En muchas fuentes se relaciona el origen de la logística con el ámbito militar. La antaño denominada “intendencia” se encargaba de suministrar al ejército de todo aquello que necesitara para cumplir con sus funciones: alimentos, ropa, equipamientos, medicinas, combustible, munición, repuestos, etc.
Pero en realidad, la gestión logística acompaña a la historia del ser humano desde sus orígenes por una razón muy sencilla: la necesidad nunca (o muy pocas veces) se genera en el mismo lugar que aquello que la satisface. Además, por si fuera poco, la cantidad de recurso generada respecto a la consumida normalmente está descompensada y cuando no lo está, el tiempo en el que el recurso está disponible es limitado y la necesidad constante. En definitiva, sean del tipo que sean, entre el recurso y la necesidad, o el consumo, hay multitud de diferencias insalvables salvo por un elemento que tenemos a nuestra disposición desde siempre: el almacén.