Revista Salud y Bienestar

Análisis de las dietas por fases

Por Naira

Análisis de las dietas por fasesActualmente existe una preocupación creciente de la población hacia las dietas de adelgazamiento; bien por el incremento de las cifras de obesidad, bien por la fuerte presión social para alcanzar una imagen atractiva (imagen alejada de un IMC saludable y más cercana a un IMC de delgadez o de extrema delgadez) Este ascendente interés ha generado la búsqueda de métodos que permitan obtener dicho objetivo en el menor tiempo posible.

Ante una gran demanda aparece una elevada oferta de interesados que pretenden cubrir las necesidades de este mercado. Entre dichas ofertas encontraremos las dietas que nos atañen en el post de hoy: las dietas por fases o también llamadas dietas por periodos o etapas. Se identifican rápidamente entre las demás: eliminan o prohíben  durante "x" período de tiempo el consumo de determinados grupos de alimentos con el objetivo de conseguir una pérdida de peso.
Se pueden incluir diversos ejemplos dentro de este tipo de "metodología": pronokal, dietas de diversos laboratorios de productos dietéticos que incluyen asesoramiento en farmacias o herbolarios, dieta Dukan, método kot, entre otros¿Cómo deben ser las dietas para pérdida de peso?
Según el último Documento de Consenso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), toda práctica dietética basada en la evidencia científica debería cumplir las siguientes condiciones:

Condiciones que debería cumplir todo tratamiento dietético de la obesidad.


Disminuir la grasa corporal preservando al máximo la masa magra.


Realizable por un espacio de tiempo prolongado.


Eficaz a largo plazo, esto es, manteniendo el peso perdido.


Prevenir futuras ganancias de peso.

Conllevar una función de educación alimentaria que destierre mitos, errores y hábitos de alimentación inadecuados.


Disminuir los factores de riesgo cardiovasculares asociados a la obesidad (hipertensión arterial, dislipemia, prediabetes o diabetes mellitus)


Mejorar otras comorbilidades vinculadas al exceso de peso (apnea del sueño, artrosis, riesgo neoplásico, etc.).


Inducir una mejoría psicosomática con recuperación de la autoestima.

Aumentar la capacidad funcional y la calidad de vida.


Actualmente la dieta hipocalórica equilibrada es la más recomendada por los distintos organismos y sociedades científicas . Este tipo de dieta se caracteriza por hacer una reducción calórica de 500-1000 kcal/día sobre las calorías totales  que se estima necesitaría consumir al día un paciente  y además, se puntualiza,  estas calorías deben ser superiores a las 800 kcal/día.
El adjetivo "equilibrada" hace referencia a que la distribución de sus macronutrientes (es decir, hidratos, proteínas y grasas) no distará de los recomendados para la población general por lo que, recordaremos, los hidratos de carbono serán la base de la alimentación aportando de un 50-55% de las calorías totales, seguidos de las grasas (30%) y de las proteínas (10-15%) lo que se representa de manera mucho más gráficamente en la pirámide de la alimentación:
Análisis de las dietas por fases

¿Cumplen las dietas por fases estas condiciones?
Todos estos métodos tienen algo en común: logra una pérdida de peso muy rápida (en la mayoría de casos se consigue una pérdida de peso superior a los 4 kg/mes) lo cual repercute positivamente en la visión del paciente hacia sí mismo. Al mejorar su autoestima, mejora su estado de ánimo y se llega a la creencia de que el método realmente funciona (el popularmente conocido #amifuncionismo) y ello motiva al paciente para que continúe con el plan de alimentación previsto. Además, esta pérdida de peso favorece la mejora de ciertas patologías muy relacionadas con la obesidad y sobrepeso (la hipertensión por ejemplo) y produce una mejora notable sobre la calidad de vida del paciente ya que ayuda en su capacidad funcional (se sienten menos fatigados al  moverse, más flexibles, al perder peso mejora la apnea...)
Sin embargo hay otra serie de puntos que no alcanzan a conseguir este tipo de dietas:
  • No son realizables por un período de tiempo prolongado. La dieta debe ser variada si se pretende que no se vean comprometidas las necesidades de vitaminas y minerales y no se produzcan enfermedades carenciales. Tampoco es equilibrada, mayoritariamente se produce un abuso de las proteínas y se disminuye el consumo de otros macronutrientes (los principales perjudicados son los hidratos de carbono) y  en Documento de Consenso de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (FESNAD) y la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) se recalca: "en el tratamiento de la obesidad no se recomienda inducir cambios en la proporción de proteínas de la dieta (recomendación de grado A)"
  • No demuestran eficacia a largo plazo. Continúo remarcando datos del consenso: " la dieta hiperproteica no induce a largo plazo (más de 12 meses) una mayor pérdida de peso que una dieta convencional rica en hidratos de carbono (nivel de evidencia 1+)"

