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Análisis Final Fantasy XV

Publicado el 16 enero 2017 por Jorge Farinós Ibáñez @Living_PS

Análisis Final Fantasy XV

Hemos tardado un poco más, pero ya os traemos nuestro análisis de Final Fantasy XV, la última entrega de esta longeva franquicia que parece no haber dejado indiferente a nadie.

La franquicia de Final Fantasy es una que prácticamente no necesita presentación, estos JRPG llevan entre nosotros 30 años (en diciembre de 2017 se cumple el trigésimo aniversario), aunque es innegable que sus últimas entregas han ido perdiendo esa «J» para adquirir un estilo y sistema más propios del los videojuegos de rol occidental, donde prima más la acción sobre los turnos y una historia más directa que el desarrollo más lento y con más texto de los juegos japoneses. Y casi podemos decir que Final Fantasy XV es el culmen de esa transformación.

Tomando como base el sistema de combate de Kingdom Hearts, Final Fantasy XV nos introduce en un rol más activo, deja de lado los turnos y el control de todo el grupo de personajes para darnos solo el de Noctis, el protagonista del juego, llevando un paso más allá lo que ya pudimos experimentar en la trilogía de Final Fantasy XIII, donde solo teníamos control sobre las acciones de Lightining, pero en el que aún teníamos cierto nivel de control sobre el grupo gracias a los roles y formaciones. Todo eso desaparece de Final Fantasy XV, dejando un juego más fácil de dominar, pero no por ello más fácil o menos interesante o entretenido de jugar. Es un Final Fantasy diferente a los clásicos, sí, pero si consigue engancharos, no dejaréis el mando hasta finalizar la historia y puede que entonces aún queráis seguir jugando, porque todavía podréis encontrar cosas por hacer y completar así el juego al cien por cien.

Análisis Final Fantasy XV

Un viaje que se complica

Hablaros a estas alturas de la historia que envuelve Final Fantasy XV quizás no tenga mucho sentido, porque seguro que ya os sabéis de sobra el punto de partida; el imperio de Niflheim toma Insomnia, la última ciudad del reino de Lucis, acabando con su monarca y robando la Santalita, un cristal a cargo de los herederos de Lucis para proteger al mundo de la oscuridad y los Cadentes que moran en ella (peligrosas criaturas que solo salen al amparo de la noche y las sombras). Esta parte de la historia apenas se nos narra en el juego, estando completa en la película Kingsglaives: Final Fantasy XV (así que puede que os perdáis algunas cosas si no la habéis visto antes de comenzar el juego). Nosotros tomaremos el control de Noctis, el príncipe heredero de Lucis, que en el momento de la caída de la ciudad está viajando con sus tres mejores amigos hacia Altissia y su boda con la oráculo Lunafreya, pero, evidentemente, los cuatro decidirán cambiar sus planes y comenzar un nuevo viaje, aquel que les llevará a reclamar de vuelta el trono de Lucis para Noctis. Para ello tendrán que buscar las armas ancestrales de Lucis y el beneplácito de sus Señores, así como la bendición de los Sidéreos, los dioses de este mundo de Eos.

No os contamos más, salvo que aunque la historia comienza fuerte, es inevitable que hacia el final notemos como flojea, más que nada por los evidentes recortes que se han hecho de la misma, dando así la sensación de que todo va muy rápido y muy directo hacia el final, dejando por el camino algún que otro interrogante sin resolver y el destino de algunos personajes sin aclarar completamente. Aún con todo, es probable que la trama logre engancharnos y querer ver el final, incluso con algunos detalles criticables que por no haceros spoilers, no discutiremos aquí.

