"La capacidad de hacer el bien a los demás".
Y, por supuesto, si somos generosos, agradecidos, empáticos y etcétera con los demás, estaremos siendo bondadosos. ¿Significa esto que no podemos ser egoístas si queremos actuar con bondad? Un rotundo NO. Oscar Wilde dijo que el egoísmo inteligente consiste en procurar que los demás estén bien, para tú sentirte un poco mejor. Pero, por supuesto, esto no quiere decir que no podamos pensar en nosotros y actuar priorizándonos, independientemente de lo bien que le siente al otro o no.
Sin embargo... Sin embargo, no podemos olvidar el contexto en el que vivimos. Para entendernos mejor a nosotros mismos y, gracias a ese entendimiento, actuar de manera que nos hagamos un poquito más felices y, de paso, si se puede, también más felices a los demás, hay que hacer un análisis de nuestro contexto en todas sus dimensiones: social, cultural, político, económico... Vivimos en un contexto capitalista, con unas leyes políticas y de mercado basadas en el liberalismo económico, una corriente ideológica que promueve la libertad económica y está en contra de la intervención del Estado en la economía. Mientras menos Estado (lo público, lo que es de todos), mejor, para salvaguardar en primer lugar la propiedad privada (lo que es de cada uno).
Independientemente de que estés más a favor o en contra de esta ideología, lo que es una consecuencia obvia de este sistema es que el ser humano, en las últimas década, se ha hiperindividualizado. Cada vez somos más individualistas. Esto no es una opinión, es una realidad empírica que se puede verificar a través de la mera observación y la comparación con otros tiempos. Ha disminuido la cooperatividad, la colaboración entre individuos y grupos, y ha crecido la competitividad y la iniciativa individual. Somos más libres, pero también estamos más solos. La tribu, que había en otras épocas, está desapareciendo. No por nada los detractores de este modelo lo llamamos el "Sistema del sálvese quien pueda".
Pues, en un contexto del sálvese quien pueda, no es ya solo que no se fomente la bondad, porque cada uno mira solo por lo suyo, es que además se legitima y potencia la prosperidad individual aunque perjudique al colectivo, a los otros. No es solo estar bien aunque tú estés mal, es también estar bien aunque sea a tu costa. Y ese egocentrismo falto de responsabilidad y empatía es, realmente, maldad. Una maldad canalla que está generando, manteniendo y agravando grandes desigualdades.
Como contrapunto, la semana pasada, en el foro económico de Davos, más de 250 multimillonarios mandaron una carta a este enclave, pidiendo que les aumentarán los impuestos. Querían pagar más, porque consideraban que lo que tenían les sobraba, y querían ayudar. Una gran muestra de generosidad, de bondad. Y, sin embargo, anecdótica e infértil, pues esos 250 representan a una escasa minoría de los superricos y porque su petición, seguramente, no sirva de nada...
O sí, sí que servirá. Los gestos sirven. Como ejemplo, para aprender de ellos. Porque, lejos de querer lanzar un mensaje moral, que también, mi labor en este blog, como psicólogo, es aportar para nuestro bienestar psicoemocional. ¿Y qué sabemos desde la psicología? Que somos más felices con tribu, y nos cuesta mucho más sin ella; las relaciones sociales tienen un papel fundamental en nuestra felicidad. Y que cuando nuestros valores y conductas están bien alineados, nos sentimos mejor mejor con nosotros mismos. Para ello, hay que tener valores, claro.
La psicología, en definitiva, nos enseña que pensar no solo en uno mismo, sino también en el colectivo, sin dejar de priorizarse, es positivo para nuestra salud. Que ser buenos nos conviene.
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Si te gusté yo, hago terapia en consulta en Málaga y online para el resto del mundo. Aquí un par de libros que tengo. ¡Ah!, y si estás en Málaga este miércoles 24, vente a La Cochera Cabaret a verme en El poder transformador de las historias.
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