  • No garantiza prevenir futuras ganancias de peso: Tal y como se expresa en el citado documento: "no hay datos suficientes en el momento actual que nos permitan establecer la eficacia de las dietas hiperproteicas en el mantenimiento del peso perdido" 
  • No conllevan una reeducación ni destierran mitos alimentarios.  Eliminando alimentos por determinados períodos se consigue promover el siguiente mensaje: "hay alimentos buenos y malos" Cuando, en realidad, no hay la citada clasificación sino todos tienen cabida siempre y cuando se respete una alimentación equilibrada (ver la pirámide de los alimentos) 

¿Cuáles son las consecuencias?
  • Producen una pérdida de peso acusada y en muy poco tiempo.  El organismo debe adaptarse gradualmente a la pérdida de peso. Cuando sometemos al cuerpo a una proceso de adelgazamiento muy rápido perdemos agua grasa, cae bruscamente la producción de leptina(hormona que regula el hambre y la saciedad) y esto enciende la alarma corporal incitándonos a comer más para recuperar la grasa perdida generándose el denominado efecto rebote (en este post podrás leer con más profundidad sobre el mismo)
  • Promoción de falsos mitos sobre alimentación.  La eliminación de alimentos por determinados períodos de tiempo provocan la creencia de que dichos alimentos no son adecuados en la dieta habitual. De esta manera, afirmaciones como : los huevos/ lácteos/ pescados azules/ pastas, arroces/ pan/patatas/  frutas entre otros ejemplos no pueden ser consumidos durante esta semana, se traducen en interpretaciones populares como: "el pan engorda", "el pescado azul es muy graso y tiene que evitarse", "las frutas no se tienen que consumir por las noches porque engordan"  y un largo etcétera de creencias que a día de hoy muchos dietistas-nutricionistas  intentamos conseguir desmitificar 
  • Provocan la desorientación de la población. La controvertida información en torno a la nutrición produce que la población no conozca plenamente cuál es la realmente veraz. Esta  confusión lleva al siguiente punto
  • Fidelización del método.  Ante el completo desconocimiento nace un antiguo remedio muy humano(y muy coherente, todo sea dicho de paso) para afrontarlo: la propia experiencia. El paciente recuerda que en el pasado le ayudó a conseguir su objetivo de perder peso (#amifuncionismo) y se convierte en un ferviente defensor del método. Esta misma fidelización también conlleva una dependencia asociada: necesita volver a hacer el método, necesita retornar a esos asesoramientos que le ayudaron a perder el peso que tanto le molestaba
  • Inestabilidad del peso corporal. La continua ganancia y pérdida de peso no tiene un efecto beneficioso sobre la salud ni sobre la calidad de vida del paciente. Esto conlleva a someterse periódicamente a dietas restrictivas que impiden en muchos casos que pueda llevar a cabo las tareas habituales de su vida cotidiana, sobre todo el aspecto más castigado puede ser su vida social (compromete, en muchos casos, las relaciones sociales ya que hay que remarcar que la alimentación forma parte de nuestra cultura y es una forma de relacionarnos) Además, también esta continua variación en el peso corporal podría asociarse a un mayor riesgo sobre su salud (American Journal of Epidemiology 2002; 156: 132-138)

