Análisis God Eater Resurrection

La llegada de este God Eater Resurrection a nuestro territorio es de lo más peculiar. Para empezar no se ha puesto a la venta como un producto independiente, sino que se adjunta de regalo con la compra de God Eater 2: Rage Burst, su secuela, de la que también publicaremos el análisis en unos días. Significa esto que la única manera de hacerse con este remake del primer God Eater, aparecido hace ya tiempo en la anterior portátil de Sony, PSP, es comprando previamente su secuela. No nos vamos a quejar, pues gracias a esta idea podemos disfrutar de dos juegos por el precio de uno, y de la serie God Eater al completo.

EL MUNDO SE HA ACABADO…OTRA VEZ

El punto de partida argumental de God Eater Resurrection es bastante conocido para los aficionados a los RPGs de caza de monstruos. En teoría, y en la práctica, el mundo ha sufrido una suerte de terrible cataclismo desde la aparición de las células Oráculo, que cuando se unen entre millones de ellas forman Aragamis, bestias de distintos tipos cuyo único propósito en la vida es consumir todo. Estos monstruos tan variados tienen la particularidad de ser invulnerables a cualquier tipo de arma, excepto a aquellas hechas mediante células Oráculo, como ellos. ¿Y quién posee esas armas anti-Aragami? Pues Fenrir, una organización que reúne bajo su ala a algunos de los últimos seres humanos de la Tierra, y que tiene bases móviles distribuidas por todo el globo. Desde estas bases operan los God Eater, los guerreros humanos que armados con armas celestiales anti-Aragami, combaten y dan caza a esta nueva fauna que está devorando la Tierra. El, o la, protagonista, un alter ego que creamos nosotros a nuestro gusto en un completo editor, pertenece a un nuevo tipo de God Eater, capaz de blandir un arma que puede usarse a larga distancia y cuerpo a cuerpo.

Lo cierto es que no es la primera vez que vemos este mismo esquema de guión en un juego de este subgénero, ya hay ejemplos, como Toukiden, que también te ponen en la situación de mundo controlado por monstruos/demonios que tenemos que dar caza para defendernos, pues somos los últimos humanos y estamos en una organización que tiene esa misión como objetivo. Hasta el hecho de que seamos un recluta especial es un leit motiv que se repite en otros títulos similares. Es por tanto una trama muy poco novedosa, que aunque puede generar cierto nivel de interés, tendremos la sensación constante de saber que esto ya lo hemos jugado. En su defensa diremos que God Eater Resurrection es un remake, y por tanto el argumento podía resultar más original en el momento en que apareció su versión original, pero no obstante, para el aficionado a este subgénero que llegue de nuevas,  no le va a parecer novedoso, sobre todo con la cantidad de juegos que hay semejantes en PlayStation Vita. No tantos, eso si, en PlayStation 4.

También a su favor hay que decir que nos llega traducido al castellano en todos sus textos, algo que muchos celebrarán, dada la cantidad de juegos japoneses que son lanzados sólo en inglés, en teoría por la poca cuota de mercado que tienen.

VISTOSO, PERO OBSOLETO

A nivel visual el juego está muy alejado de lo visto en otros juegos de PlayStation 4. Se nota claramente que se trata de un remake realizado con el motor gráfico de God Eater 2, el cuál es un juego que aunque se lanza ahora, tiene más de tres años de antigüedad a sus espaldas. Por ejemplo, las capturas que aquí os mostramos corresponden a la versión para la consola doméstica de Sony, y como puede verse, ni siquiera logra ocupar toda la pantalla, dejando a su alrededor unos bordes negros. Eso no quiere decir que el juego sea feo, o tenga unos gráficos pobres; éstos son vistosos y poco más, el estilo anime y colorido de los personajes agradan a la vista, pero en conjunto, está claramente por detrás de otros juegos similares.

En cambio, que God Eater Resurrection esté muy lejos de ser un portento visual hace quedar mejor a la versión de PlayStation Vita que sufre recortes menores. La única diferencia apreciable con respecto a su hermana mayor, es que la versión portátil tiene menos resolución, luciendo algún que otro borde con dientes de sierra, y si que ocupa toda la pantalla de la consola. Por lo demás, son prácticamente idénticas, salvo que en PlayStation Vita hay más juegos con gráficos parecidos.

