Análisis God Eater 2: Rage Burst

Todas las capturas del presente análisis pertenecen a la versión de PlayStation 4

Aunque nos ha llevado algo más tiempo del esperado, por fin podemos ofreceros nuestra valoración final sobre God Eater 2: Rage Burst, la secuela del God Eater original, cuyo remake, God Eater Resurrection, se acompaña de forma gratuita con la compra de esta segunda parte, y de la que ya os dimos nuestro veredicto hace unos días atrás, como podéis ver aquí.

LA HUMANIDAD LO SIGUE PASANDO MAL

God Eater 2: Rage Burst está ambientado en el mismo universo que su anterior entrega. Seguimos pues en un mundo en el que la humanidad ha quedado diezmada por culpa de los Aragami, los monstruos que se dedican a matar los God Eater, los guerreros que portan armas God Arcs, las únicas que pueden dañarles. En esta ocasión, nuestro avatar, que como siempre podemos crear a nuestro gusto en un sencillo editor,  pertenece a Friar, otra de las organizaciones repartidas por el mundo con la misma función que tenía Fenrir. matar Aragamis. Organización, la del anterior juego, a la que se menciona en muchas ocasiones a lo largo de la historia. Como decimos nuestro personaje pertenece a Friar, y, en particular, a la unidad Sangre, formada con God Eaters capaces de realizar ataques especiales.

En resumen, la trama de la secuela es entretenida, y no tiene problemas en mantenernos interesados de principio a fin, aunque comete los mismos errores que su antecesor, ya que está plagada de estereotipos y momentos poco originales, por lo que no resulta tener una idea más o menos clara de hacía dónde avanza el argumento.

DESFASADO EN LO VISUAL, GENIAL EN LO SONORO

Si nos fijamos en el apartado visual del título, se repiten los mismos patrones de los que ya os hablamos en God Eater Resurrection. En este sentido, el juego tiene un buen diseño artístico, con personajes de estilo anime simpáticos y un original diseño de las criaturas. Además los escenarios son medianamente amplios y son muy variados, por lo que no existe el riesgo de que se vuelvan en exceso repetitivos. Pese a estos puntos positivos, claramente el motor gráfico está anticuado, muy lejos de lo que puede ar de sí una PlayStation 4, e incluso una PlayStation Vita. Es lógico si pensamos que se trata de un juego que se empezó a desarrollar para PSP, pero que más tarde vio la luz en las versiones que nos han llegado a Occidente, con una considerable diferencia de tiempo con respecto a su lanzamiento japonés. Elementos como las texturas, algunos efectos, o la baja carga poligonal de los escenarios, son los delatores de esta situación.

En cambio, de nuevo como ya sucedía en God Eater Resurrection, el apartado sonoro del juego es muy bueno. Empezando por el más que correcto doblaje al inglés, de la gran mayoría de los diálogos. Pero no temáis por el idioma que el juego nos llega con todos sus textos traducidos al castellano, por lo que no será este un inconveniente para su disfrute. Eso sí, no es solo el doblaje lo que nos ha gustado a nivel sonoro, también la elección de efectos de sonido, y la posibilidad de que las transmisiones se escuchen por el mando de PlayStation 4. Aunque por encima de todo, la banda sonora vuelve a rendir a un nivel esplendido, con una selección de temas que le dan ese toque anime al juego y que acompañan los diversos momentos de la partida de forma perfecta. Además, que muchas de estas canciones no son únicamente instrumentales, sino también con voces.

LA JUGABILIDAD, LO MEJOR

Para una explicación más detallada sobre la jugabilidad de God Eater 2: Rage Burst, os recomendamos que leáis el apartado dedicado a tal fin del análisis que dedicamos a God Eater Resurrection. En este sentido, ambos despliegan prácticamente las mismas características jugables. Tanto en uno como en otro hablamos de un action-RPG, para ser más concretos, un JRPG de caza de monstruos, subgénero famoso por la saga Monster Hunter.

