Análisis de The Stone of Madness

Un sigiloso monasterio lleno de locura

The Stone of Madness, es la nueva obra desarrollada por The Game Kitchen en colaboración con Teku Studios. Un juego que combina sigilo, estrategia y puzles en un entorno tan fascinante como un monasterio situado en los Pirineos, y que claramente se ve inspirado en la oscura y misteriosa narrativa y atmósfera del mítico La Abadía del Crimen.

Una propuesta patria que me ha dejado muy buen gusto tras haberla disfrutado. Volviendo con ello a ver lo bien que trabaja este estudio. Cosa que me lleva por tanto, y tras una buena cantidad de horas de de exploración, sigilo y más de un quebradero de cabeza, que a traeros este análisis donde afirmar que The Stone of Madness es una experiencia única que tenéis que echadle un vistazo.

¿De que va todo esto?

Entrando en el contexto del juego, deciros que este nos sumerge en un monasterio del siglo XVIII, un lugar donde la corrupción, los experimentos inhumanos y la locura campan a sus anchas. Para ello encarnamos a un grupo de personajes retenidos en este siniestro lugar, cada uno con habilidades únicas, personalidades, y traumas que gestionar. Y todo bajo el simple, pero complejo, objetivo de escapar. Pero como ya os digo esto no será tarea fácil, ya que el monasterio es un laberinto de pasillos, trampas y enemigos que pondrán a prueba nuestra paciencia y astucia.

Un juego que toma como bases jugables ciertos conceptos a más puro estilo de clásicos como Commandos. Pero con un enfoque y matices mucho más narrativo y atmosféricos, que son capaces de absorbernos y llevarnos al oscuro mundo The Stone of Madness.

Los detalles más y menos interesantes

Un particular elenco de personajes
Uno de los mayores aciertos del juego es su variopinto grupo de protagonistas. Y es que desde Alfredo, un cura con un pasado oscuro, hasta Amelia, una niña rebelde capaz de colarse por los rincones más estrechos, se plantea con cada personaje una serie de habilidades únicas que añaden capas y capas de posibilidades y estrategia a la hora de superar cada situación. Poniendo más ejemplo como el en caso de Alfredo, el cual puede distraer a los guardias con sermones, mientras que Leonora, una mujer violenta, puede eliminar enemigos a costa de su propia salud.
Todo ello se complementa con un sistema de miedos y traumas, donde cada afecta de forma directa a su cordura. Y que como es de esperar, más allá de enriquecer la narrativa, que también influyen en la jugabilidad, obligándonos a planificar cada movimiento con cuidado.

Un sistema de sigilo profundo y flexible
El sigilo es el núcleo de The Stone of Madness, y aquí brilla con luz propia. Cada objetivo puede resolverse de múltiples maneras, dependiendo de los personajes que elijas y las herramientas que tengas a tu disposición. Pudiendo abrirnos desde en zonas desde forzando las cerraduras con una ganzúa, derribar con fuerza bruta o encontrar una ruta alternativa a través de un pasaje secreto.
Una flexibilidad a la hora de resolver cada situación, que se extiende a todo el juego, desde la exploración hasta la más pura acción. Y aunque no es un título de acción desenfrenada, la tensión constante y la necesidad de pensar cada paso lo convierten en una experiencia gratificante para los amantes de la estrategia.

Una atmósfera inquietante y visualmente genial
El apartado artístico es, sin duda, uno de los puntos fuertes del juego. Los diseños de los personajes, inspirados en la obra oscura de Goya, son simplemente espectaculares. Destacando además unas cinemáticas con una geniales animaciones que le da mucho vida al universo y a la narrativa en si.
Tengo que reseñar los bien trabajados entornos, y lo bien diseñados personajes que están llenos de detalles que refuerzan la atmósfera opresiva del monasterio. Respecto al sonido merece una mención especial la banda sonora ambiental la cual contribuyen a crear una experiencia inmersiva realmente oscura.

Una curva de aprendizaje empinada
Aunque la profundidad del juego es digna de alabar, también puede resultar abrumadora. Aquí especialmente entra sistema de cordura, donde los miedos de los personajes y la gestión de recursos requieren tiempo para dominarse. Además, el hecho de que el juego solo guarde al finalizar un día puede ser frustrante, especialmente si cometes un error grave y tienes que repetir largas secciones.

Problemas de claridad visual y bugs
A pesar de su belleza artística, The Stone of Madness tiene algunos problemas técnicos. En ocasiones, la interfaz puede resultar confusa, especialmente al intentar distinguir entre elementos del entorno y objetos interactivos. Además, algunos bugs, como guardias que te detectan a través de paredes o trampas que activan sin motivo aparente, una pena porque hay veces que es bastante injusto.

Misiones algo repetitivas
Aunque la exploración y el sigilo son divertidos, las misiones tienden a ser algo monótonas. Muchas se reducen a recuperar un objeto o eliminar a un guardia, lo que puede resultar cansino tras varias horas de juego, cosa que si se hubiera planteado bajo un mayor enfoque en la variedad de objetivos habría elevado la experiencia, que creo que se alarga innecesariamente.

En conclusión, The Stone of Madness me parece una locura bien ejecutada. Encontrando un juego que desprende pasión y creatividad por cada uno de sus pixeles. Habiendo conseguido una genial mezcla de sigilo, estrategia y narrativa oscura que termina por unificarlo como una experiencia única. Todo ello hace que se disfrute muchísimo, haciéndote mucho disfrutar de la profundidad de sus mecánicas o la riqueza de su atmósfera, que hacen casi sopesar su curva de aprendizaje empinada y algunos problemas técnicos pueden ser un obstáculo para los jugadores menos pacientes.

En definitiva, si buscas un título que te desafíe tanto mental como emocionalmente, The Stone of Madness es una apuesta segura. Eso sí, prepárate para sumergirte en un mundo donde la locura y la cordura son dos caras de la misma moneda.