviles de estilo clásico, pasando por un coche de policía, una Vespa o incluso un tanque.
Una de las cosas que más nos ha impresionado del juego es su enorme variedad de misiones. Tan pronto estaremos aniquilando tristes y desvalidos buzones como atravesando autopistas, templos y calles peatonales de una zona residencial a la velocidad del rayo. También descenderemos a las alcantarillas, irrumpiremos en zonas en obras, saltaremos desde puentes inacabados sobre edificios que son casual y convenientemente de la misma altura, y volaremos en parapente (?!) para infiltrarnos en unas instalaciones secretas con la intención de robar un revolucionario coche espía. Espera… Has dicho Robar? Eso suena muy feo. Más bien… Tomar prestado. Indefinidamente.
A medida que vayamos cumpliendo objetivos, iremos obteniendo mejoras para nuestros vehículos. Cañones, sirenas, turbo-inyección… Pero claro, no todas estas mejoras servirán para todos nuestros vehículos. A saber. Una moto no puede llevar equipado un cañón de tanque. No es posible. Aunque sería el sistema de frenado más increíblemente espectacular de la historia. Pero bueno, eso lo dejamos mejor para la segunda parte.
A nivel anecdótico… No sé si es sólo impresión mía, pero el juego tiene un aire muy… Japonés. Detalles como los puntos suspensivos en los diálogos, las gesticulaciones exageradas de los personajes durante las secuencias de vídeo, o el hecho de que se nos invite a conducir por la izquierda en la carretera dan la impresión de que sus programadores tienen que ser de origen nipón. O marciano. En este título, la rareza y la extravagancia de las situaciones no parecen tener fin. Y eso, desde nuestro humilde punto de vista, es algo siempre positivo.
En definitiva…
Un juego de conducción recomendado para agentes del caos y fanáticos de la destrucción indiscriminada a los que Driver se les queda corto con su realismo y cordura. Si eres del tipo de “persona” que siente una profunda satisfacción con el olor a neumático quemado, con el crepitar de la madera a tu paso, con el desquebrajante estallido del cristal de una luna que revienta contra tu parachoques, y con el ensordecedor grito de los peatones que se lanzan aterrorizados en perpendicular a la trayectoria de tu vehículo, este juego ha sido creado muy probablemente en exclusiva para tu disfrute personal.
Sucio bastardo.
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