Como en tantos otros juegos de este estilo, y en esto God Eater 2: Rage Burst no es una excepción, iniciamos la partida desde un cuartel general en el que gestionar toda una serie de opciones, como nuestro arsenal, la mejora de armas y armaduras, compra y venta de objetos, charlas con nuestros compañeros, y lo más importante, el acceso a las distintas misiones. Es en estas, que como siempre pueden hacer avanzar la trama, o simplemente ser trabajos opcionales, dónde toda la salsa del combate y la cacería tiene lugar.

Los esquemas jugables ya explicados en el anterior análisis se mantienen, pero en este hay algunas novedades. Aquí todos nuestros compañeros pueden alternar entre armas a distancia y cuerpo a cuerpo en cualquier momento, como podíamos hacer nosotros en la anterior entrega. Nuestro personaje ya no es especial por esa cualidad. En su lugar, lo es por sus poderes de Sangre, de los que también hacen gala sus compañeros, pero que no estarán disponibles de inicio. Estas habilidades permiten realizar algún tipo de acción especial y única, como ataques más potentes, o magias que afecten positivamente al grupo, entre otras.

El sistema de juego puede pecar de repetitivo, pero tiende a enganchar a medida que se le echan horas al juego y uno va familiarizándose con las distintas particularidades del mismo. Según se profundiza, se van descubriendo más elementos que ayudan al combate y lo alejan de un simple machacabotones, desde los patrones de ataque de cada Aragami, hasta las diferencias entre armas y efectos elementales. Todo hace un conjunto muy atractivo y satisfactoria de experimentar para el jugador. Y como es habitual en este tipo de títulos, el modo multijugador, con partidas online cooperativas de hasta cuatro jugadores potencia lo que ya en solitario resultaba divertido. 

CONCLUSIONES

God Eater 2: Rage Burst es un buen juego dentro del género action-RPG, especialmente el centrado en cazar criaturas de gran tamaño. Es cierto que a este hemisferio del planeta nos ha llegado más tarde de lo que debiera, y que eso se nota. Se nota en el desfase tecnológico que sufre, sobre todo. No obstante, al mismo tiempo es un videjuego muy divertido y que sabrá mantenernos pegados a la pantalla, a menudo sin que seamos plenamente conscientes de hasta que punto puede volverse adictivo. Tanto si somos fans de la saga, o entramos de nuevas en el universo de los God Eater, este pack que incluye remake de la primera entrega y su secuela, resulta inmejorable. Aunque hubiera podido llegar más lejos, God Eater 2: Rage Burst sigue mereciendo la pena.

Todas las capturas del presente análisis pertenecen a la versión de PlayStation 4 Aunque nos ha llevado algo más tiempo del esperado, por fin podemos ofreceros nuestra valoración final sobre God Eater 2: Rage Burst, la secuela del God Eater original, cuyo remake, God Eater Resurrection, se acompaña de forma gratuita con la compra de esta segunda parte, y de la que ya os dimos nuestro veredicto hace unos días atrás, como podéis ver aquí. LA HUMANIDAD LO SIGUE PASANDO MAL God Eater 2: Rage Burst está ambientado en el mismo universo que su anterior entrega. Seguimos pues en un… Análisis God Eater 2: Rage Burst Análisis God Eater 2: Rage Burst 2016-09-20 Luis Miguel Fernández

Historia - 75%

Gráficos - 70%

Sonido - 85%

Jugabilidad - 85%

79

79%

God Eater 2: Rage Burst es un buen juego dentro del género action-RPG, especialmente el centrado en cazar criaturas de gran tamaño. Es cierto que a este hemisferio del planeta nos ha llegado más tarde de lo que debiera, y que eso se nota. Se nota en el desfase tecnológico que sufre, sobre todo. No obstante, al mismo tiempo es un videjuego muy divertido y que sabrá mantenernos pegados a la pantalla, a menudo sin que seamos plenamente conscientes de hasta que punto puede volverse adictivo. Tanto si somos fans de la saga, o entramos de nuevas en el universo de los God Eater, este pack que incluye remake de la primera entrega y su secuela, resulta inmejorable. Aunque hubiera podido llegar más lejos, God Eater 2: Rage Burst sigue mereciendo la pena.

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