Dragon Quest es una histórica franquicia dentro del género de los JRPG que lleva muchos años entre nosotros. Es, junto con Final Fantasy, uno de los pilares básicos de dicho género de los videojuegos, y en su país de origen, Japón, es reverenciada y amada. Por desgracia, su historia en Occidente no es tan dulce, y aquí es una serie de juegos mucho más desconocida y dónde no ha gozado de tanto éxito. En parte ha sido debido a las pocas entregas de la saga que han llegado a este hemisferio del planeta hasta hace unos cuantos años. Por fortuna Square Enix hace tiempo que está dispuesta a lograr que esta situación cambie, y sigue trayéndonos cada poco tiempo los nuevos juegos que van apareciendo en el país nipón. El último en llegar, y que nos ocupa hoy, es un pequeño spin-off de la franquicia que nos invita a visitar el universo Dragon Quest desde una perspectiva diferente. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de Dragon Quest Builders, la aproximación de la saga a los exitosos juegos de construcción.
UN MUNDO DOMINADO POR EL MAL
Aunque lo primero que podemos pensar de Dragon Quest Builders al verlo, es que estamos ante otro clon de Minecraft, bastan unos pocos minutos de juego para ver que no es así. Tal y como ya os contamos en nuestras impresiones con el juego cuándo lo probamos este pasado verano; una de las principales diferencias que separan a este juego del resto de clones de Minecraft, y del propio Minecraft, es que posee una trama, un argumento, un rico trasfondo.

La premisa sobre la que parte Dragon Quest Builders es la victoria en el pasado del maligno Draconarius, el villano. Hace ya generaciones que este malévolo personaje consiguió alzarse como señor del mundo, y consiguió que la raza humana olvidase cosas como crear y construir, obligando a los poco humanos todavía vivos a sobrevivir como pueden en un mundo dominado por los monstruos, que campan a sus anchas sin héroes que les hagan frente. Sin embargo, la diosa Pamplín ha decidido que los humanos vuelvan a tener un lugar importante en el mundo, y por eso ha enviado a su elegido, nosotros. La particularidad de este elegido es que no es ningún héroe con capa y espada dispuesto a salvar a Alefgrado a base de valor y combates. Es un constructor, el único de nuestra especie que sabe cómo se crean y construyen las cosas. Así, todo lo que construimos y hacemos va encaminado a restaurar la civilización humana y arrebatar poder a Draconarius.
Es por ello, que el juego esté dividido en capítulos, y que cada uno sea independiente, no acumulando nuestros progresos de uno a otro. Además, durante toda la partida, iremos recibiendo encargos y tareas de los distintos secundarios que se vengan a vivir a nuestra aldea, o de otros que nos encontremos por el mundo. Estos encargos cumplirán la función de misiones, y aunque algunas son secundarias, la mayoría serán parte de la trama. En un inicio servirán de tutorial, pero más adelante nos permitirán acceder a zonas nuevas del mapa u obtener nuevos materiales y recetas.

Más allá de para qué sirvan estas misiones, al final lo que hacen es estructurar la partida, y dar siempre un objetivo a aquellos que puedan sentirse abrumados ante la libertad de acción que suele ofrecer un juego de este estilo. Por supuesto, también podremos encararlas cuándo más nos convenga, por lo que si disfrutamos de la libertad y solo queremos explorar y construir, no estamos obligados a afrontar las tareas cuándo el juego diga, sino cuándo nosotros prefiramos. La inclusión de este tipo de misiones, que además nos proporcionan una gran cantidad de conocimientos sobre el pasado del mundo nos ha encantado, ya que añade una capa de profundidad más a un juego que sería solo una inmensa caja de arena en la que jugar. El rico trasfondo y la interesante trama ayudan a que cada vez que exploremos o hagamos cambios en el mundo de Dragon Quest Builders tengamos al sensación de estar aportando algo a un mundo vivo, y no a uno vacío, como si sucede en otros juegos de corte similar.
EXTRAE, ACUMULA Y UTILIZA MATERIALES PARA CONTRUIR
El sistema jugable de Dragon Quest Builders, dejando a un lado las misiones y encargos de los que ya os hemos hablado, no es muy diferente de otros juegos de construcción. En esencia, todo lo que hemos de hacer es extraer materias primas del mundo, como puedan ser tierra, hierbas, roca, carbón, piel, y un largo etcétera; y después, con todos los materiales recogidos, creamos objetos o diferentes materiales de construcción que nos permitan levantar edificios de la nada. Huelga decir, que antes de poder fabricar algo, primero hay que saber qué materiales hacen falta para crearlo, pero nuestro avispado personaje protagonista suele aprenderse esas nuevas recetas cada vez que se hace con un nuevo tipo de materia prima. Por supuesto hay una progresión en todo este proceso, y por eso los materiales iniciales básicos van dando lugar a la posibilidad de tener otros de mayor calidad y así fabricar mejores objetos. Un ejemplo, empezaremos manejando garrotes de madera y con el tiempo, acabaremos poseyendo espadas de metal.

