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Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

Publicado el 04 septiembre 2019 por Jorge Farinós Ibáñez @Living_PS

Double Fine y Bandai Namco nos trajeron el pasado 20 de agosto RAD, un roguelike de estética ochentera con ambientación «pos-posapocalíptica» donde recorreremos escenarios procedimentales con un chavalito armado con su bate.

Esta apuesta arriesgada por parte de Double Fine – que nunca ha lanzado un juego al estilo The Binding of Isaac o Nuclear Zone – nos sumerge a través de mundo salvaje donde las mutaciones y los enemigos son el pan de cada día para una humanidad bajo mínimos.

Acompáñanos en el siguiente análisis y disfruta como nosotros leyendo las principales características de uno de esos títulos donde las horas de juego caen sin darse cuenta.

RAD = Radiación = Guay

Ya el título del juego (RAD = guay) nos muestra la premisa de un título desenfadado y gracioso con ambientación ochentera que nos hará disfrutar de sus largas horas de juego.

RAD es un juego de acción roguelike en 3D y tercera persona con perspectiva isométrica, ambientado en un mundo post-apocalíptico en el que la Humanidad ha sucumbido no una, sino dos veces. En este título encarnamos a un adolescente que debe aventurarse en el Yermo; un paraje radiactivo y en constante cambio, lleno de criaturas desconocidas y monstruosas. Es ahí donde encontraremos la cura para el mundo, transformando la tierra estéril en un sitio lleno de vida.

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

Después de escoger a nuestro protagonista entre una variedad de personajes nuestra misión principal se basa en recorrer escenarios procedimentales insuflando flora y fauna a las zonas que vayamos descubriendo. Nuestro objetivo en todas las zonas será ir buscando las dos o tres estatuas que dan acceso al jefe de ese nivel. Existirán subjefes finales que serán enemigos ya conocidos pero más fuertes y al final de las segunda fases nos enfrentaremos a jefe finales más complicados como son una especie de minotauro o un enemigo que genera copias mutantes voladoras.

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

Una cosa que me ha parecido muy curiosa, es que a medida que avanzamos con nuestro personaje, el mismo irá dejando en el suelo, a su paso, vegetación. Esto permite que al volver a pasar con nuestro personaje por la misma zona pueda avanzar con más rapidez. Esto nos da un poco sensación de velocidad (que tanto echa en falta el título) y además nos permite realizar alguna que otra estrategia de ataque contra nuestros queridos enemigos mutantes.

Mutaciones, enemigos y habilidad

En RAD, los primeros enemigos toca cargárselos a golpes, con el bate de béisbol o con alguna de sus variantes. Tras eliminarlos iremos ganando puntos de experiencia y adquiriendo mutaciones al azar: tu cabeza como proyectil, la de las bolas de fuego, o la que te permite lanzar copias arácnidas de ti que atacan a los enemigos. 

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

Puedes acumular y mejorar hasta tres de esas habilidades, con sus tiempos de enfriamiento, y después están las mutaciones pasivas que te protegen de la electricidad o incrementan el alcance de los proyectiles. Esas puedes encontrarlas por ahí, al activar mecanismos con forma de calavera, o puedes comprarlas en tiendas. 

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

Cabe destacar el buen trabajo de Double Fine en cuanto a la interesante variedad de enemigos que nos encontraremos. Se trata de monstruos mutados, cada uno con sus peculiares ataques, que nos obligarán a tener muy en cuenta cuál es su punto débil y a hacerlo rápidamente, porque será frecuente que nos encontremos con más de uno a la vez. La situación se complicará todavía más cuando nos enfrentemos a los temibles jefes.

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

La moneda del juego son cintas de casete mientras que los disquetes sirven para abrir cofres. Dichos cofres pueden contener objetos de curación, o elementos ochenteros (cubo de rubick o zapatillas) que nos permitan distinguir cosas del mapa o hacer doble saltos. 

Roguelike = Aleatoriedad

Como buen roguelike generado proceduralmente, el principal rasgo característico de RAD es su aleatoriedad. No nos encontraremos con dos partidas iguales, porque hay muchísimas posibilidades respecto a los ataques, objetos o enemigos que nos podamos encontrar.

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

El hecho de que la aleatoriedad esté tan presente hace que tengamos que ir siempre alerta, cuidándonos de los enemigos y procurando atacarles a distancia o con los ataques que sepamos sean realmente efectivos.

Sin embargo, la variedad a veces produce que haya piezas que no encajen y equilibrios que no se encuentren. Algunas mutaciones son claramente más útiles que otras y, por ello, hay partidas que no arrancan y no apetecen.

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

Esto nos lleva a la lentitud que arrastran las partidas, en muchos casos no podremos avanzar sin más, sino que tendremos que ir buscando los objetos que nos falten a través de un mapa muy grande o túneles vacíos. Además el juego, como ya hemos comentado, nos invita a ser muy ser cuidadosos y usar de manera muy conservadora el ataque a distancia produciendo muertes de enemigos o jefes más por desgaste que por nuestra habilidades adquiridas.

Los ochenta (extras, Diseño y sonido)

RAD se encuentra subtitulado al español, tiene infinitas horas de juego con nueve finales diferentes. Podemos incorporar manías a nuestro personaje como corazones de fuego o de radiación para complicar así nuestra partida. El juego, sin embargo, se puede hacer algo repetitivo por su poca profundidad en items y transformaciones, su falta de sorpresas o la casi nula capacidad de progresión una vez que hemos muerto en partida. Tras la muerte conseguimos una experiencia, que nos aporta algún objeto que más tarde podremos adquirir en las partidas pero son pocos o no relevantes. 

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

En cuanto al apartado de diseño artístico, Double Fine Productions sabe muy bien cómo ofrecer calidad y RAD es el vivo ejemplo de ello. El diseño es visualmente muy llamativo, con una paleta de colores muy saturada y muchas luces de neón, que consiguen reflejar muy bien esa estética ochentera que tanto nos gusta. Todos los detalles de la época están muy cuidados; desde el diseño de personajes y su vestimenta, hasta los objetos que nos vayamos encontrando por el Yermo.

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

También se nota que Tim Schafer le ha puesto mucho cariño a la banda sonora, con temas que nos trasladan directamente al rock de los 80. El humor y el gamberrismo tampoco se pierden la cita en RAD y siempre encontraremos alguna conversación o detalle que nos arrancarán alguna que otra sonrisa.

Conclusión

Análisis de RAD – El roguelike de Double Fine

RAD es un juego de acción roguelike en 3D y tercera persona, ambientado en un mundo post-apocalíptico donde encarnamos a un adolescente con bate de beisbol en mano para convertir un paraje radiactivo en un sitio lleno de vida.

El juego es gamberro, las mutaciones variadas y lo mejor, que nuestra jugabilidad esta adaptada a la aleatoriedad de los escenarios procedimentales. Es decir, un roguelike de manual, que quizá peque por su poca profundidad tras unas cuantas horas de juego.

Historia - 65%
Juagabilidad - 78%
Gráficos - 85%
Sonido - 75%

76%

RAD es un juego de acción roguelike en 3D y tercera persona, ambientado en un mundo post-apocalíptico en el que la Humanidad ha sucumbido no una, sino dos veces.

En este título encarnamos a un adolescente que debe aventurarse en el Yermo; un paraje radiactivo y en constante cambio, lleno de criaturas desconocidas y monstruosas. Es ahí donde encontraremos la cura para el mundo, transformando la tierra estéril en un sitio lleno de vida.

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