Análisis Final Fantasy XV

Exploración, acción, el chico de los recados y algo de mapa desaprovechado

En lo que a jugabilidad se refiere, en Final Fantasy XV encontramos la típica de cualquier RPG, diferentes misiones principales nos irán haciendo avanzar en la trama, al tiempo que nos desviamos del camino para cumplir misiones secundarias y encontrar algún que otro secreto y localización oculta, de manera que iremos subiendo de nivel al ganar batallas contra diferentes enemigos, completar misiones secundarias y finalizar tramos de historia. La principal diferencia con otros juegos de la saga la encontramos en que en vez de empezar por la parte, digamos, más guiada de la historia, lo haremos por la parte explorable, ya que el juego pone, desde prácticamente el principio, a nuestra disposición un enorme mapeado para recorrer y explorar a nuestro gusto gracias al Regalia (el coche de nuestros viajeros y casi un personaje más del grupo) y los Chocobos, que una vez disponibles serán la mejor manera de viajar campo a través. Así tenemos toda una serie de regiones por descubrir, habitadas por diferentes tipos de criaturas, a las que algunas ni siquiera podremos acercarnos por diferencia de nivel, si bien es cierto que si seguimos un poco la progresión de la historia y no vamos a explorar a lo loco, los enemigos mantendrán un nivel más o menos a la par con el nuestro (salvo alguna excepción).

Así el comienzo del juego y durante un buen puñado de horas (que se pueden ir más allá de las 40 si sois completistas y de mirar hasta el último rincón del mapa) lo pasaremos en esta parte de mundo abierto del título, pudiendo hacer muchísimas misiones secundarias, ya sean encargos de NPCs con los que nos cruzaremos o batidas de caza de la Liga Meldacio, todas ellas con sus correspondientes recompensas en objetos y puntos de experiencia. Además, también podremos explorar libremente en busca de los mausoleos reales que no visitaremos durante la historia del juego y en los que encontraremos otras armas ancestrales para Noctis (y algunos están muy bien escondidos). Sin embargo, algo que no podemos dejar de señalar es que la mayoría de misiones secundarias no dejan de ser el típico «chico de los recados», sin más misterio que llevar un objeto del punto A al punto B, y que acabarán por hacérsenos repetitivas. Esto queda un poco salvado por la presencia de las mazmorras (el auténtico desafío del juego, sobre todo las partes a las que solo tendremos acceso una vez terminada la campaña principal) y alguna misión secundaria con algo más de enjundia que ir a buscar tomates, piedras o placas de miembros de la Liga.

Pero una vez que alcanzamos cierta parte de la historia, todo se acelera y la exploración se convierte en algo inexistente (al menos hasta conseguir cierta habilidad que nos permitirá seguir explorando Lucis y Altissia para completar tareas pendientes o subir de nivel), convirtiéndose en el juego en un «correpasillos» que nos llevará en línea recta hasta final de la historia. Y viendo los mapas de esas regiones que apenas tocamos, no podemos dejar de pensar en que es un montón de terreno y posibilidades desaprovechadas.

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Acampar y comer, algo necesario

Otro aspecto diferente respecto a otras entregas es la forma en la que subiremos de nivel. Aunque ganaremos experiencia de la forma habitual que hemos mencionado más arriba, no asimilaremos esa experiencia hasta que hagamos noche, bien en el campamento que el grupo puede levantar en los diferentes santuarios dispersos por el mapa, bien en algún hotel de alguna población, haciendo así hincapié en el hecho de que estamos ante un viaje. Al dormir asimilaremos la experiencia ganada y subiremos de nivel, además, si hemos hecho actividades relacionadas con las aficiones de los personajes (pescar con Noctis, las fotos de Prompto, cocinar con Ignis o caminar con Gladiolus), también subiremos el nivel de estas, hasta un total de 10, beneficiando al grupo con algunas ventajas pasivas. También ganaremos PH (puntos de habilidad, que también se ganan combatiendo y cumpliendo algunos requisitos), que podremos invertir entre los nueve árboles de habilidad que comparte todo el grupo (Dones de Lucis, Grupo, Condición, Exploración, Sistema de Batalla Táctico, Coro Espectral, Magia, Recuperación y Destrezas). Estas habilidades serán tanto pasivas como activas y nos ayudarán a volver a los personajes más poderosos y resistentes. Y comer también será importante, ya sean las recetas de Ignis en los campamentos o la comida de los restaurantes, estas nos darán diferentes beneficios temporales para la batalla (como tener más vitalidad, ser resistentes a algún tipo de daño o condición, tener más suerte a la hora encontrar objetos, ganar más experiencia, etc.).