De nuevo, la progresión del juego se manifiesta con el sistema de niveles que tiene nuestro personaje. Como ya hemos visto en juegos parecidos, o incluso en títulos JRPG de Dragon Quest, nuestro personaje sube niveles ganando experiencia, y haciéndose más poderosos en el proceso. La particularidad que tiene en este sentido Dragon Quest Builders y que le hace diferenciarse entre su competencia, es que aquí no ganamos experiencia, ni por tanto progresamos, matando a monstruos, sino construyendo nuevos edificios en nuestro poblado, o mejorando los que ya hayamos creado con mejores materiales y diversos elementos decorativos. Como bien nos recalca Pamplín durante la historia, no somo un héroe, sino un constructor, y por tanto resulta perfecto que la mejoría de poder de nuestro protagonista esté ligada a lo buena que sea nuestra aldea, y no a nuestra habilidad para diezmar la población de enemigos.
No obstante, no solo de construir casas vive el jugador, y es por eso que cuándo más le plazca, o porque alguna misión se lo encargue, puede salir de aventuras por el mundo, en busca de nuevos materiales o personas que acompañar a nuestra ciudad. En este sentido, la manera más fácil es salir a la aventura, y ver a dónde nos llevan nuestros pies, pero para ciertos lugares lejanos,o inaccesibles de otro modo, existen unos portales que se activan colocandolos en el suelo. Al entrar en uno de ellos, seremos transportados a un nuevo lugar (a una isla, por ejemplo) dónde encontrar nuevas misiones y materiales.
Otra de la actividades que nos va a tocar realizar, es defender nuestra aldea. En ocasiones, alguno de nuestros vecinos nos encargará defender a la gente del poblado de las hordas de monstruos que vienen a atacarnos. Estas batallas funcionan como una especie de simplista modo horda, en el que tenemos que acabar con todos los enemigos de cada oleada. Por fortuna, el resto de ciudadanos nos ayudarán a combatir si están próximos al lugar donde se desarrolla el enfrentamiento. Son en realidad, otro tipo de misión, solo que enfocadas a la acción.

Todo esto se realiza desde una cámara en tercera persona, en lugar de primera persona, como viene siendo habitual en este subgénero de juegos. Y aunque no muy grave, es este quizá uno de los inconvenientes que le hemos podido encontrar al juego. Queremos quedar claro que la perspectiva elegida resulta cómoda y no da problemas en el manejo de Dragon Quest Builders, pero como efecto secundario, creemos que limita las opciones de construcción. Decimos esto porque la posición de la cámara y los interiores cerrados en el juego no compaginan. Es común que si un edificio le colocamos un tejado, perderemos de vista a nuestro personaje en cuanto entre en él. Por supuesto, con un leve click en el stick derecho la cámara se acerca lo bastante para poder ver el interior, pero se aproxima tanto al personaje, que resulta difícil distinguir nada. Por tanto, no resulta recomendable construir edificios con techo, o con una segunda planta.
De hecho, las segundas, y sucesivas, plantas que añadamos a una edificación ya hecha son otro problema, ya que el juego parece no detectarlas. Es decir, si construimos un segundo piso accesible con una escalera y le colocamos todo tipo de mobiliario, el juego no lo reconoce como una mejora del edificio previo, y por tanto no nos otorga experiencia de ninguna clase. Admitimos que nos son fallos graves, pero le ponen trabas a nuestra imaginación a la hora de diseñar nuestra aldea. Por lo demás, el sistema jugable de Dragon Quest Builders nos ha parecido sobresaliente y muy acertado. Con paciencia e interés, podremos invertir meses en el juego y acabar por crear pueblos de ensueño.