El sonido, por su parte, derrocha personalidad, y es uno de los puntos que más nos han gustado del juego. Los efectos cumplen, y el doblaje inglés es bueno, con muchas voces reconocibles para los seguidores de juegos japoneses; además con algún que otro efecto divertido, como el que las transmisiones por radio suenen por el altavoz del mando, y no de la televisión en la que jugamos, lo que le da cierto realismo, y la primera vez que sucede asusta. Pero lo que nos ha encantado ha sido la música. Abarca distintos tipos de estilos, desde el rock a lo electrónico, pasando por algo más sinfónico, pero cada tema está muy trabajado, y hace de cada misión un acontecimiento, reforzando la sensación de epicidad o de estar en un capítulo de una serie anime. God Eater Resurrection es una pequeña gozada en este sentido.

TOCA EXTINGUIR A LOS ARAGAMI

God Eater Resurrection utiliza el mismo esquema que otros RPGs de caza de monstruos, esto es, dispone de una base desde la que organizar nuestro arsenal, gestionar las partidas guardadas, examinar nuestro correo, etc; y luego la caza se realiza en escenarios cerrados accesibles mediante un menú de misiones, que las agrupa por dificultad y si continúan la trama o son encargos secundarios y opcionales.

En este caso el centro de operaciones es la base móvil de Fenrir a la que llegamos como recluta. Aquí, como ya hemos dicho, podemos consultar nuestro correo desde los terminales colocados con dicho propósito, comprar todo tipo de objetos y equipo al vendedor o hablar con el resto de God Eaters y habitantes de la base de Fenrir. También aquí podemos organizar nuestro inventario y arsenal, configurando el tipo de arma y objetos que llevaremos en cada misión, siempre teniendo en cuenta a qué monstruos tendremos que hacer frente, y cuáles son sus debilidades. Aparte, también aquí invertiremos la experiencia ganada por nuestros acompañantes para adquirir mejoras para ellos, y hasta podremos fabricar nuevas armas y equipo, o mejorar el que ya poseemos, con los materiales obtenidos en las misiones. La base, es en esencia, el lugar desde el que gestionar todos los preparativos previos a las misiones, así como desde dónde elegiremos qué misión realizar.

Las misiones como ya hemos mencionado están divididas por su dificultad, y por si pertenecen a la historia principal, o si se trata de tareas secundarias. Sean del tipo que sean, todas cuentan con un temporizador, que marca el tiempo del que se dispone para completarlas, y de la misma manera se nos informa de qué criaturas harán acto de presencia, y en qué escenario combatiremos. Por supuesto, no todas estarán desbloqueadas de inicio, e irán estando disponibles a medida que progresemos en la historia. Una vez seleccionada qué misión queremos, y quién nos acompaña (si se nos da la posibilidad de elegir), toca pertrecharse y desplegarse en el campo de batalla.

Ya en combate nuestra labor suele ser acabar con las criatura o criaturas objetivo antes de que el temporizador llegue a cero. Normalmente los Aragami están repartidos por el escenario, que es cerrado, y por tanto no se puede huir de él, ni está interconectado con otros campos de batalla del juego. Éste suele ser amplio y tener zonas con varios niveles de altura, así como recovecos y zonas más amplias, es decir, que ofrece cierta libertad de movimientos y cierta variedad como para plantear estrategias en la caza.

Para matar a los Aragami, haremos uso de nuestro arsenal, que consiste en un arma con una versión cuerpo a cuerpo y otra a distancia; basta pulsar un botón para cambiar de un modo a otro. A su vez, dentro de cada modo, hay varios estilos de armas, como lanzas, espadas cortas o inmensos mazos y escopetas, rifles de precisión o cañones. Solo podemos tener un tipo de arma de cada estilo de combate, por lo que hay que elegir sabiamente si en una misión usaremos una lanza, o una espada corta, por ejemplo. De hecho, esta es una de las mejoras que incorpora el remake con respecto a la versión original del primer God Eater, puesto que hay armas y estilos que aparecieron por primera vez en la secuela, y están disponibles en este God Eater Resurrection.