Conclusiones


Personalmente el extracto que saco del análisis de este tipo de dietas es el siguiente: son una excelente estrategia de marketing pero una nefasta opción para la promoción de la salud de la población.
Digo "excelente estrategia de marketing" porque, evidentemente,  producen una dependencia del método y, por ende, consiguen cumplir el máximo objetivo que puede tener una empresa de este tipo: muchos fieles seguidores lo que se traduce en dinero, dinero, dinero... 
Se comienza con una fase mayoritariamente más restrictiva sobre la cual se irán haciendo más concesiones y se incluyen más modificaciones. Cada semana/quincena/mes/trimestre... se introduce una novedad: ahora ya puedes comer huevos/ ahora puedes comer 1 día legumbre/ahora puedes comer lácteos... Esto genera un estado continuo de excitación en el paciente: ¿qué me cambiará la semana que viene? ¡qué bien esta semana ya puedo tomar legumbres!  Si desconozco si se pueden o no tomar legumbres porque una semana me las quitan, otras ya me dejan comerlas, otra vez me las vuelven a recomendar (y lo mismo con otros grupos de alimentos) pero observo en la báscula que pierdo peso, no sé si se puede comer o no legumbres  pero como me está funcionando porque pierdo peso (único y máximo objetivo en muchos casos) tendré que volver para que me asesoren qué hacer la siguiente semana (dependencia)
Esto me lleva a incluir a este tipo de dietas dentro de métodos fraudulentos ya que incumplen muchos de los derechos de los pacientes (tabla presente en el documento GREP-AEDN: ¿cómo identificar un producto, un método o un producto milagro?):

Los pacientes tienen derecho a:

Ser tratados con respeto y dignidad en todo momento.

Conocer todas las opciones que hay para el tratamiento de su caso y el grado de efectividad real de dichas posibilidades.


Ser informados de que el sobrepeso y/o la obesidad son enfermedades que implican un riesgo conocido para la salud.

Saber que la obesidad es una enfermedad crónica cuyo tratamiento requiere un esfuerzo personal y continuado, y que con mucha probabilidad, conlleve cambios de por vida en el estilo de vida, en la actividad física y en la alimentación.


Estar informados de que las pérdidas rápidas de peso pueden causar graves problemas de salud.

Saber cuál es el coste económico previsto y la duración de los servicios prestados derivados de su tratamiento.


Poder reconocer y comprobar las credenciales académicas del profesional sanitario que le atiende.

Que se preserve la confidencialidad de su caso. Por tanto, todos los profesionales implicados (el centro hospitalario, profesionales sanitarios y resto del personal relacionado) velarán por mantener la correspondiente discreción.

Conocer si el personal sanitario o el centro de salud en el que se le atiende tienen relaciones con terceros que puedan influir en su tratamiento y cuidado. Estas relaciones podrían estar establecidas, por ejemplo, con instituciones educativas, otros centros de salud o bien con proveedores de algún producto.

Los profesionales tienen el deber de:

Mantenerse debidamente actualizados tanto en cuanto a los más recientes avances en la investigación de la obesidad, como en las mejores prácticas relacionadas con su profesión.

Evaluar previamente el estado de salud psicosomático de cada paciente antes de la prestación de sus servicios.

Aconsejar a cada paciente sobre aquellas metas que sean realistas para bajar de peso, los plazos para alcanzar esos objetivos, así como la dieta, el ejercicio y los cambios de comportamiento necesarios para mantener la pérdida de peso y alcanzar los beneficios asociados para la salud.

Mirar siempre en favor de los intereses de sus pacientes y no recomendar o promover el uso de otros productos o servicios de los que no pueda esperarse un resultado eficaz. En el caso de usar los datos del paciente en la participación de un estudio, deberán informar al paciente, y si es el caso, de la posibilidad de participar en un estudio experimental, y obtener en todo caso su consentimiento informado.


La  priorización de  los intereses comerciales sobre  la salud de los pacientes aprovechando su desconocimiento sobre la materia para generarle una dependencia que reportará sustanciosos beneficios económicos sin mirar en el perjuicio que puede producir en su salud a largo plazo sólo conlleva a identificarlo como método milagro y , permitidme que añada esto,  engaño al consumidor
 “Esta entrada participa en la V Edición del Carnaval de la Nutrición, organizado por el portal dietistasnutricionistas.es” 

Bibliografía

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