La isla de la amistad
Toca traeros el análisis de Coral Island. Uno de esos juego que no tienen miedo a las comparativas con otros productos de su propio género. Ya que si clara, e incluso descarada, inspiración en los grandes referentes es absoluta. Y esto hace que un texto de este estilo termine constantemente referenciado y buscando similitudes.
Y es que el juego desarrollado por Stairway Games y distribuido por Humble Bundle, nos va a acercar a esos cánones granjeros que hace ya tiempo puso sobre la mesa juegos como Stardew Valley o Harvest Moon. Pero con esos matices sociales que tanta vida le dan a estos juegos de trabajar, trabajar y... trabajar.
Como ya os digo, Coral Island es el último simulador de granja en salir de la versión preliminar tras una buena y bien utilizada época en esta. Una experiencia, que como iréis notando todo resulta familiar y conocido. Permitiendo una rápida adaptación y concepción de cada mecánica, especialmente si ya eres seguidor de los juegos de granjas. Y está claro que Coral Island no arriesga demasiado en ello.
Como es normal en este tipo de juego, hay que empezar poniendo en contexto la historia. Y es que está claro, visto lo visto, a dónde nos va a llevar. Y es que esta no es otra que una herencia, un lugar donde empezar desde cero, plantear mucho trabajo, y una gran cantidad de personajes que conocer, tanto a nivel personal como laboral. Donde la interacción, la mejora de las relaciones, y esa concepción social, nos acarrea muchos momentos de diálogo que generan mucha socialización con una población que nos recibe con los brazos abiertos.
Todo ello nos acerca a la necesidad principal de gestionar nuestro trabajo y nuestro tiempo. Dando algo de tiempo a esas relaciones y, la mejora y exploración de nuestro entorno. Pero ante todo ese dichoso tiempo que avanza de manera inexorable hacia un nuevo día.
Unos días que no nos dan un segundo de respiro. Mil millones de tareas que nos mantienen ocupados. Y que nos llevan a; limpiar el terreno, cultivar, plantar, cavar, minar, vender, comprar, construir, y un largo etcétera. Que termina por acercarnos cada día a la extenuación, y esas necesidades de gestión de nuestra barra de energía a través de comer y dormir.
Si bien hay una variedad de personajes con los que puedes interactuar se siente que la parte centrada en el cultivo, la recolección y en la mejora d e cada una de estas cualidades. Siempre bajo ese mensaje naturalista, donde cuidar el mundo que nos rodea, el daño que producen las grandes cooperaciones, y la necesidad de cuidar y limpiar el medioambiente se irá cruzando en nuestro camino.
Un camino que viene acompañado de esa interacción con los comercios del pueblo. La mejora de nuestro hogar y nuestras herramientas. Y en general, la compra y venta de productos, semillas, muebles, etc, que siempre nos motivan a seguir consiguiendo esas recetas y esquemas que nos permiten adornar y dar vida a nuestro deteriorado entorno. Donde, por cierto, el tener presente el horario y los cambios en el clima suponen algo que marca nuestro trabajo y el desarrollo de nuestro entorno.
La parte social es una de las partes que menos me han motivado. Y es que esos constantes diálogos son algo absurdos. Esas necesidades de interacción en busca de un buen rollismo extremo e incluso de un abusivo amor, no terminan de encajar con el tipo de experiencia que busco. Por lo que me lleva a darle un poco de lado, cosa que este tampoco motiva con grandes aportaciones narrativas o de recompensa. Pero en general no sé si ha sido más por pereza, qué porque el juego no incite a todo ello. Ya que este nos plantea a más de una treintena de personajes de todos los tipos y formas de pensar. Siendo extraño que no haya terminado de entenderme con ninguno, lo mismo el problema es mío.
Por cierto mención especial se lleva la bien tratada capacidad de integración y de empoderamiento de ciertos sectores sociales. Teniendo en muchos momentos una clara base reivindicativa.
Un juego que no para de ofrecernos experiencias, minijuegos y actividades. Normalmente bien explicadas y ágiles en su asimilación. Aunque siempre con esos tintes laborales que tanto le gusta a este tipo de productos. Y es que como iréis viendo cumple con todos los esquemas y cánones que los juegos de esta tipología predican desde hace ya muchos años.
Conclusión
En definitiva, y concluyendo con el análisis de este Coral Island. Solo me queda recomendar con fuerza este juego a los fanáticos y amantes de los juegos de granja, y las interacciones sociales virtuales. Ya que ha sido capaz de implementar todo aquello que los grandes géneros.
Eso sí, está virtud también es un lastre, ya que todo es demasiado parecido a lo que hemos jugado. A aquello que ya conocemos. Y a todo ese sin fin de juegos donde el trabajar y hacer amigos se lleva de la mano, y que tan de moda está desde hace unos años.
Un juego divertido, absorbente, y lleno de posibilidades, que te da muchas horas de juego en un no parar de situaciones que nos acercan a esta preciosa isla, a su gente, y a una granja que nos va a dar mucho que hacer, pero que terminará mereciendo la pena tanto trabajo.