Las armas cuerpo a cuerpo tienen dos tipos de ataque, uno más fuerte y otro más débil, y pulsando repetidas veces el cuadrado o el triángulo, haremos combos. Las armas a distancia, lo que tienen son distintos tipos de munición, por lo que según la que elijamos en cada instante, podemos hacer todo tipo de daño elemental, como fuego y hielo, o incluso curar a nuestros compañeros. Además también podemos usar todo tipo de objetos de ayuda, desde items curativos, a granadas aturdidoras.

Pero ahí no termina la compleijidad y las posibilidades del sistema de combate en God Eater Resurrection. Porque todos los Aragami, pero especialmente los más grandes, son más débiles o resistentes en según qué zonas de su anatomía. Así, golpear el rostro de un kongou es más eficaz que atacar indiscriminadamente su lomo. De esto nos daremos cuenta mediante ayudas visuales, con efectos de ataque que tienen colores diferentes, o armaduras rompibles en las bestias. No obstante, no llega al nivel de posibilidades que ofrecía el sistema de amputaciones de Toukiden, por ejemplo.

Y esperense que todavía hay más, como la capacidad de nuestra arma para devorar Aragami y obtener materiales, la capcidad de usar un escudo, o el sistema de órdenes que podemos dar a nuestros compañeros. En resumen, todo ello hace de la caza el verdadero plato fuerte de la jugabilidad, como no podía ser de otra manera. Las variables y estrategias que podemos llevar a cabo son enormes y no empezaremos a ser conscientes de ello hasta bien avanzada la partida, puesto que ls misiones iniciales son tan sencillas que pueden superarse simplemente machacando botones.

Como no podía faltar, en un juego de este tipo, también hay un componente multijugador, que ofrece la posibilidad de superar las distintas misiones en grupo, lo que se convierte en un auténtico reto de coordinación en los Aragamis más terribles. Aumenta aún más la rejugablidad de God Eaer Resurrection, y se disfruta también en mayor medida que en solitario, pero no es un modo muy poblado.

CONCLUSIONES

God Eater Resurrection es un RPG de caza que nos ha llegado un poco tarde a Occidente. Se nota en que algunas de sus virtudes se han visto ya múltiples veces en juegos similares aparecidos con anterioridad. Eso le resta un poco de sorpresa y novedad, pero también debemos añadir que el juego se mantiene sólido en otros apartados, como la jugabilidad. Las posibilidades que ahí demuestra son muy variadas y el multijugador es un extra más que agradecido. En cualquier caso God Eater Resurrection es un más que bienvenido regalo con God Eater 2: Rage Burst y la adquisición de ambos merece la pena para cualquier fan de este tipo de videojuegos.

La llegada de este God Eater Resurrection a nuestro territorio es de lo más peculiar. Para empezar no se ha puesto a la venta como un producto independiente, sino que se adjunta de regalo con la compra de God Eater 2: Rage Burst, su secuela, de la que también publicaremos el análisis en unos días. Significa esto que la única manera de hacerse con este remake del primer God Eater, aparecido hace ya tiempo en la anterior portátil de Sony, PSP, es comprando previamente su secuela. No nos vamos a quejar, pues gracias a esta idea podemos disfrutar de dos… Análisis God Eater Resurrection Análisis God Eater Resurrection 2016-09-05 Luis Miguel Fernández

Historia - 70%

Gráficos - 75%

Sonido - 85%

Jugabilidad - 85%

79

79%

God Eater Resurrection es un RPG de caza que nos ha llegado un poco tarde a Occidente. Se nota en que algunas de sus virtudes se han visto ya múltiples veces en juegos similares aparecidos con anterioridad. Eso le resta un poco de sorpresa y novedad, pero también debemos añadir que el juego se mantiene sólido en otros apartados, como la jugabilidad. Las posibilidades que ahí demuestra son muy variadas y el multijugador es un extra más que agradecido. En cualquier caso God Eater Resurrection es un más que bienvenido regalo con God Eater 2: Rage Burst y la adquisición de ambos merece la pena para cualquier fan de este tipo de videojuegos.

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