Análisis Final Fantasy XV

Armas espectrales y Destrezas

En cuanto al sistema de combate, Final Fantasy XV abandona los turnos y las barras para pasar a un estilo más dinámico y rápido, pero en el que se pierde cierto componente estratégico y el control del grupo para centrarlo solo en Noctis (no muy diferente a lo que podemos encontrar en la saga Kingdom Hearts, como os decíamos al principio). De primeras, los veteranos del género y de la franquicia seguramente notarán una simplificación de los elementos del sistema de batalla que va más allá de eliminar los turnos por la acción real, con un estilo más propio del hack’n slash, como por ejemplo una reducción de las magias disponibles, que se quedan en tres elementales, Piro, Hielo y Electro (aunque se pueden combinar) junto a Sacro y Oscuridad (que no son exactamente magias, pero están presentes), y el hecho de que solo podremos controlar las acciones de Noctis en combate, dejando para la IA el control de Prompto, Ignis y Gladiolus. En general, la inteligencia y compenetración de los personajes está bastante lograda y salvo en los casos en que lancemos magias que les afecten por estar muy cerca de los enemigos (aquí echamos en falta algún comando que nos permita retirar al grupo para no provocar fuego amigo), los personajes que no controlamos se comportan bastante bien en combate, eso sí, los objetos curativos los administraremos nosotros en todo momento, teniendo acceso al inventario con tan solo pulsar el botón R2. También tendremos control sobre sus Destrezas, que se equipan como un objeto más (junto a las armas, la armadura y los accesorios) y que solo podremos tener activa una por personaje (cada uno puede aprender hasta cuatro y subir sus niveles también). Estas Destrezas consumirán segmentos de una barra de tres que se irá llenando durante el combate; nosotros daremos la orden de cuándo usar la Destreza en el transcurso del mismo.

Las magias también se equipan como objetos y para obtenerlas, Noctis tendrá que absorberlas de unos depósitos que encontraremos en el juego y combinarlas con otros objetos para catalizarlas y obtener así hechizos más potentes o con efectos secundarios (como muerte, debilitamiento, ralentización, etc.). El inventario se complementa con las armas (espadas, mandobles, lanzas, dagas, pistolas, escudos y máquinas), aunque, salvo Noctis que puede usarlo todo, el resto de personajes solo podrán usar dos tipos de armas determinados, los accesorios (que son los típicos de la saga con diferentes efectos, como aumentar la vitalidad o los PM, la fuerza, la entereza, el espíritu, evitar estados alterados o la muerte súbita, etc.) y las armaduras, que son las vestimentas de nuestros personajes, que podremos cambiar entre las que tengamos disponibles. Accesorios, armas y armaduras, junto a las comidas, tienen la característica de aumentar nuestros puntos de vida base, por lo que dependiendo de estas combinaciones, podremos tener más o menos vida durante los diferentes tramos de juego.

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Y si los amigos de Noctis tienen las Destrezas, él también tiene sus ataques especiales; por un lado el Coro Espectral, que son las armas ancestrales que iremos reuniendo al encontrar los mausoleos, y que al llenarse su barra medidora nos permitirá usarlas de maneras más rápida y contundente o gastar la barra de golpe al desatar Nova Espectral. Y por otro las invocaciones, que en Final Fantasy XV son los Sidéreos; sin embargo, su uso está bastante limitado y os costará saber qué condiciones son necesarias para pedir su ayuda, ya que tienen que cumplirse ciertos requisitos en el combate y la localización, más cierto componente de aleatoriedad, para poder invocarlos. Hay cinco en total y sus ataques son demoledores y espectaculares, aunque ya os decimos que se dejarán ver poco.

En definitiva, podemos decir que el combate en Final Fantasy XV se centra en la acción rápida y directa, más focalizado en el combate cuerpo a cuerpo y el uso de las armas, que en las magias o las invocaciones típicas de la saga, de hecho, si optamos por el sistema de batalla táctico podremos ver debilidades y resistencias de los enemigos de una manera sencilla y muy directa, dando como resultado algo mucho más dinámico, pero que nada tiene que ver con los JRPG tradicionales y sí más con los RPG de acción más propios de occidente. Algo que no es malo en sí, pero sí que aleja al juego del estilo al que nos tenía habituados la franquicia y que quizás deja muy simplificado su sistema de batalla, donde la estrategia reside en elegir el equipo más adecuado para cada enemigo (cosa que podemos hacer en cualquier momento del combate parando la acción) y que se ve todavía más claramente en algunas batallas contra jefes finales, que no dejan de ser secuencias de machacar botones o QTEs.