SIMPÁTICO ESTILO AUDIOVISUAL
En lo referido al apartado visual de Dragon Quest Builders, hemos de decir que el juego destaca por tener unos gráficos correctos, simpáticos, si se prefiere, pero poco más. El modelado de personajes, con ese estilo deformado tan caricaturesco es notable, y como es una seña de identidad en cualquier producto de esta franquicia desde sus inicios, con la mano de Akira Toriyama tras ellos. Por lo que serán perfectamente reconocibles para los seguidores del famoso autor japonés, o incluso para aquellos que se hayan visto algún episodio del anime Bola de Dragón. Pese a todo, si se acerca la cámara, se puede apreciar que la calidad de los mismos, en cuanto a cantidad de polígonos y nitidez de texturas, no llegan a ser sobresalientes.

El resto del mundo tiene una estética más o menos similar, con unos paisajes cuadriculados, como manda el canon, pero muy alejados de las texturas retro de Minecraft. En Dragon Quest Builders uno puede afirmar sin tapujos que está sumergido en un mundo bonito y vistoso, pero no arrebatador. A esto hay que añadirle la fauna local, conformada por todo tipo de monstruos reconocibles para aquellos fans de la saga, puesto que conservan el diseño ya visto en las entregas JRPG. En definitiva puede decirse que estamos ante un juego que nos agradará la vista durante la partida, pero que tampoco recordaremos como uno de esos portentos gráficos de PlayStation 4 o PlayStation Vita.
El sonido si que se puede decir que sea sobresaliente, porque la banda sonora está llena de dulces melodías que son una gozada para los oídos. Todas las piezas son instrumentales, y están realizadas principalmente con instrumentos de cuerda. Se complementan a la perfección con la acción de cada momento, desde la jovial y alegre canción que nos acompañará al estar dentro de la zona resaltada como nuestro poblado, hasta la siniestra y misteriosa pieza que suena cuándo abandonamos nuestra aldea por la noche. Es un auténtico disfrute subir el volumen de nuestros altavoces y sumergirse por entero en este colorido universo.

Y si destacamos en especial la banda sonora es porque el juego carece de doblaje. Dragon Quest Builders aún se mantiene en esa vieja costumbre de no poner voces a ningún personaje y dejarlo todo en cuadros de texto. Todos ellos en completo español, tranquilos. El resto de efectos de sonido son igualmente sobresalientes salvo por la ausencia aquí mencionada.

CONCLUSIONES
Que nadie te diga lo contrario, Dragon Quest Builders no es otro clon de Minecraft. Es un juego que sabe destacar por si mismo y diferenciarse de su competencia. Añadiendo una interesante historia al mundo, una jugabilidad muy acertada, y un apartado audiovisual notable, este spin-off de la franquicia es un título más que recomendable. Estamos ante un juego con muchas posibilidades y pocos defectos, y eso no es algo común. Pese al escepticismo que pudiese generar en un principio unir una importante saga de JRPGs como Dragon Quest al mundo de los videojuegos de construcción, Dragon Quest Builders nos ha convencido por completo con su fórmula.
El presente análisis ha sido realizado con la versión para PlayStation 4 de Dragon Quest Builders.
Dragon Quest es una histórica franquicia dentro del género de los JRPG que lleva muchos años entre nosotros. Es, junto con Final Fantasy, uno de los pilares básicos de dicho género de los videojuegos, y en su país de origen, Japón, es reverenciada y amada. Por desgracia, su historia en Occidente no es tan dulce, y aquí es una serie de juegos mucho más desconocida y dónde no ha gozado de tanto éxito. En parte ha sido debido a las pocas entregas de la saga que han llegado a este hemisferio del planeta hasta hace unos cuantos años. Por fortuna Square… Análisis Dragon Quest Builders Análisis Dragon Quest Builders 2016-11-04 Luis Miguel FernándezJugabilidad - 90%
Gráficos - 80%
Sonido - 88%
8686%
Que nadie te diga lo contrario, Dragon Quest Builders no es otro clon de Minecraft. Es un juego que sabe destacar por si mismo y diferenciarse de su competencia. Añadiendo una interesante historia al mundo, una jugabilidad muy acertada, y un apartado audiovisual notable, este spin-off de la franquicia es un título más que recomendable. Estamos ante un juego con muchas posibilidades y pocos defectos, y eso no es algo común. Pese al escepticismo que pudiese generar en un principio unir una importante saga de JRPGs como Dragon Quest al mundo de los videojuegos de construcción, Dragon Quest Builders nos ha convencido por completo con su fórmula.
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