El texto que hoy se analiza es en realidad un curso dictado entre Enero y Marzo de 1976 (entre la aparición de “Vigilar y Castigar” y “la voluntad del saber”) por Michel Foucault en el Collège de France. Para ser más preciso fueron once clases que iniciaron el 7 de Enero y concluyeron el 17 de Marzo. Este libro también se conoce como “Hay que defender la sociedad” e incluso es mencionado como “Genealogía del racismo” pues su enfoque contribuye a los estudios que el autor llevó a cabo.
Foucault
Cada clase es finalmente colocada como un capitulo en la transcripción del curso hablado al texto. Sus títulos o enfoques principales son respectivamente: El saber de las luchas, las genealogías y el discurso científico, Guerra y poder, la teoría de la soberanía y los operadores de dominación, el discurso histórico y sus partidarios, respuesta sobre el antisemitismo, el relato de los orígenes, nación y naciones, Boulainvilliers y la constitución de un continuum histórico político, generalización táctica del saber histórico, reelaboración política de la idea de nación en la Revolución y del poder de soberanía al poder sobre la vida. La finalidad de Foucault en este curso es examinar la pertinencia del modelo de la guerra para analizar las relaciones de poder. Él logra definir dos formas de ese poder: - El poder disciplinario: que se aplica sobre el cuerpo a través de las técnicas de vigilancia y las instituciones punitivas (es decir, instituciones de castigo) y - El biopoder: que se ejerce sobre la población, la vida y en general por los seres vivientes). Mediante el análisis de los discursos sobre la guerra de razas y los relatos de conquista, Foucault traza la genealogía del biopoder y los racismos de estado. Para efectos de comprender mejor estos discursos Michel comenta sobre Henri de Boulainvilliers, el destacado historiador, politólogo y pensador francés del cual sigue sus relatos de conquista. Para Foucault la lógica de las relaciones entre poder y resistencia no es precisamente la del derecho sino la lucha, no es el orden de la ley sino el orden de la estrategia. Por todo esto, el autor menciona que la cuestión consiste en saber si conviene invertir o no en el aforismo del historiador y militar prusiano Carl von Clausewitz y decir que la política es la continuación de la guerra por otros medios. Una idea crucial de Foucault es que para realizar un análisis concreto definitivo de las relaciones de poder hay que dejar el modelo jurídico de la soberanía. Todo esto en palabras del autor presupone al individuo como sujeto de derechos naturales o de poderes primitivos. A todo esto se le asigna el objetivo de dar cuenta de la génesis ideal del estado; por último se hace de la ley la manifestación fundamental del poder. Siguiendo su tesis en medio de las clases que da, Foucault propicia el decir que en vez de dar un privilegio o condición especial a la ley como una manifestación de poder, más vale tratar de señalar las distintas técnicas de coacción que esta pone en práctica. En otras palabras, no tomar a la ley como el referente sino las diversas expresiones que esta toma en la sociedad y a partir de allí estudiarla. En este punto entendemos el titulo central de su trabajo “Defender la sociedad”. Avanzando llegamos a un momento en el que Michel Foucault dice que si hay que evitar asimilar el análisis del poder al esquema propuesto por la constitución jurídica de la soberanía hay que pensar el poder en términos de relaciones de fuerza. En este instante se se cuestiona indagando sobre si hay que descifrar el poder según la forma general de la guerra y si este poder puede servir la guerra como analizadora de las relaciones de poder. Foucault sostiene que la teoría clásica de la soberanía (sobre la cual rige gran parte de este trabajo) ha servido indiscutiblemente de fondo para analizar la guerra, las razas y demás categorías análogas, ya que según él, la misma contiene el derecho de la vida y de la muerte. Nuevamente se cuestiona diciendo a que se refiere este derecho y añade como respuesta a este punto que esta puede hacer morir y dejar vivir, ya que tanto la vida como la muerte no son sucesos naturales e inmediatos aislados por fuerza del poder político. Frente al poder político, Foucault afirma que el sujeto no está por pleno derecho vivo ni muerto, sino neutro. El derecho de la vida y de la muerte se da siempre del lado de la muerte. A partir de que “el soberano” pueda matar es que el efecto de su poder opera sobre la vida. No es el derecho de hacer morir o hacer vivir, tampoco es el derecho de dejar vivir y dejar morir. Foucault cree incansablemente y lo demuestra en este curso en que una de las más grandes transformaciones del derecho político del siglo XIX se relaciona no con sustituir sino con completar ese antiguo derecho de soberanía, hacer morir o dejar vivir con un nuevo derecho que no anularía al primero sino que lo trastocaría de tal forma que sería un poder inverso, un poder de hacer vivir y dejar morir. Para ir cerrando con su trabajo Foucault afirma que estaba más interesado en abocarse a las cuestiones de los mecanismos, las técnicas y las tecnologías de poder que en responder algunas de las preguntas que dejo entre el curso. Para concluir es importante señalar que este trabajo de Foucault se enmarca en una variedad de más estudios que el intelectual desarrolló sobre su vida y que tocan diversos temas desde su óptica y percepción. Hay que decir que la edición de este curso convertido en libro fue hecha bajo la dirección de François Ewald y Alessandro Fontana por Mauro Bertani y Alessandro Fontana (figura como director y editor) en el marco de la Association pour le Centre Michel Foucault. Para muchos países de habla hispana y Estados Unidos con Brasil ha sido publicado por el Fondo de Cultura Económica.