Análisis de A Highland Song

Cantando a la luz, al mar y a la niebla

Inkle ha vuelto a forjar uno de esos juegos experimentales y únicos. Donde su narrativa, su interacción, y sus cualidades jugabilidad sencilla y cuidadamente entrelazadas, crean una aventura realmente emotiva. Llena de pequeñas singularidades que me han enamorado.

Una experiencia que sin ser perfecta, es tremendamente peculiar y llena de carácter. Sabe integrar plataformas, supervivencia y juegos de ritmo, en una obra donde Moira, y su entorno se llevan todo mi amor ante una de esas historias que te emocionan, te marcan, y dejan enamorados no solo de este tipo de juego, si no del propio lenguaje de los videojuegos en general, como en las siguientes lineas o voy a daros a conocer.

La historia del juego nos lleva a tomar el papel y conocer a Moira McKinnon. Una joven que brilla por su particulares cualidades, y por una pena que la recorre... nunca ha estado en el mar. Una niña con una vida compleja; con un padre que no se sabe dónde se encuentra, un hermano con el que no puede contar, y en la que no se lleva bien con su madre, la cual no la lleva a la escuela por miedo al trato que pueda recibir.

Estás desavenencias nos llevan a tomar como referente al tío Hamish. Un particular hombre, como ella, que se dedica a la guarda de un faro. Siendo el único que tiene una relación con su sobrina a base de historias de fantasía que le hace llegar a Moira en forma de postales. Y que la incita a meterse en una aventura tremendamente bella, llena de mitos, melancolía, y una belleza contemplativa sin igual.

Un juego que nos hace vagar por preciosos decorados, y fantásticos entornos. Con unas sensaciones de ir sin rumbo, con total libertad, y con cantidad de lugares que disfrutar de forma calmada, serán muchas de las formas de disfrutar de unos entornos y una narrativa contemplativa que se une y pega a nosotros de manera muy potente.

Un juego donde la jugabilidad destaca por su concepto plataformero. Donde veremos lo ágil y perspicaz que es nuestra protagonista de Moira. Y una protagonista sin miedo a nada. En la que el propio juego y su conciencia la para más de una vez de cometer imprudencias. Todo esto llevándonos a encaramarse de salientes, subir y bajar colinas, y disfrutar de las vistas al mar. Donde la incorporación de puzles de entornos, y ciertos matices de supervivencia donde nuestra protagonista tiene que gestionar el cansancio, las posibles heridas y el descanso. Todo con ese ritmo pausado pero intenso que va a rodear la experiencia.

Como ya os comento, la exploración y con ello las posibilidades alternativas que posee el juego es un gran punto a favor. Viendo como el entorno, como ya os digo, es capaz de transmitir con cada personaje, rincón, cada animal, ser fantástico, u objetos, que se irán integrando en los diferentes puzles de los que seguidamente os hablo. Todo ello para completar un sencillo inventario, que se ven bien implementados y agilizados por su minimalista interfaz, que nos lleva desde nuestra mochila, a posibilidades de diálogos que la amplia experiencia narrativa nos propone.

Pero si hay algo especialmente único en el juego, es su parte basada en juego rítmico. Unas zonas donde nuestra protagonista llevará un ritmazo muy particular, entre carreras y saltos, al ritmo de animadas canciones folklóricas escocesas. Y que crean un ritmo diferente a la aventura como si de un minijuego extra se tratase. Sin lugar a uno de esos puntos, que si no fuera por un problemilla que luego os hablo, puede ser una de las cosas más motivadoras del juego.

Eso sí, detrás de tanta belleza narrativa hay ciertos puntos que machacan bastante a la jugabilidad. En esto entra en primer lugar la dichosa falta de mapa, pese a que todo tendiera a perdernos en la naturaleza. Pero por desgracia muchas veces esto llega a cierta desesperación por lo no tan claro y bastante liosos niveles, y especialmente porque el control nos lo pone complicado a la hora de interactuar con ciertos puntos. Por ello, algo más de libertad tan aferrada a los puntos de interacción hubiera venido la mar de bien. Habiéndome llevado a dejar por desesperación ciertos puntos. Otro de los puntos que no he terminado de encajar todo lo bien que desearía, es la parte de la adaptación del sistema de ritmo del juego, nunca quedando a mi total gusto.

Todo esto nos lleva a una experiencia realmente agradable y emotiva a nivel narrativo, pero que se ve lastrada por unas mecánicas jugables demasiado estrictas y cuadriculadas. Donde en unas cuatro horas podremos intentar completar una historia que nos va a llevar por diferentes derroteros y caminos, y con ello unas conclusiones que os aseguro os van a emocionar.

Conclusión

Toca concluir con este análisis de A Highland Song. Que este ha sido una travesía maravillosamente intrigante. Que no ha parado en ningún momento de removerme los sentidos y los sentimientos. Sabiendo en todo momento crear un ritmo tanto narrativo como jugable que no encaja a la perfección. Sumergiéndonos en una experiencia que seguro que en muchos matices te lo va a llevar a lo personal.

Este título, a pesar de sus desafíos y ciertos problemas, logra tejer una historia exquisita y una experiencia audiovisual única. Que terminan de hacer de este uno de esos juego especiales. Que no son para todo el mundo. Pero que saben presentar y representar con mucha clase una historia llena de corazón, y un concepto de videojuego que se siente único, y que nos hace sentir únicos, en una de las experiencias más emotivas que he vivido últimamente.