Uno de los grandes juegos de PS4, Marvel’s Spider-Man, vuelve con una segunda parte que incluye cambio de protagonista. Una espectacular e intensa continuación no exenta de polémica por su duración y por las acusaciones que han surgido por la falta de novedades.
A rey “muerto”, rey puesto
Como reza el nombre del juego, este título sirve como presentación del nuevo Spider-Man: Miles Morales. En los comics, este joven de origen afroamericano y portorriqueño, sustituye a Spider-Man tras su muerte. En el juego que nos ocupa no hay tanto drama, pues ambos comparten protagonismo. Al menos al principio de la historia, pues poco después Peter Parker debe abandonar Nueva York dejando al bueno de Miles al cargo de la ciudad y todo lo que ello supone.
Como no queremos hacer spoilers, hasta aquí llegaremos en el planteamiento de la historia, pues irla descubriendo es sin duda alguna (a pesar de los muchos lugares comunes que plantea) uno de los puntos más fuertes del título. Eso sí, no esperéis una sucesión de misiones principales tan extensa como la del primer título. Ni mucho menos. Aquí prima la intensidad (a mi forma de ver, mejor conseguida que en el primer título), y la concisión a la hora de desarrollar y llevar a su éxtasis la trama.
Nuevos poderes
Este nuevo Spider-Man encarnado por Miles Morales no es sólo la adopción de un nombre. La picadura de la araña en el joven Miles produjo unos efectos que le confieren poderes que Peter Parker ni soñaba. Además de los consabidas fuerza y agilidad sobre humano, el sentido arácnido y la capacidad de trepar por las paredes, Morales es capaz de generar y controlar una suerte de electricidad, e imbuir sus golpes con ella.
Estos golpes denominados “de veneno” no estarán siempre disponibles, si no que se irán cargando a medida que esquivemos o consigamos golpes certeros, y serán vitales para derrotar a nuestros rivales más poderosos. Además, y por si no fuera poco, este nuevo Spider-Man cuenta con la capacidad de hacerse invisible por cortos periodos de tiempo, lo que le confiere al sigilo una importancia clave en este nuevo título.
La misma ciudad, nuevas tareas
Manhattan vuelve a ser el espectacular escenario del juego. Esta vez en plenas navidades, las fechas más emblemáticas de la ciudad más famosa del mundo. Un pequeño cambio respecto al título anterior, pero en definitiva, los mismos escenarios. Esto hará que tengamos una permanente sensación de dejà vu, pero también una confortable sensación de haber vuelto a un escenario en el que disfrutamos como nunca.
Con todo, las actividades que se nos proponen, al margen de las misiones de la campaña principal y las (poquísimas) secundarias que encontraremos, son una mezcla entre las que ya conocimos en el primer Marvel’s Spider-Man (delitos, persecución de palomas), y algunas nuevas y refrescantes actividades añadidas: el sampleo de sonidos, micrófono en mano, para nuestro tío o la localización de cápsulas del tiempo, antaño enterradas junto a nuestra amiga Phin, son algunos ejemplos.
Todas estas actividades y desafíos, como ya ocurría en Spider-Man, nos proporcionará recursos para mejorar nuestro traje o comprar trajes nuevos, y experiencia para mejorar nuestras habilidades nivel a nivel.
La diversidad como bandera
Desde el mismo comienzo del juego es perceptible como los creadores han querido impregnar todo (desde el guión, hasta las calles de Nueva York) de detalles que abogan por el respeto a la diversidad. Y cuando hablamos de diversidad, lo decimos en toda su amplitud, pues encontremos varias referencias a la homosexualidad -tratada con la normalidad que merece-, a las diferentes razas y por supuesto, la inclusión de protagonistas femeninas con la misma entidad (para “el bien”, o pare “el mal”) que cualquier personaje masculino. Como siempre debería haber sido.
Desde la redacción de LivingPlaystation agradecemos esta forma de orientar cualquier tipo de obra audiovisual en general, y los videojuegos (que es lo que nos ocupa) en concreto. Marvel’s Spider-Man Miles Morales es un ejemplo de cómo normalizar las diferentes razas, tendencias sexuales y en última instancia, sexos, sin panfletos ni lecciones morales, simplemente con normalidad.
Un deleite para los sentidos
Aunque no se despega en absoluto de su antecesor en cuanto a su potencia gráfica, es cierto que este tiene un encanto especial. Quizá sea la navidad de Manhattan. Y no sólo por su encanto, si no por la cantidad de efectos lumínicos, adornos, y otros detalles en los que uno puede recrearse durante sus paseos (o balanceos) por la Gran Manzana.
Si ya disfrutaste con la experiencia visual del anterior Spider-Man volverás a hacerlo viendo como tu PS4 se exprime al máximo, tanto en las espectaculares secuencias exteriores como en las peleas contra los jefes del juego. El apartado sonoro también hace muy bien su trabajo, manteniendo el sonido ambiental en varias capas secundarias mientras las conversaciones (incesantes, pues no para uno de recibir mensajes y llamadas telefónicas) cobran protagonismo en un primer plano.
Conclusiones
Aunque la historia de Peter Parker no deja de ser la de un joven con problemas de gente joven (aunque con una gran responsabilidad sobre sus hombros), pero hay que reconocer que Miles Morales es un héroe mucho más actual. Y esto lo sitúa más cerca de los millones de jóvenes que hoy en día juegan con sus consolas. Por su naturaleza, por sus preocupaciones, por sus gustos y por su forma de enfocar las tribulaciones de un joven superhéroe. Y por tanto, resulta un juego terriblemente actual.
Es por esto, y porque es heredero de un juego con un esquema más que aprovechable, con una interfaz eficaz y accesible, y un apartado técnico al alcance de muy pocos, que Spider-Man Miles Morales es un gran juego al nivel de su predecesor, por mucho que sea más corto.
El juego no te dará más de 15-20 horas hasta poderlo completarlo (incluyendo actividades y desafíos) pero la intensidad de gran parte de esas horas hará que compense sobradamente haber apostado por él.
Jugabilidad - 90%
Gráficos - 90%
Sonido - 80%
87%
Miles Morales se presenta en este título, corto pero de una gran intensidad, que hace un papel más que digno como sucesor de su exitosísimo antecesor. Miles ha venido para quedarse.
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