Análisis Final Fantasy XV

Eos, un mundo hermoso

Toda esta historia y jugabilidad se envuelven en un apartado técnico que, con sus fallos, es prácticamente de sobresaliente, con un entorno gráfico muy hermoso, sobre todo en la primera parte del juego, en esa sección de mundo abierto, y un sonido a la altura del resto de la franquicia.

Gráficamente, Final Fantasy XV luce espectacular, sobre todo, como decíamos, en su sección de mundo abierto, diferentes paisajes y entornos naturales, con una gran profundidad de dibujado, buen uso de texturas e iluminación, incluida la lluvia que calará a nuestros personajes, o el barro que se irá adhiriendo al Regalia, con el que recorreremos esta extensa zona, así como unas animaciones fluidas y con buenos movimientos tanto para personajes humanos como para las bestias y monstruos que tendremos que encarar, y los efectos usados para los combates, magias y ataques especiales, además de contar con un buen nivel de detalle en general. Aunque también encontraremos fallos puntuales, algunos de los cuales pueden entorpecer ligeramente la jugabilidad o afear el resultado final, pero que no son muy habituales. El fallo más recurrente que vamos a encontrar es el popping y la caída de fame rate de tanto en tanto. Y también notaremos una cierta caída de la calidad gráfica en la parte más guiada del juego, es decir en Altissia, Tenebrae y Niflheim (aunque de estos dos últimos sitios apenas vemos nada). Aun con todo, el juego nos regalará un apartado visual que en conjunto es realmente bueno.

En cuando al sonido nos encontramos un apartado de sobresaliente. A nivel de efectos sonoros poco podemos criticar, ya que tendremos una gran variedad que dotarán de vida el entorno en el que estemos en todo momento y haciendo de los combates algo todavía más espectacular. Mientras que la música, a cargo de Yoko Shimomura, nos acompañará con partituras que sabrán adaptarse al momento de juego y de historia, dando la epicidad y emoción necesarias cuando la escena las necesita. Suena a muy buen nivel y además, cuenta con los temas clásicos de la franquicia, que podremos oír al conducir el Regalia o mientras exploramos el entorno a pie si adquirimos cierto objeto en las tiendas. En cuanto a doblaje, tanto en japonés como en inglés, Final Fantasy XV cuenta con unas voces que darán vida y carácter propio a sus personajes, un muy buen trabajo, sin duda. El juego viene subtitulado al castellano.

Análisis Final Fantasy XV

Conclusión

Final Fantasy XV es un buen juego en sí mismo, entretenido, con una historia madura, un sistema de combate ágil y dinámico y un grupo de personajes con los que es imposible no encariñarse al final del camino. Es también un punto y aparte en la franquicia, pues deja atrás muchos de sus elementos para presentarnos un juego completamente nuevo, con entidad propia que os hará disfrutar de las 60-70 horas que puede alcanzar (pueden ser algunas más si queréis hacerlo todo) siempre y cuando no lo afrontéis con ideas preconcebidas o la sombra de la nostalgia de tiempos pasados. Esto puede gustar más o menos, pero es lo que hay; un juego bueno, con sus fallos, sí, en lo técnico, en la historia y quizás en una simplificación excesiva de algunos de sus elementos, pero que si os engancha al comienzo con la historia de Noctis y compañía, no querréis dejarlo hasta llegar al final. Merece la pena darle una oportunidad.

Historia - 80%
Jugabilidad - 80%
Gráficos - 90%
Sonido - 100%

88%

Final Fantasy XV es un buen juego en sí mismo, entretenido, con una historia madura, un sistema de combate ágil y dinámico y un grupo de personajes con los que es imposible no encariñarse al final del camino. Es también un punto y aparte en la franquicia, pues deja atrás muchos de sus elementos para presentarnos un juego completamente nuevo, con entidad propia que os hará disfrutar de las 60-70 horas que puede alcanzar (pueden ser algunas más si queréis hacerlo todo) siempre y cuando no lo afrontéis con ideas preconcebidas o la sombra de la nostalgia de tiempos pasados. Esto puede gustar más o menos, pero es lo que hay; un juego bueno, con sus fallos, sí, en lo técnico, en la historia y quizás en una simplificación excesiva de algunos de sus elementos, pero que si os engancha al comienzo con la historia de Noctis y compañía, no querréis dejarlo hasta llegar al final. Merece la pena darle una oportunidad.

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